Buen trabajo fin de taller
17 Festival Internacional de Teatro de Humor de Santa Fe. Compañía: Taller Municipal de Teatro de Santa Fe. Autor: Tomás Afán. Actores: Benjamín Muñoz, Fernando Arcos, Marta Cortés, Belén Pérez, Santiago Chambó, Aurora Jiménez, Francisco Cabezas, Sara Cuellar, Juan Ontanilla, Marta Zarcos, Tania Pérez y Noelia Jiménez. Dirección: José Perez de la Blanca Rodríguez Contreras. Lugar: Casa de la Cultura de Santa Fe. Fecha: viernes 14 de octubre de 2011.
El clown (con el que hay que tener cuidado porque es en sí mismo un personaje y tiene sus limitaciones) medula todo el trabajo y la diversión de los alumnos del Taller municipal de teatro de Santa Fe interpretando Pin, pon, clown: La guerra de los payasos. Un buen trabajo fin de taller, en el que los alumnos han debido trabajar tanto el personaje del payaso desde su organicismo escénico -el cuerpo-, así como la lógica textual y su puesta en escena -el texto del jienense Tomás Afán. Autor que se inscribe en la andaluza Generación Romero Esteo, junto a Gracia Morales, Carmen Pombero, Antonio Hernández Centeno o Juan Alberto Salvatierra.
Con Pin, pon, clown, Tomás Afán cazó el Premio ASSITEJ de Teatro para la Infancia y la Juventud; con su puesta en escena, los alumnos del taller que dirige José Pérez de la Blanca alcanzan a saborear las primeras mieles de las tablas, disfrutando de las risas que provocan en el patio de butacas. Hay que resaltar que la fuerza humorística de esta pieza reside, sin embargo, en el clásico trabajo mudo del payaso: los intérpretes trabajan más fino en el registro gestual que en la dicción, la interpretación textual. De un texto, dicho sea de paso, que nos parece irregular: yuxtapone escenas cortas de dos, tres personajes que giran siempre en torno al soldado clown (una tradición que se remonta a Arrabal, Gila o que magistralmente continuó, en su libre adaptación de Los Horacios y los Curiacios, Hernán Gené), y en el que echamos en falta de forma llamativa una buena escena coral, de batallón. Ahí queda esa idea lanzada para los alumnos del taller, una posible vía para seguir trabajando desde ahí en la pieza, ya que están espléndidos en esa primera aparición -y escena coral- de marcha militar, de batallón, entre el patio de butacas, que recuerda más a la sinuosa marcha indecisa del ciempiés, que a la geometría pulcra y sincronía exacta del referente original.
Balas que vuelven solas a la pistola, capaces de hacer un chequeo médico al cuerpo enemigo rediseñando la trayectoria; El General Mil hombres y el Capitán Dos hombres estudiando las estrategias castrenses contra una hormiga y una flor marchita; las veleidades del General Rosquilla; son algunas de las escenas cortas que se acometen partiendo del escenario vacío, con una buena caracterización visual de los personajes y que suma a la nariz roja, elementos de vestuario mínimos, sincréticos, aportando trazos fuertes, descriptivos, a cada personaje. Un lindo trabajo fin de taller que celebramos, deseamos continuidad y animamos a seguir indagando en la vía de la creación propia y coral.
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