Antonio Arias: "La prensa que ignoró 'Omega' por suerte ya ha desaparecido"

Entrevista

Lagartija Nick vuelve a los escenarios con 'El perro andaluz', un disco homenaje a la Generación del 27 y a Buñuel, pero también a Lorca y Val del Omar

Imagen promocional del grupo. / A. García Olmedo

Un hombre apoya la cabeza de una chica contra su cuerpo, con una mano agarra la cabeza y con la otra sostiene una navaja de afeitar que se acerca al ojo de ella. Esta es una de las escenas más reconocibles de Un perro andaluz (1929) el corto dirigido por Buñuel (y escrito a cuatro manos con Dalí) que supuso un momento culmen del cine surrealista. Pero, como todo en el mundo cultural, esta obra no estaba suspendida en el vacío y la relación del director con este ismo viene de mucho más atrás, de hecho un par de años antes el de Calanda ya había dado forma a un poemario, titulado precisamente El perro andaluz, en el que ya se dejaban ver varios de los rasgos estilísticos que después definirían su cine.

Esos pocos poemas han bastado también, un siglo después, para inspirar el nuevo trabajo de Lagartija Nick, que toma como base los versos del director exiliado a México, pero también de otros miembros de la Generación del 27, como Val del Omar (miembro extraoficial) y, por supuesto, Lorca, que ejerce como tótem de este grupo de artistas, como reconoce Antonio Arias (Granada, 1965), líder de la formación de rock, quien califica a Buñuel como un "cine-poeta" al tiempo que ve similitudes entre la Generación del 27 y los Sex Pistol.

Pregunta.¿Cómo definiría la poesía de Buñuel?

Respuesta.Buñuel es un peso surrealista en el mundo, pero con un impacto, una impresión y una violencia que rompe la sofisticación del surrealismo francés. Es surrealista antes que Lorca, es muchas cosas antes que nadie, pero sin embargo está en la órbita de creación de un momento importante, por su unión con Dalí, con Lorca, que le influiría a la hora de escribir, pero su poesía es anticipativa dentro del surrealismo. Es muy sugerente y muy atractivo trabajar con ese tipo de poemas, porque puedes tirar para cualquier sitio, puedes trabajar con cualquier cosa, es tan abierta la poesía como la música que puedes hacer. Además sus obsesiones fílmicas se repiten y se repiten en sus versos, entonces están todos los elementos que puedes reconocer fácilmente en el cine de Buñuel.

P.Precisamente el turolense no es solo poesía, también es cine, es música, ... ¿Cómo ha sido el proceso de trabajar con un artista tan polifacético?

R.Lógicamente su faceta cinematográfica tapa cualquier otra porque dentro del cine es un tótem, pero no fue complicado, él decía que, en sus poemas, si le pones un número a cada verso, tienes un guión de cine y creo que es verdad. Él es un cine-poeta, aplica su poesía a su cine, hay puentes en sus versos que te unen con esa obra y quiero pensar que espiritualmente nos ha apoyado, porque ha ido todo muy fluido. De hecho, teniendo las letras, la música es un juego, y si las letras tratan de reflejar un mundo pues todavía es más divertido. Se sufre, claro, porque trabajas la obra de alguien y quieres estar a la altura, pero no deja de ser un ejercicio divertido.

P.¿Cómo se traslada ese trabajo con la poesía al proyecto El perro andaluz?

R.Buñuel nos da una invitación artística, tanto personal como grupalmente. Gracias a la poesía de Buñuel y que él tiene ya un poemario titulado El perro andaluz, que con la posterior película Lorca se sintió muy deprimido y afectado, eso nos da la posibilidad artística de traer de nuevo al poeta, como insultado pero dándole la vuelta a ese planteamiento. Ahora no está insultado, está reivindicado para nosotros. Y al mismo tiempo eso nos da la posibilidad de jugar en directo con Lorca y Buñuel y si incorporamos a otro contemporáneo como es Val del Omar y los hermanamos y los ponemos en contexto y todo con la figura de Lorca, que es el tótem de todos, es el paria que surge con más fuerza a posterior, nos da mucho juego para unir a estos artistas que tanto nos interesan y ponerlos a dialogar en un espectáculo en directo.

