"Cuesta comprender que la orquesta tenga que sufrir tanto"

Andrea Marcon. Músico

El italiano presenta hoy la programación de la próxima temporada, que contará con el debut de una violinista granadina de 10 años. Mantiene contactos con Plácido Domingo para grabar un disco.

Marcon, en la terraza del Alhambra Palace.
Marcon, en la terraza del Alhambra Palace.
G. Cappa Granada

07 de junio 2013 - 05:00

Andrea Marcon está en Granada para presentar su primera programación como director artístico de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) y para dirigir el último concierto del año con la Sinfonía núm. 7 de Beethoven. El maestro italiano asume el mando de la orquesta en una época en la que hay medir cada euro que se gasta. De hecho, en el almuerzo, elige una hamburguesa y una cerveza sin alcohol como para ilustrar la contención en el gasto de este nuevo ciclo. "Josep Pons, en mi situación, no habría podido hacer nada", dice.

-¿Qué le hizo aceptar la oferta de la Orquesta Ciudad de Granada?

-He trabajado con la orquesta durante muchos años, fue la primera orquesta moderna en la que trabajé. Había una relación de estima recíproca y cada dos o tres años volvía a Granada, donde sentía que regresaba a casa, lo que no es un sentimiento normal respecto a las orquestas, porque un director no sabe qué va pasar cuando es invitado. Los músicos de la orquesta son especiales, igual que el resto de empleados, y siempre he tenido la sensación de que es un grupo muy cohesionado con una gran atmósfera de trabajo. Es un momento muy difícil y toda la orquesta ha estado de acuerdo en dar mi nombre para ayudar y hacer una buena temporada. Claro, los medios de ahora son diferentes, pero yo conozco mucha gente, tengo muchos contactos, y vamos a ver si conseguimos dar la vuelta a la situación. Hay menos medios pero más ideas, a ver si podemos cerrar una temporada interesante.

-¿Ha hecho un esfuerzo económico para ser el director artístico de la OCG?

-He hecho un esfuerzo, trabajo sólo por la amistad, estoy aquí como un amigo, no como un profesional en el sentido estrictamente monetario. Este gesto sé que ha sido apreciado por la orquesta, estoy aquí por la amistad y porque la orquesta está en su peor momento por la preocupación por el futuro, estoy para servir a la orquesta.

-¿En lo económico le supone más ingresos las dos semanas que ha estado con la Filarmónica de Berlín que lo puede cobrar en Granada como director artístico?

-No he pensado en el dinero a la hora de venir aquí, en casos como este nunca me ha preocupado trabajar por nada.

-¿Va a pedir ese esfuerzo también a los directores invitados y solistas de las próximas temporadas?

-Voy a usar mi red de amistades para que los artistas que nos visiten rebajen su caché habitual, aunque esto tiene un límite. La próxima temporada está hecha al mínimo posible y vendrán amigos míos y de la orquesta por prácticamente nada, por el simple hecho de ayudar a sostener a esta orquesta. Sin duda alguna, la OCG es un patrimonio de la ciudad, es algo obvio que me temo no todo el mundo tiene claro, es una de las mejores orquestas de España. Cuando tocan el repertorio clásico, Mozart, Beethoven o Haydn no tienen miedo de compararse con ninguna orquesta. En cuanto al repertorio clásico, puedo decir que es la mejor de España, sin ninguna duda. Me cuesta mucho comprender que una orquesta tan preciosa tenga que sufrir tanto.

-¿Qué directores vendrán la próxima temporada a dirigir a la OCG?

-Vendrá Giancarlo Andretta, un director italiano que es desconocido aquí pero que, para mí, es el mejor del país en este momento, es impresionante. Ahora no hay director musical, por lo que yo quiero que los directores que vengan trabajen con la orquesta, caso de Andretta, que es un gran trabajador. También tiene un concierto Thomas Demenga, Harry Cristophers que regresa una vez más... Hemos hecho un pequeño milagro con la quinta parte de los medios de otros años, tenemos el mismo número de conciertos y la misma calidad. Yo voy a dirigir un concierto en el que voy a presentar a una granadina de diez años que toca el violín de una manera maravillosa y que va a debutar con Mozart. Es una cosa increíble, no me lo podía creer cuando la escuché, cambié el programa cuando y ahora vamos a hacer la Heroica. ¿Que no tenemos dinero para contratar a solistas? No pasa nada, encontramos nuevos solistas.

-Salvador Mas, además de su sueldo como director, cobraba cerca de 10.000 euros por cada actuación. ¿Le produce envidia?

-Mi colega Salvador Mas tuvo mucha suerte.

-Las limitaciones llegan también a la selección de obras porque, por ejemplo, si una pieza lleva un arpa, de la que en la actualidad carece la OCG, no hay dinero para contratar a un arpista. ¿No lleva esta situación a ceñirse a programas muy determinados y no poder abordar otras obras?

-Hay que dar una variedad en el programa, no se puede tocar toda la temporada el periodo clásico y el barroco. En los últimos años ha habido programas muy gordos, de mucho esfuerzo, como las sinfonías de Bruckner o Sibelius, pero ahora no podemos abordar obras de este tipo por cuestiones económicas. Es muy fuerte el contraste de mi primera temporada porque, aparentemente, se toca un programa muy reducido. Pero, pese a todo, tendremos la integral de la sinfonía de Schumann, un programa con Brahms, otro con música moderna, de Ligeti... Hay mucho clásico, mucho barroco, pero es hacer de la necesidad virtud, aprovechar la crisis para especializarse aún más en un repertorio en el que la orquesta sobresale muchísimo.

