El Centro Lorca se asoma a la vida amorosa del poeta
Muestra
Una exposición exhibe hasta enero unas 170 piezas que profundizan en la relación de la vida y obra del poeta con el deseo
Granada/“Lo normal [dijo a Rivas Cherif] no es ni lo tuyo de conocer solo a la mujer, ni lo mío. Lo normal es el amor sin límites. Porque el amor es más y mejor que la moral de un dogma, la moral católica; no hay quien se resigne a la sola postura de tener hijos. En lo mío no hay tergiversación. Uno y otro son como son. Sin trueques. No hay quien mande, no hay quien domine, no hay sometimiento. No hay reparto de papeles. No hay sustitución ni remedo. No hay más que abandono y goce mutuo”.
Este texto es la aproximación que Rivas Cherif ofreció de la conversación que tuvo en 1935 con Lorca durante los ensayos de Bodas de Sangre en la que el poeta intentaba definir su homosexualidad en relación con “la normalidad”.
Es sólo uno de los numerosos textos que se recogen en la muestra que desde hoy y hasta el próximo 6 de enero puede verse en el Centro Lorca. Titulada Jardín deshecho y comisariada por el hispanista estadounidense Christopher Maurer, aborda el tema del amor, la pasión y la sexualidad en la vida y obra lorquiana.
“El amor, en palabras de Lorca, es la “norma que agita igual carne y lucero”. Es la fuerza que atraviesa el cosmos: el temblor de la carne es el mismo temblor que el de la estrella”, señalaba ayer el comisario en el acto de inauguración sobre la concepción lorquiana del amor.
“No es un amor teórico, es una faceta polifacética pero bien anclada en el mundo”, ha matizado el comisario, quien subraa que el legado del poeta sirve ahora “como pretexto de creación y para estimular nuevas obras”.
El amor, motor de su vida y de su obra, es un tema de tal trascendencia para Lorca que el propio Ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, ha manifestado su sorpresa porque este enfoque no haya sido tratado antes: “La pasión y el deseo fueron para Lorca fuerzas elementales a las que el poeta siempre prestó su voz, tanto para lo que significan de plenitud como de tragedia”.
Guirao, que no es la primera vez que visita el centro granadino dedicado al poeta, asistió a la visita inaugural acompañado, entre otros, por la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia Pozo; el presidente de la Diputación, José Entrena; el alcalde de Granada, Luis Salvador; o las propias sobrinas del poeta.
Jardín deshecho se estructura en cinco salas que recorren las etapas vitales del poeta y sus relaciones. A través de ellas Maurer aborda la profunda meditación de Federico García Lorca sobre el tema central de su vida y su obra, a través de una amplia muestra del archivo personal.
Compuesta por 170 piezas, la mitad de ellas procedentes del legado que alberga el centro, según el ministro, la exposición señala el “camino de calidad y excelencia” del Centro Lorca, reconstruye un contexto histórico en el que la personalidad del artista fue “tan decisiva” y algunas de las “trabas” que tuvo entonces para el amor.
Por su parte, la consejera andaluza de Cultura, Patricia del Pozo, ha recordado las palabras de Vicente Aleixandre, para quien a Lorca era imposible describirlo “sin el amor, la pasión y la sexualidad”, y destacó este “hilo argumental novedoso” sobre su vida y su obra.
En las salas pueden verse desde las cartas amorosas de Lorca y sus amigos a obras de arte e iconografía del amor lorquiano pasando por objetos personales como el disfraz de marinero que llevó con motivo de la publicación de una novela de Norah Lange en Buenos Aires en 1933. También manuscritos literarios, ensayos tempranos sobre el amor, escenas de Viaje a la luna, El público y La destrucción de Sodoma, y la serie completa de los Sonetos del amor oscuro.
La muestra sigue el difícil curso de esa reflexión sobre el amor, el deseo y la sexualidad, captando diversos momentos del periplo existencial y artístico de Lorca, desde los sueños del adolescente, hasta la pasión homoerótica y el deseo de vivir el amor de la forma más completa que permitía la sociedad granadina y española de los años 20 y 30.
Para Christopher Maurer, la premisa de la muestra ha sido siempre respetar “el misterio –y sus límites– y haciendo lo posible para no confundir a Lorca y sus personajes”. “He intentado dejar hablar al poeta –o no hablar– mediante la selección más amplia posible de cartas, fotos, textos literarios, libros y objetos personales conservados en el Centro Federico García Lorca de Granada y en otros archivos públicos y privados: restos del ‘jardín deshecho’ de su breve vida”, explica el investigador, quien señala que en la obra del poeta “el amor se asocia con frecuencia con el jardín”.
El relato empieza en la primera sala con Cancioncilla del primer deseo, sobre los años iniciales de la escritura de Lorca, 1916-1918. La siguiente sala, Alas y flechas (1920-1928), se asoma a su vida en la Residencia de Estudiantes y a su relación con Dalí. La tercera sala, Mundos nuevos, se vincula a su viaje a Nueva York y La Habana (1929-1930) y a la estancia triunfal en Buenos Aires (1933-1934), así como a los primeros intentos de abordar directamente en su obra el deseo homoerótico.
En la sala IV, bajo el título El lenguaje de las flores (1930-1935), el visitante puede adentrarse en un intenso periodo de creación en el teatro, visto como instrumento de justicia social. Es la época de la Segunda República y La Barraca. Por último, Jardín deshecho (1935-1936) sitúa al espectador ante el deseo y la pasión violenta de Diván del Tamarit y de Los sonetos del amor oscuro, y ante las historias, también incompletas, de dos de los amantes del poeta.
Los actos de inauguración se clausuraron con una mesa redonda celebrada por la tarde con el título Ni ciencia ni sombra: Lorca y el amor, un acto que contó con la intervención del propio Christopher Maurer, Mario Hernández y Roberta Quance.
Las piezas de la exposición proceden del Centro Federico García Lorca (Archivo Fundación Federico García Lorca), la Biblioteca Nacional de España, la familia del poeta, el Museo Casa de los Tiros, el Museo-Casa Natal de Fuente Vaqueros, el Ayuntamiento de Granada, el Archivo de Agustín Penón/Marta Osorio y diversas colecciones particulares.
Jardín deshecho: Lorca y el amor está organizada y producida por el Consorcio Centro Federico García Lorca, con la dirección artística de la Fundación Federico García Lorca.
Además, la exposición, que expone algunos materiales por primera vez, se completa con un catálogo con edición de Christopher Maurer y textos de Noël Valis, Luis Muñoz, Roberta Ann Quance o José Javier León.
El jardín como título y símbolo
“En la obra de Lorca el amor se asocia con frecuencia con el jardín. Jardines simbolistas o modernistas de Verlaine, de Rubén Darío, o de Juan Ramón Jiménez que hacen del jardín un “sagrario de pasiones”; el jardín como espacio textual (los “jardines abiertos para pocos” del poeta granadino Pedro Soto de Rojas o el proyectado Jardín de sonetos, de Lorca); el jardín como espacio psicológico, no exento de peligro, donde el poeta confronta no solo su propia identidad y sexualidad, sino los misterios del ser y de la creación poética”, explica el comisario sobre el motivo del título de la obra. Maurer, que recordó su primera llegada a Granada en 1976, cuando conoció a Lorca y a su esposa, recorrió las salas de la exposición a las que da la bienvenida la instalación de María Moreno Viva mi dueño, una suerte de juego floral de grandes dimensiones con reminiscencias de la Vega de Granada e inspirado en el dibujo Bosque sexual de Federico, “el motor de su obra es amar y ser amado”.
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