Carlos González Posada relata en sus diarios el horror de la Guerra Civil La historia del español que quiso ser maya

El funcionario, fallecido en 1948 y secretario de Julian Besteiro, se quedó sobrecogido por los 'paseos' y fusilamientos que realizaron los dos bandos durante la contienda que asoló a España en 1936Alfonso Mateo-Sagasta presenta 'Caminarás con el sol', en torno al soldado castellano Gonzalo Guerrero

Miguel Ángel del Arco (d) y Carlos Oppé, ayer, en Granada.
Miguel Ángel del Arco (d) y Carlos Oppé, ayer, en Granada.
Jesús Arias / Granada / Redacción / Granada

08 de mayo 2011 - 05:00

La Guerra Civil vista desde dentro, desde la piel, desde la rutina cotidiana del horror, desde la visión humana y herida de un solo hombre. Eso es el libro Diario de la revolución y de la guerra (1936-1939) de Carlos González Posada y publicado por la editorial Comares que ayer fue presentado en la Feria del Libro de Granada. Se trata de la recopilación de ocho cuadernos manuscritos que ese hombre, un funcionario desconocido hasta ahora, de carácter moderado, fue escribiendo durante la contienda. Es la memoria de la tristeza.

"El origen de este libro está en el año 2006", comenta Miguel Ángel del Arco Blanco, responsable de Comares y editor personal de este libro. "Un día se puso en contacto con nosotros Carlos Oppé Posada, nieto de ese hombre, un tipo medio inglés que decía que tenía un diario interesante. Me lo envió. Yo sólo sabía que había sido funcionario y secretario de Julián Besteiro, líder del partido socialista. Me sorprendió mucho, porque son muy pocos los documentos personales que se escribieron durante la guerra que tuviesen un tono moderado. Por lo general, los diarios solían ser muy extremistas. Pero es que Carlos González Posada no era un español normal. Se había educado en la Institución Libre de Enseñanza y era un hombre muy culto".

Carlos González Posada, nacido en 1890, era un hombre viajero al que la Primera Guerra Mundial sorprendió en Londres. Regresó a España y se hizo alto funcionario del Instituto Nacional de Previsión. También fue funcionario del Congreso de los Diputados. Cuando se declaró la República, Julián Besteiro lo eligió a él como secretario debido a su nivel intelectual.

"González Posadas comenzó siendo un republicano, pero al estallar la Guerra Civil, tuvo que abandonar la casa que había construido en Madrid y que era su sueño. Le destruyeron su hogar", dice Miguel Ángel del Arco. "Tuvo que abandonar su vida burguesa y ser testigo de cómo, frente a donde vivía, los republicanos le daban 'el paseo' a los nacionales. Por las mañanas tenían que ir por la calle esquivando cadáveres. Eso le hizo tener un viraje ideológico, porque lo que él quería era el orden".

"Consiguió salir de Madrid y llegar primero a Valencia y luego a Barcelona para huir de la guerra en San Juan de Luz. Un año después, regresó a España con la intención de sumarse a las fuerzas de Franco. Fue entonces cuando sufrió otra enorme decepción al contemplar los excesos de la religión y de Falange y comprobar que los nacionales también le daban 'el paseo' a los republicanos. Además, intentó recuperar su puesto en las Cortes franquistas, algo a lo que ningún ministro se opuso, excepto uno, que ignoró la petición de González Posadas hasta tres veces, hasta que finalmente le dio un rotundo no. Era Ramón Serrano Suñer, el yerno de Franco. Fue depurado por haber sido secretario de Julián Besteiro. Cuando, años después, consiguió por fin volver ser considerado como funcionario, fue destinado como bibliotecario de las Cortes, lo que para él era una humillación".

A partir de ese momento, y hasta su muerte, en 1948, Carlos González Posadas se definió como la Tercera España, la que no estaba ni con unos ni con otros. "El mundo es una mierda", escribió en uno de sus diarios. "Los blancos y los rojos han destrozado mi vida".

"Lo interesante de González Posadas", señala Miguel Ángel del Arco, "es que, siendo un personaje secundario, ofrece un testimonio único". El diario narra las impresiones del funcionario respecto a Julian Besteiro, Serrano Suñer, Eugenio D'Ors, de quien González Posadas no tendría un buen concepto, de Francisco Ayala, de Julio Camba, del cineasta Edgar Neville. También hay multitud de reflexiones en torno a las figuras de Pio Baroja, Azorín, Miguel de Unamuno o Mussolini.

Tras la muerte de Posadas, su hija Lucila se marchó a Londres con aquellos cuadernos, que terminó olvidando en un cajón. En 2006, uno de los nietos del funcionario, Carlos Oppé, descubrió los diarios y se puso en contacto con Miguel Ángel del Arco, historiador e investigador.