P.Precisamente, ya trabajaron con textos de Lorca en Omega, tienen un disco sobre el trabajo de Val del Omar y ahora Buñuel, ¿qué les atrae tanto de la Generación del 27?

R.Es una cultura interrumpida por los acontecimientos que hubo, que los dispersaron, aunque ellos ya se estaban antes dispersando no hay que echarle la culpa a la guerra (risas). De cualquier forma, eso influyó en que su legado fuera pisoteado y olvidado hasta hacer pensar que eso no ocurrió, pese a que fue la influencia más grande de la cultura española. Por otro lado es un grupo que se comporta como estrellas, como un grupo de rock, pero no un grupo de rock al uso, sino como los Sex Pistol, rompiendo las normas, con provocación. Son muy rompedores. Por un lado queremos tender un puente mental entre 2022 y 1922 con la música y las letras y por otro valorar la valentía que tenían sus propuestas y pensar que eso no murió y que es la máxima influencia de este país, aunque la guerra y el franquismo consiguieron darle la vuelta a la tortilla y hacer a los tontos listos y a los listos tontos.

P.¿El disco entonces es un ejercicio de justicia histórica?

R.Creo que cualquier artista de este país que tenga un poco de integridad siempre busca un poco resarcir lo que se destruyó durante cuarenta años con la intención de apartarlo de nuestra vista. Que me parece muy bien, el fascismo es a lo que se dedica, pero ahora que lo comentas sí que es un ejercicio de memoria histórica y justicia.

P.José Ángel Mañas sostiene que leer a los clásicos de la literatura es conversar con los mejores pensadores de la historia, ¿ocurre lo mismo en el caso de la música?

R.Sí, claro. Por ejemplo, en el caso de la Generación del 27, son gente que estaba muy atenta a los movimientos culturales de su momento, por ejemplo estaban muy influenciados por el nacimiento del cine o por la obra inicial de Freud, y eso queda patente en su trabajo.

Portada del disco / G. H.

P.Yo creo que a veces nos contemplan por delante por detrás por los costados unos ojos rencorosos de gallina”, escribía Buñuel en uno de sus poemas. Esas letras casi parecen prever el mundo actual, donde estamos vigilados constantemente por las grandes compañías a través de nuestros móviles.

R.Estoy de acuerdo. Pero es una observación peligrosa, estamos siendo observados con una intencionalidad, con una amabilidad, el algoritmo se va presentando, nos va conociendo hasta que sea capaz de distanciarnos a nosotros mismos, nuestra psique del resto del cuerpo. Es como La invasión de los ladrones de cuerpos (risas), eso es lo que está haciendo Internet, creando réplicas que luego pondrá a funcionar. Pero bueno, cuando apareció la ballesta también parecía que iban a morir todos, bueno algunos más sí que murieron (risas), pero no tantos como se pensaba. En el caso de los móviles y los ordenadores, compara esos problemas con todos los beneficios que obtenemos, para trabajar, para estudiar, para ponernos en contacto. Personalmente, no comparto esa idea de acabar con la tecnología para vivir mejor, porque eso es una distopía.

P.De entrada, el disco parece algo más optimista que los anteriores ¿qué ha pasado en estos años para dar ese cambio?

R.El trabajo se realizó en dos fases de composición, una la puesta en escena del festival [Abycine] de cine y luego en la pandemia darle forma a otros poemas. La poesía ya al principio la interpretaba mucho más lúdica así que nos daba la positividad de darle color, ya que el disco se abre a tantísimas formas y no plantea en ningún momento ninguna distopía como en Los cielos cabizbajos que eran los poemas sinfónicos de mi hermano Jesús. Ahora nos daba la posibilidad de enseñar los colores de nuestra bandera, que son bastante amplios y tenemos muchas ganas de, musicalmente, dar alegrías y representar esa parte tan fuerte que es lo lúdico, lo sensual de la obra de Buñuel. Este proyecto nos daba la posibilidad de colorearnos bastantes, que es lo que hemos hecho.

