Bulerías de la igualdad

Pilar Alonso es la primera profesora de Guitarra Flamenca y ejerce en el Conservatorio Ángel Barrios

Bulerías de la igualdad
Bulerías de la igualdad

Cante o baile. Son los únicos caminos posibles para una mujer en el flamenco. Pero de cuando en cuando aparecen personajes que no dejan que nadie escriba de antemano su biografía. Es el caso de la bastetana Pilar Alonso, la primera profesora de Guitarra Flamenca en España. Ejerce en el Conservatorio Ángel Barrios y domina los trastes de la guitarra y las miradas extrañadas de los aficionados cuando aparece con su guitarra en un escenario. "Con los dedos de la mano se cuentan las mujeres guitarristas", explica Alonso. Y enumera a continuación: "Está Antonia Jiménez, la cabeza más visible y la que se dedica a esto de manera profesional, Laura González en Córdoba y alguna más en Sevilla y en Cádiz".

En su plan de estudios, antes de una seguiriya o una bulería, la primera asignatura es la de la "igualdad". "Queda mucho por trabajar, todavía después de todo lo pasado he tenido que vivir situaciones bastante raras", explica sin mencionar la palabra que resume estas experiencias: machismo. "Hace poco estaba tocando y llegó un 'señor' que me quitó la guitarra de las manos para darme clases magistrales", recuerda para dar más datos de la escena. "Y claro, con unas copillas de más".

El camino hasta ser la primera profesora de guitarra flamenca en un conservatorio ha sido "duro pero interesante". Pilar Alonso no se ha criado escuchando a Camarón aunque procede de una familia muy aficionada a la música. Tampoco Baza brilla en el mapa del flamenco. "Los inicios fueron complicados, una mujer sola no tiene acceso a las peñas y está el tema del machismo.", insiste. Por eso estudió guitarra clásica, confiando en que la flamenca se estudiaría algún día en los conservatorios. Y así fue. De hecho, pertenece a la primera generación de alumnos titulados en Guitarra Flamenca en Córdoba.

Pero no pretende ser conocida ni ser una artista de relumbrón, aunque acompaña a artistas como la cantaora Ana Sola. "Mi primera vocación es la docencia, pero tengo mi pequeña familia y toco para el cante y el baile", explica. "Lo que no hago es guitarra solista, que necesita muchas horas de aislamiento social y precisamente lo que más me gusta es compartir experiencias", añade. "Hemos avanzado mucho y sobre todo agradezco a las instituciones que nunca miraron si era hombre o mujer para poder estudiar y trabajar con la guitarra flamenca, pero en la calle, en el día a día, queda mucho camino para conseguir una igualdad en este campo".

Pero no todo el mundo que se le acerca después de una actuación llega con aires de superioridad y cinco güisquis mal digeridos. "Una mujer que toca la guitarrista flamenca de esta manera", le dijo en una ocasión un aficionado en tono de admiración. "Ole tu p...".

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