"A las mujeres nos cuesta bastante tiempo reconocernos como productoras"
Amparo Sánchez, cantante de Amparanoia | Entrevista
Amparanoia publica su disco más personal después de 15 años de silencio en los que su líder ha aprovechado para cultivar su carrera en solitario, escribir dos libros y crear un sello propio
Granada/Amparanoia regresa después de 15 años de silencio. La banda granadina eligió el día de Año Nuevo para publicar una decena de "canciones para que acompañen en un despertar colectivo", afirma su cantante, Amparo Sánchez ( Jaén, 1969), al otro lado del teléfono desde Barcelona donde se ha quedado atrapada por el temporal. Himnopsis Colectiva (Mamita Records) se trata del trabajo "más personal" del grupo donde animan a vivir en el ahora, a valorar el perdón (a uno mismo y a los demás); y a presumir de nuestras raíces. Himnos vitalistas de amor y buena onda que suenan a cumbia, rock, reggae, pop y electrónica. Durante todo este tiempo, Sánchez ha aprovechado para cultivar su carrera en solitario, trabajar como productora, escribir dos libros y crear un sello propio. Casi nada en la brillante trayectoria de esta mujer luchadora que hace 25 años se fue con una guitarra, una mochila y un hijo a cuestas rumbo a Madrid para triunfar en la música.
-En primer lugar, ¿cómo ha pasado estos meses de pandemia?
-Ha sido un proceso. Todos nos quedamos en shock al ver cómo se detenían nuestras vidas. En mi caso, vi como se iban aplazando o cancelando los conciertos. Cuando pasaron los meses y entendí que esto iba a durar más de lo que creíamos, empecé a pensar en el plan alternativo. Ya habíamos empezamos a trabajar en la maqueta del nuevo disco con Amparanoia. Algunas partes de esa maqueta ya la habíamos trabajado online, vía mail. A finales de julio vino la banda y pudimos grabar. El resto lo hicimos por correo, enviándonos pistas. He escrito también mi segundo disco y he dedicado mucho tiempo a mi sello discográfico, Mamita Records.
-A raíz de la crisis, muchas personas se han replanteado su estilo de vida. ¿Ahora somos más conscientes de las cosas que de verdad importan?
-Sí, claro. Esa lección en mayor o menor medida le ha llegado a todo el mundo. No podemos controlar nada. Yo no he podido viajar este fin de semana y no ha pasado nada. Todos entendíamos que había este problema meteorológico. Llevábamos un ritmo de vida vertiginoso y no teníamos tiempo de nada. Queríamos que esto parase. Muchos han podido pasar más tiempo con la familia o consigo mismo y establecer un diálogo interior. A veces con tantas actividades externas se tapa mucho lo que está pasando por dentro. Para mí, esta pandemia ha sido una gran oportunidad para conocerme más. He aprovechado para estudiar y tocar piano. Hemos tenido el regalo del tiempo.
-Precisamente, el nuevo trabajo de Amparanoia trata de despertarnos de la Himnopsis Colectiva. ¿Qué cosas nos han hecho más indolentes a los problemas de los demás?
-Ese mismo ritmo de vida frenético. Ese piloto automático que nos ponemos y que te deja poco tiempo para la reflexión. Pelear por tu propia vida te impide ver al de al lado. Fíjate con esto de los aplausos, algunos han conocido a sus vecinos y han entablado relación a través de los balcones después de vivir tanto tiempo en el mismo edificio. Siempre estamos rodeados de lo que necesitamos, pero si no tenemos el tiempo y la consciencia para ver lo que tenemos alrededor es complicado. Eso sumado al ritmo de vida, lo duro que es conseguir lo que necesitamos para vivir y pagar tus gastos. Muchas personas se han preguntado estos meses si quieren seguir en el mismo trabajo, con la misma pareja o en la misma ciudad. Algunos incluso han pensando en esa vocación que nunca desarrollaron. Ha sido un momento de bastante despertar.
-En el disco anima a un despertar colectivo que es también el suyo. ¿Cuánto ha cambiado Amparo Sánchez en los últimos 15 años?
-En esencia me siento la misma, pero todo ha cambiado. Lo que para mí era el éxito, a dónde quería llegar o las cosas que quería hacer. Ese entusiasmo y esas ganas de aprender siguen ahí. Ahora tengo otra mirada sobre mi paso por el mundo o lo que puedo dejar en forma de canciones, con el trato diario con mi gente. Antes no tenía la paciencia para escuchar y estaba más en mi propio mundo, con la agenda siempre llena. Me he dado cuenta de bastantes cosas en los últimos años a raíz de la creación de mi propio sello discográfico. Fue un paso más en la independencia que llevaba practicando hace mucho. Sin embargo, me había ligado a sellos con los que no pasaba nada. Era un poco frustrante. Ahora es todo lo contrario: hay mucha ilusión en cada lanzamiento.
