Ballet de alta gama en Granada
El Bayerisches Staatsballet München convence en la primera de sus actuaciones en el Generalife con coreografías de Ashton y MacMillan sobre obras de Stravinski, Brahms, Strauss II y Mahler.
El ballet de alta gama brilló anoche más que nunca en el anfiteatro del Generalife de la mano del Bayerisches Staatsballett München (Ballet Estatal Bávaro de Múnich) que, bajo la dirección de su actual titular, Ivan Lîska, puso en escena uno de los dos espectáculos que presenta este año en Granada, Steps & Times. La compañía alemana, que surgió en 1988 gracias a los esfuerzo de la bailarina y coreógrafa Konstanze Vernon, se encuentra actualmente entre las más aclamadas del mundo por la calidad de sus bailarines y la fuerza que exhiben en sus actuaciones en directo.
Steps & Times es un espectáculo que rinde homenaje a los coreógrafos británicos Frederick Ashton y Kenneth MacMillan, dos de las grandes figuras de la danza y la creación balletística mundial. De hecho, Ashton, que fuera el fundador del Royal Ballet de Londres, creó una de las grandes coreografías que se pusieron anoche en escena y que abrió la velada: Scènes de ballet sobre música de Igor Stravinski. Allí fue donde el Bayerisches Staatsballett München demostró la enorme profesionalidad desde el comienzo, con un cuerpo de baile perfectamente sincronizado y de una enorme plasticidad visual, tanto por la coreografía en sí como el vestuario de las bailarinas.
La segunda de las coreografías de Ashton, Cinco valses de Brahms al estilo de Isadora Duncan, una pieza de casi diez minutos, hecha para bailarina semi solista Stephanie Hancox, fue de una elegancia exquisita y de una gran fluidez artística. Ataviado con un traje naranja y jugando con pétalos de rosas, la bailarina rendía homenaje a Isadora Duncan, la gran revolucionaria del ballet moderno.
Voices of spring, coreografía de Ashton sobre un vals de Johann Strauss II, fue otra muestra de la gran calidad técnica de los dos primeros bailarines de la compañía en un soberbio 'paso a dos' que hizo de las delicias del público pese al calor sofocante en el anfiteatro del Generalife. La noche era absolutamente mágica tanto por el espectáculo en sí como por las escenografías de André Beaurepaire y Nicholas Georgiadis.
El último número de la noche, una coreografía de Kenneth MacMillan sobre la obra Das Lied von der Erde (La canción de la Tierra) fue todo un despliegue artístico sobre las diferentes emociones que trató de plasmar el coreógrafo, representadas por grupos de hombres vestidos de gris y negro. El de anoche fue un espectáculo para homenajear el ballet que siempre se ha creado en Gran Bretaña.
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