"Antonio supo representar todos los estilos de la danza española"
El bailarín madrileño ofrece esta noche en el Teatro del Generalife un espectáculo que es un repaso y un homenaje a la trayectoria del sevillano Antonio el Bailarín
El director del Ballet Nacional de España desde septiembre de 2011 quería que el espectáculo que esta noche se disfrutará en el Teatro del Generalife "oliese" a Antonio Ruiz Soler, Antonio el Bailarín, llevar "el pellizco" y el "sabor" de sus coreografías de época a la actualidad, porque "actualmente se baila de una manera muy diferente": "Hay que adecuar la técnica actual, que ha evolucionado muchísimo, a la coreografía de antes. Además Antonio tenía una personalidad arrolladora que tiene que quedar reflejada". Un arduo y "maravilloso" trabajo de documentación a través de los artistas que estrenaron con él que ha permitido incluso crear una escenografía idéntica a la original para este viaje en el tiempo.
-Antonio el Bailarín estrenó su compañía y el Teatro del Generalife en 1953 dentro del marco del Festival de Música y Danza, que desde entonces empezó a incluir baile español en su programa -y en la mayoría de los casos contando con él-. ¿Qué supone ahora volver a este escenario con una obra dedicada a su memoria?
-Como actual director del Ballet Nacional de España me hace muchísima ilusión porque yo creo que allá donde esté, va a disfrutar muchísimo de la velada. Y yo, personalmente, me siento muy privilegiado y muy feliz de poder presentar un espectáculo completo con obras de Antonio Ruiz Soler, porque desgraciadamente hasta el estreno, en julio del año pasado en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, no se le había rendido un homenaje más que merecido a un artista que ha dado tanto a la danza española y al que le debemos tanto los jóvenes bailarines.
-De él se llegó a decir que "el duende lo eligió para encarnarse". ¿Por qué no se reconoce lo suficiente lo que ha supuesto su figura para la danza española?
-Es una opinión muy personal, pero creo que en general no logramos darnos cuenta del potencial artístico tan tremendo que tenemos. No lo sabemos explotar en su generalidad e integrarlo en la vitrina de exposición de nuestro país. Eso trae como consecuencia que muchos artistas que han marcado la historia del arte español no hayan sido homenajeados como se merecen. En este caso, Antonio Ruiz Soler ha sido tan grande porque ha sabido presentar en gran formato todos los estilos de la danza española de una manera muy personal. Logró hacer que el público aprecie, reconozca y sepa que lo se hace en un escenario es único. Tiene un sello y una personalidad que es único. Y en la danza, sobre todo en la danza española, prima la personalidad del artista: del creador o el intérprete. Además, en todos sus espectáculos primaba esta pluralidad de estilos de la danza española.
-Es posible que la figura de Antonio quedase empañada por las polémicas de sus últimos años de vida.
-Es posible. No sabría decirlo con seguridad pero no tiene nada que ver lo que de manera personal le haya podido suceder a un artista en sus últimos años de vida con su obra, que tiene que prevalecer por encima de todo. Tienen que perdurar los valores que ha aportado a la danza española.
-Hablando de esa pluralidad, usted ha afirmado que su premisa es poder dar al público la visión más amplia posible de la danza española. ¿Qué estilos hay en este espectáculo?
-El público podrá ver escuela bolera, en la coreografía Eritaña, que abre la obra. Hace muchos años que no se veía una pieza flamenca coreografiada por Antonio Ruiz Soler, por lo que recuperé el Taranto, que pertenece al ballet La taberna del toro, que será la segunda pieza interpretada por la bailarina principal, Esther Jurado. Le seguirá la versión completa del Zapateado de Sarasate, que es una pieza emblemática del Ballet Nacional: un solo de hombre coreografiado de una forma muy personal por Antonio, que tiene un desgaste físico tremendo y que será acompañado por violín y piano en directo. Y cerrará la primera parte Fantasía galaica, una recreación suya con un prisma muy personal de la danza folclórica gallega, que es una coreografía de grupo. Y en la segunda parte representamos El Sombrero de tres picos, una de sus obras cumbre, es la danza estilizada llevada a la teatralización con diseños de vestuario y escenografía de Picasso. Además de mostrar toda la obra de Antonio, aprovecho para que el público se lleve una visión de todos los estilos de la danza española.
-¿Ha sido muy difícil elegir las coreografías?
-No. Quería presentar todos los estilos de la danza española pero también poder mostrar el potencial artístico que hay actualmente en el Ballet Nacional de España a nivel de intérpretes. Y, por supuesto, que sea un espectáculo que tenga ritmo, vida, brillo, dinámica: coreografías grupales, pasos a dos, solos... Hay que crear un espectáculo que sea representativo de un coreógrafo pero también que tenga enganchado al público.
-Siguen teniendo vigencia sus coreografías.
-Las coreografías de Antonio eran para un ballet de gran formato, con piezas grupales que necesitan un gran cuerpo de baile. Es muy difícil, y más aún con la precaria situación que vive la danza, que cualquier compañía pueda asumir una coreografía suya por la cantidad de vestuario que necesita, las escenografías... Creo que el Ballet Nacional de España es de las pocas, por no decir la única, que actualmente podría hacerlo. Eso no quita para que haya habido otras, como la de María Rosa o Antonio Márquez, que han tenido en su repertorio piezas de Antonio. Ojalá que la situación mejore y las compañías puedan tener cada vez mayor formato, porque ahora se centra todo en la figura del director o del coreógrafo.
-Como coreógrafo, él hizo muchas obras para esta cita. ¿Cree el Festival de Música y Danza de Granada está ligado a Antonio más allá de la muerte?
-Yo creo que cuando un artista de la talla de Antonio deja su corazón en la interpretación y crea una obra así en un escenario, eso nunca desaparece. Desde mi punto de vista, por lo que yo he sentido cuando he bailado en Generalife, existe algo tan especial en ese escenario que, cuando lo que se representa es bueno, y representa tanto el corazón de nuestro país, eso nunca se puede ir de allí. Más tarde o más temprano tiene que volver. En la vida todo es cíclico y lo que es obra de un gran talento tiene que volver.
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