P.Hablando de Los cielos cabizbajos, es un disco que vuelve a estar vigente con la guerra de Ucrania, ¿está el ser humano condenado a los conflictos bélicos?

R.Siempre se ha vivido en guerra, siempre que estudiamos una parte de la historia, vemos que las rupturas sociales vienen asociadas a la guerra. Es tristísimo que consideramos que las fronteras siempre han estado hechas, pero se hicieron a base de hostias y se van a mover todavía más. También nos han dicho sobre Los cielos que es un disco anticipativo de la guerra y qué va, lo que pasa es que mi hermano tuvo el acierto de acercarse a las víctimas, cosa que nadie hace ni nadie hará, porque nadie quiere ponerse al lado del perdedor, pero también tenemos que luchar, hay una guerra contra la guerra, pero creo que las mismas ganas que tiene la gente de pelear, la tiene de la paz, la pregunta entonces sería si triunfa la violencia

P.¿Triunfa la violencia?

R.No lo sé (risas), supongo que no. Lo que triunfa es la muerte.

P.Hablando de cambios, han pasado casi tres décadas desde que se publicó Omega ¿la sociedad escucha ahora sin prejuicios este tipo de música o siguen sintiendo cierta reticencia?

R.Yo también pasé por la fase de culpar al público de la mala recepción que tuvo ese disco y todo lo que nos costó reivindicarlo, pero lo que he visto es que desde hace un tiempo las nuevas generaciones de artistas lo han mirado siempre con mucho cariño, pero sobre todo lo que he visto es un cambio en la prensa. Ten en cuenta que el disco no fue siquiera criticado por la prensa cuando salió, fue el mejor disco del siglo y no se habló de él. Lo que ha cambiado realmente es la generación de periodistas que tanto daño le hizo al disco, no porque lo atacaran (que algunos también), sino porque lo ignoraron, pensando que eso de mezclar flamenco y rock no era bueno, la gente ahora puede ser manipulada e Internet lo muestra, y si todo el oficio periodístico se te pone en contra no puedes hacer mucho más. Hoy pienso que la culpa la tuvo la prensa, que ha dominado los medios durante un tiempo, pero ahora que esa prensa que lo ignoró, por suerte, ha desaparecido, esa música está resurgiendo.

P.Ya que menciona Internet, este también permite acceder a música libremente, sin el filtro de la prensa. Eso también ayuda.

R.Claro. Cuando esa música se ha visto libre para la gente y no dominada por las críticas y el deseo de fiestas que siempre hay en el mundo de la música, ha empezado a ser escuchada. Pero bueno, no me importa, yo estoy bien, pero es por meterme con alguien (risas).

P.También este año Enrique Morente cumpliría 80 años ¿se le echa de menos?

R.Todos los días. Todos los días sigue influenciando, porque tenía esa forma de ser, de estar, de decirte las cosas y ese sentido del humor tan afiliado. A Enrique se le echa de menos y en unas fechas como estas a todos se nos encoge el corazón de pensar todo el tiempo que hemos perdido de no tenerlo, porque era divertido, profundo, muy humano, compañero, amigo y un genio de la música y una persona con la que siempre aprendías y ahora se le echa tanto en falta porque sigue siendo una postura tan libre ante la vida. Y cada año que pasa sin él vemos lo único que era.

P.Saca el disco con Montgrí, un sello pequeño e independiente ¿cuál es su relación con las grandes compañías?

R.Antes en la antigüedad se trabaja con las compañías a largo plazo. Hoy se trabaja de forma simbiótica y que aporten al proyecto, creo que los proyectos se benefician en cuanto no están en esas dos o tres manos en ese mercado único que son las compañías de discos. Cuando sacamos Los cielos, nuestro manager nos propuso trabajar con ellos, que tienen una forma de trabajo muy de cooperativa, donde todos aportamos trabajo, experiencia e ideas, y se demostró en el éxito del disco, que era muy difícil de colocar en una gran compañía, porque nadie quiere tratar esos temas y como consecuencia decidimos volver a confiar en ellos en este disco, que además es más conceptual y tampoco tiene buen encaje.

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