-Hablando de ilusión. En El día que no, todo un himno vitalista, anima a aprovechar el presente. Dice "el tiempo es todo lo que tengo".
-A veces las canciones suelen tener mensajes premonitorios. Ya me ha pasado en otras ocasiones. Todos los temas de Himnopsis Colectiva ya estaban decididos desde febrero. El título si surgió en mitad de la pandemia. Se tratan de himnos y canciones que ayuden a despertar a la gente. Que animen a valorar el tiempo, la familia, lo valioso y necesario que es el perdón a uno mismo y a los demás, a vivir en el ahora. Mensajes que ayudan a salir de esa hipnosis de que la vida es levantarse, trabajar y volver; esa espiral en la que la humanidad nos vemos metida.
-Me gusta mucho eso que dice del perdón. Vivimos en un mundo polarizado donde el odio está a flor de piel. En Cumbia perfecta canta: "Me llamaron para quemarme y yo los invité a bailar".
-Esa canción deja algo muy claro: cuando las mujeres nos unimos el mundo tiembla. Se ataca a la mujer en muchos ámbitos. No ayuda nada la radicalización de opiniones en las redes. Es muy triste. No vengas a quemarme con ideas que no llevan al amor. Cómo podemos vibrar: cantando, bailando, sintiendo lo mismo que el otro. Desde el amor y la buena onda.
-Cumbia perfecta es un homenaje a las marchas feministas en América Latina. ¿Qué podemos aprender de nuestras hermanas latinoamericanas?
-He tenido la oportunidad de pasar varios 8 de marzo en Argentina y México. Es de las experiencias más esperanzadoras que he vivido nunca. Veía a mujeres de todas las edades y de diferentes ideologías vivir el hecho de ser mujer con el mismo objetivo. Cuando apareció todo el movimiento de Ni una menos fue hermoso. Era la primera vez que tantas mujeres salían a la calle para gritar basta ya de asesinatos. En Latinoamérica llevan muchos años luchando por sus derechos como pueblo invadido, con gobiernos muy crueles y mucho sufrimiento. La gente allí sale más a menudo a la calle a reivindicar sus derechos.
-En Yo te doy habla de tratarse de igual a igual en una relación. ¿Le sorprende cuando lee sobre relaciones tóxicas en pleno siglo XXI, de jóvenes que se controlan y se espían el móvil?
-No hay que olvidar que los jóvenes son un reflejo de la sociedad, del entorno y de los mayores. Absorben como esponjas. A mí me encanta estar con personas jóvenes porque ahí está la llave para que todo esto cambie. Hay jóvenes que siguen con el control, la violencia y las relaciones tóxicas. Relaciones tóxicas son todo aquellas donde existe todo lo contrario al amor: controlar a la persona, manipularla. Muchas de las relaciones entre humanos, sentimentales o incluso intrafamiliares, son tóxicas. Ese es uno de nuestros grandes retos: trabajar las relaciones en cada edad.
-Cuando usted empezó en la música no había tantas mujeres como ahora. ¿Igualmente, siguen faltando féminas en los estudios de grabación y en los altos mandos de discográficas?
-Sí. En los sellos siempre ha habido mujeres muy competentes pero no han ocupado los puestos de poder y decisión. Podemos pedir que haya más instrumentistas y que los grupos cuando se monten piensen en meter a chicas, que sean más mixtos. Hacen falta más mujeres técnicas de luces, sonido, monitores, backline. Hay algunas, pero son la minoría. Donde tenemos que subir el número es en los estudios. En Granada tenemos a una buenísima: Elena González, Elenaiser. Pero es de las pocas mujeres en los estudios. Muchas artistas se producen a ellas mismas. Nos cuesta mucho tiempo reconocernos como productoras, algo que a nuestros compañeros masculinos no les cuesta nada.
-Algunas cantantes me han contado que algunos hombres les han llegado a preguntar en el estudio si componen las canciones.
-Ah, bueno, eso siempre. Esa pregunta la hacen siempre. ¿Las canciones son tuyas? ¿Pero todo lo haces tú? Creerte tú como mujer que eres productora te lleva un tiempo. A mí me llevo un tiempo. Tenía la imagen de productor como el que hacía todo. Yo trabajo rodeada de un equipo. Pero tenemos la idea de que un productor lo hace todo.
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