-Josep Pons, hasta el momento, ha sido el director que más ha calado en los músicos y en la ciudad, mientras que Kantorow y Salvador Mas han salido casi por la puerta de atrás. ¿Cómo vivió estas épocas durante sus visitas como director invitado?

-Yo estoy en Granada por la decisión de todos los miembros de la orquesta, pero yo estoy aquí como director artístico, lo que es una decisión que tiene también, imagino, una motivación económica. Esto no está muy claro en la ciudad, no hay director musical, algo que claramente obliga a dirigir muchísimo, casi el 50% de la programación. Mis predecesores eran directores en lo artístico y lo musical. Esta semana estoy trabajando en Granada como director artístico y director musical con el concierto [que se celebra esta noche], pero creo que es bueno que la OCG tenga ahora un director que piense de manera global y no casi en exclusiva en los conciertos que le apetece dirigir.

-¿Qué hay que mejorar en la orquesta?

-Muchas cosas, no hablo del nivel de los músicos, que es muy bueno, la paradoja es que tenemos una orquesta que puede tocar en la Champions de las orquestas españolas, estoy seguro que ninguna otra formación puede tocar de manera tan sensible a Mozart, Beethoven o Haydn, tocan el barroco de una manera que es un escándalo... Como orquesta moderna toca el barroco como las mejores orquesta especializadas del mundo. Repito que estoy aquí por afinidad, tengo grandes amigos en la orquesta. Es una orquesta que puede tocar al máximo, pero ahora se habla de los costes de todo, se discute el último euro, pero no se habla del valor de las cosas, este es el gran problema, aquí y en otros sitios. No debemos olvidarnos del valor de las cosas, porque para crea un valor necesitamos 20 años, pero se puede destruir en un día. En Alemania hay una cultura musical tan grande que estas cosas no se discuten.

-¿Cómo está la situación en Italia?

-Muy parecido a España porque tenemos el problema de que la cultura musical no es entendida por todos. Creo que Granada es una ciudad muy cultural, por la impresión que tengo de los granadinos creo que están muy orgullosos de su tradición y de su cultura. Es una ciudad que vive, creo, del turismo y la cultura.

-¿Se ha hecho ya con la ciudad?

-Claro, me gusta mucho comer en el Cunini, por ejemplo. Hace muchos años ofrecí un concierto de órgano y aproveché para visitar las iglesias de Granada, que son increíbles. También voy cuando puedo a la Alhambra, a la Catedral, al Museo de Bellas Artes...

-¿Se ha sentado ya con el director del Festival de Música y Danza para ver cómo encauzar las colaboraciones futuras?

-Es algo que me gustaría muchísimo, tener una coordinación para trabajar juntos, manteniendo su independencia, por supuesto.

-Hace años, la OCG comenzaba la temporada con un gran concierto popular en la Plaza de Toros en la explanada del Palacio de Congresos. Una vez que estos grandes espectáculos son inviables económicamente, ¿qué se puede hacer para atraer a la orquesta al público menos habitual?

-No puedo decir el dinero del que disponemos, sólo puedo decir que es una cantidad ridícula. Tenemos un montón de ideas, quiero hacer dos óperas al año, aunque ahora tenemos que trabajar con el mínimo indispensable. Con todo, vamos a hacer un programa de conciertos en la prisión, algunas escuelas, hospitales... Este ciclo se va a llamar El corazón de la OCG y músicos de la orquesta tocarán en la ciudad para demostrar que es la orquesta de la ciudad. Será un concierto cada mes.

-Marina Heredia acaba de actuar junto a la Chicago Symphony Orchestra con un programa de obras de Falla. Llama la atención que, en Granada, este tipo de conciertos no sean tan habituales como podría parecer. ¿Por qué es difícil escuchar a autores modernos en Granada, es por cuestión de los derechos de autor?

-Los derechos de autor nos limitan. Con todo tenemos un programa con música de Ligeti, que tuvimos que pensarlo mucho porque paga derechos. Es una cosa que no acabo de entender.

-Volviendo al mundo ideal de la orquesta, siempre se ha dicho que la OCG tiene que grabar discos y salir de gira. ¿Es posible con la situación actual?

-Quiero retomarlo, he hablado ya con agencias de Alemania porque esta orquesta tiene que hacer como mínimo dos giras al año. Teniendo claro que ahora no podemos financiarnos la orquesta tiene nivel para ser invitada formalmente. Es algo en lo que estoy trabajando. En cuanto a grabaciones, está la posibilidad de grabar con Plácido Domingo un repertorio de música española. Parece que con Josep Pons se vivió una edad de oro y desde entonces todo ha sido una caída porque bajan las subvenciones, no hay giras, grabaciones... Las ideas solas no son suficientes, Josep Pons, en mi situación, no habría podido hacer nada.

-En la última etapa de Salvador Mas los músicos se sintieron algo desprotegidos con el desmarque de su director titular. ¿Nota angustiados a los artistas?

-No, tienen la moral muy alta porque saben que ahora es cuando deben de estar más unidos. Están tocando como nunca. En cuanto a la primera parte de la pregunta, lo ideal es tener un trato personal, pero si es sólo profesional también está bien. El gran problema es cuando no hay ningún tipo de contacto. Hablo en general, los músicos sienten cuando falta la comunicación.

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