"Transcribirlos y recopilarlos fue un auténtico trabajo de chinos en compañía de Oppé", recuerda ahora el editor. "Viajé a Londres para entrevistarme con su hija Lucila. En muchas ocasiones, González Posadas sólo ponía 'Hoy he hablado con Pepe', y yo tenía que investigar quién era aquel Pepe. Gracias a la familia, fue reconstruyendo a todos los personajes que aparecían mencionados en los cuadernos, y eso es lo que lo hace un diario único. También conté con la ayuda de su sobrina, Amalia Martín-Gamero González-Posada. Ella, desde su residencia de Madrid, fue identificando y anotando el texto transcrito para darle más sentido a lo narrado". "Lo interesenta del diario es que ofrece una versión personal e individual de lo que eran las dos retaguardias durante la Guerra Civil"

Miguel Ángel del Arco comenzó también un largo peregrinaje por instituciones y archivos en busca de referencias al funcionario. "Tuve que investigar qué pasó con él", dice el historiador. "Por suerte, en el Congreso de los Diputados encontré su expediente. Y efectivamente, terminó de bibliotecario, algo que le resultaba humillante. Una cosa curiosa que encontré de él es que hacía referencia a un joven muy inteligente y culto que acudía muy a menudo para llevarse libros: era Manuel Fraga Iribarne".

"Hay otros diarios durante la Guerra Civil, como el de Carlos Morla Lynch", comenta Miguel Ángel del Arco. "Pero él era chileno, sólo vivió en un bando y siempre escribió con la intención de publicar. Carlos González Posada nunca tuvo esa intención".

Los ocho cuadernos, de cubiertas diferentes y comprados supuestamente en distintas librerías de Madrid, fueron finalmente transcritos y estuvieron a punto de ser publicados por la editorial Siglo XXI en 2010. Sin embargo, la compra de la editorial por el grupo Akal y la reestructuración de planes que hizo el grupo respecto a futuras ediciones terminaron con el proyecto. Fue entonces cuando Miguel Ángel del Arco y Carlos Oppé decidieron publicarlos a través de la editorial granadina Comares. Ambos presentaron ayer en Granada el libro, que refleja la visión de un hombre normal respecto a una situación absolutamente anómala: el horror de una guerra civil, la inhumanidad del hombre y el fin de los sueños.

El escritor Alfonso Mateo-Sagasta presentó en el marco de la Feria del Libro, junto al director de Obra Social de CajaGranada, José Manuel Moreno, y al presidente del Jurado del Premio CajaGranada de Novela Histórica, José Calvo Poyato, su novela Caminarás con el sol.

La obra, premio CajaGranada de Novela Histórica en su tercera edición, está basada en un personaje real y fascinante. Se trata de una historia que aborda la colonización española en América desde el inusual punto de vista de Gonzalo Guerrero, un soldado español esclavizado por los mayas, que aprendió a respetar a sus captores, se integró en su cultura, y llegó a defenderlos del invasor castellano.

Gonzalo Guerrero llegó a las Américas después de que su carabela naufragara al sur de Jamaica y el mar le arrastrara hasta la costa de una tierra desconocida junto con otros marineros. Allí fueron capturados; los más fuertes fueron sacrificados y los débiles convertidos en esclavos. Gonzalo se esfuerza, a diferencia de sus compañeros, por adaptarse: aprender su idioma, sus credos y costumbres… Su destino cambia cuando tras demostrar sus habilidades militares gana su libertad a cambio de instruir a los indígenas en nuevas técnicas de lucha. Con el tiempo, Gonzalo Guerrero reniega de su pasado y se convierte en un itzae más, dispuesto a luchar contra los españoles para defender al que considera su pueblo.

En efecto, son varias las crónicas de la época que hablan de este personaje histórico que luchó contra las tropas castellanas. Los españoles que pudieron conocerle se sorprendían por su aspecto: tatuajes labrados en el rostro, orejas agujereadas, cabello largo recogido a la manera de los mayas… Muchos no entendieron que prefiriera quedarse a vivir y combatir con los indios en lugar de regresar con los suyos.

¿Traidor o héroe? Gonzalo Guerrero no es más que un superviviente que acaba luchando por lo que considera justo. Con su historia, Alfonso Mateo-Sagasta relata uno de los episodios más oscuros y vibrantes de la historia española. También ha pasado a la historia mexicana como el "padre del mestizaje" y simboliza, para muchos, la lucha contra la potencia colonial y por la libertad. Por ejemplo, en la ciudad de Akumal, al norte de Tulúm (México), se erige una estatua en su honor.

Alfonso Mateo-Sagasta (Madrid, 1960) es licenciado en Geografía e Historia, especialidad de Historia Antigua y Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid. Trabajó como arqueólogo, fue cofundador de la librería Tipo, especializada en arqueología y antropología, y editor de la revista Arqrítica.

Es autor de El olor de las especias (2003); Ladrones de tinta (2004), que fue galardonada en 2005 con el Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y el Premio Espartaco de Novela Histórica; El gabinete de las maravillas (2006), ganadora también en el año 2007 del Premio Espartaco, y Las caras del tigre (2009). Todas las novelas han merecido el reconocimiento de la prensa especializada y el favor del público.

Caminarás con el sol fue proclamada ganadora del III Premio CajaGranada de Novela Histórica el pasado mes de enero, de entre 278 manuscritos presentados por el jurado del Premio, integrado por José Calvo Poyato, Juan Eslava Galán, Isabel Margarit, José Morenodávila y Ana Liarás, directora literaria de Grijalbo.

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