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Historia
Granada/Casi tanto como pudo aportar a la corona española en su momento, ha aportado en años más recientes a la historiografía moderna el famoso Catastro del Marqués de la Ensenada. Promovido 1749 por el rey Fernando VI tras asumir los planes reformistas del noble, el objetivo era inventariar la riqueza de todas las provincias de Castilla para establecer así una única contribución inspirada en el sistema impositivo catalán. El resultado es un completo documento a gran escala de sus habitantes, propiedades territoriales, edificios, ganados, oficios, rentas y las características geográficas de cada población. Ahora, una exposición que puede verse en la Casa de la Cultura de Bubión hasta el próximo 31 de mayo, se centra en los datos que puede aportar de la Alpujarra.
Titulada El Catastro de Ensenada, Magna averiguación fiscal para alivio de los Vasallos y mejor conocimiento de los Reinos (1749 -1756). Barranco de Poqueira 1752, está comisariada por Raúl Ruiz Álvarez, Ángel I. Aguilar Cuesta y Concepción Camarero Bullón, miembros del proyecto I+D+i de la Universidad de Granada TRAMA, los trabajos de las mujeres en la Andalucía Moderna, que dirigen las profesoras Margarita M. Birriel Salcedo e Inmaculada Arias de Saavedra Alías. Por eso las investigaciones están muy centradas en el peso del papel femenino en la época. Además de esta muestra, que se inauguró oficialmente el pasado 19 de marzo, las conclusiones de estos estudios también quedarán plasmadas en un libro editado por el Ministerio de Hacienda y Función Pública explicativo de la exposición.
"Esta exposición ha sido ampliamente colaborativa" cuenta Ruiz, uno de los comisarios del proyecto en el que han participado los ayuntamientos de los municipios implicados, la Dirección General del Catastro, el Archivo Histórico Provincial o la Consejería de Turismo, entre otros. Mezclando paneles explicativos y piezas documentales, el visitante puede retrotraerse hasta la sociedad de aquella época.
La documentación del Catastro de Ensenada constituye una de las fuentes más utilizadas para estudiar la economía del siglo XVIII. Sin embargo, es destacable la complejidad del estudio del trabajo femenino debido, en parte, al contexto y condiciones de elaboración del Catastro. La propia instrucción anexa al real decreto de 10 de octubre de 1749 establecía tres ramos de riqueza: el real, el industrial-comercial y el personal, dejando fuera del gravamen de este último a las mujeres (solo se gravaba el ramo personal a varones entre 18 y 60 años).
Pese a la problemática para encontrar un registro preciso de la actividad económica de las mujeres, especialmente de las que no gobernaban el hogar, el Catastro aporta información muy útil para el estudio y la reflexión sobre el registro de las actividades económicas femeninas, especialmente en las Relaciones Juradas Individuales (declaraciones que realizaron cada cabeza de casa de sus actividades productivas, propiedades, familia, ganado, impuestos, etc.).
Ruiz detalla que, en 1752, cuando se realiza el catastro, el Barranco de Poqueira formaba un único concejo que integraba Bubión, Capileira, Pampaneira y sus anejos. En los tres pueblos y sus cortijadas vivían 2.159 personas (601 en Bubión, 731 en Pampaneira, 856 en Capileira, 33 en Alguástar, y 27 en casas de campo). Se agrupaban en 562 hogares encabezados por 455 varones (casados, viudos, solteros) y 107 mujeres (viudas y doncellas). A ellos, se suman 15 clérigos. El patrimonio inmobiliario ascendía a 573 casas de seculares, incluidas las de campo, 6 casas arruinadas y dos solares. Además, junto al río se registraron cuatro molinos harineros, tres de ellos pertenecientes al propio Concejo.
El comisario explica que la tierra estaba clasificada en vega, sierra, viña y secano, y a su vez en diferentes calidades. El agua era determinante, de ahí la importancia del mantenimiento y uso de las acequias, también recogido en la documentación catastral. Entre los cultivos, además del trigo, la cebada, el maíz…destaca la cría del gusano de seda, con más de 5.000 morales en los márgenes y lindes de los pagos y, también, entre las casas. Además, había 1.375 castaños, y casi dos centenares de nogales.
La pluriactividad y la contribución de ambos cónyuges como pareja de trabajo, y de todos miembros del hogar a la economía es una de las características del trabajo en esta época. Sin embargo, en Poqueira, el Catastro solo registró los oficios a varones (a excepción de dos labradoras). La mayoría de los vecinos eran labradores y jornaleros que complementaban sus actividades agropecuarias con otras como tejer lienzos, la construcción, la carpintería o la sastrería. Además, contaban con tienda de aceite, vino, vinagre y jabón en las tres poblaciones. Las gentes del Barranco eran atendidas por un médico y un cirujano, así como por cinco barberos, que se encargaban de su salud e higiene. En estos pueblos había 19 soldados milicianos y dos tenientes de capitán de milicias, uno de ellos inválido. A ellos, se unen cuatro ganaderos, molineros, oficiales de sastre, cerrajeros, alpalgateros, maestros de primeras letras…
Por este motivo, Ruiz informa que se ha puesto especial interés en la utilidad del Catastro de Ensenada para estudiar los trabajos de las mujeres en el reino de Granada, aportando información muy útil. En Andalucía, por ahora se habían señalado principalmente en el Catastro las claves de la participación de las mujeres en la economía. Así, se registra el trabajo de las hilanderas de Laujar de Andarax (Almería) y de Úbeda (Jaén), el de fabricar pleita en Padul (Granada), o el de factora de la fábrica de hojalata de Ronda (Málaga). Pero, donde más registros de trabajo femenino encontramos es en las ciudades, especialmente relacionados con el industrial, aunque no de forma exclusiva: hortelanas, labradoras, cogedoras y torcedoras de seda, coleteras, panaderas, confiteras, lavanderas, sirvientas, tratantes, comerciantes, amas de leche, tenderas, bacalaeras, estanqueras…
Asimismo, estas investigaciones también han sido sensibles con las nuevas líneas de investigación de la historia social como el estudio de la dependencia y la discapacidad, pues el Catastro ordena y clasifica la sociedad, proporcionando información sobre el estado civil, el oficio principal o, incluso, la discapacidad (mudo, ciego, inválido…), siendo una de las líneas de investigación actuales del equipo Catastro Lecrín.
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