La Dama de Baza ya no se esconde
En 2005 se anunció que la Dama de Baza, la escultura ibérica del siglo IV a. C, saldría temporalmente del Museo Arqueológico Nacional para volver a la localidad donde fue descubierta en 1971 y exhibirse en el museo bastetano en una exposición prevista para 2007. La pieza sí se movió, pero sólo unos metros, hasta los almacenes del museo madrileño, donde ha estado custodiada mientras se remodelaba. La semana pasada, el Arqueológico Nacional volvió a abrir sus puertas seis años y 65 millones de euros después y la Dama de Baza volvió a aparecer majestuosa ante los visitantes, igual que cuando fue descubierta por Francisco Presedo en 1971 después de pasar más de 2000 años enterrada. Pero, además de la estatura ibérica, el museo exhibe más de un centenar de piezas procedentes de Granada, muchas de ellas del Cerro del Santuario de Baza.
Andrés María Adroher, actual director de las excavaciones en la zona en la que apareció la Dama, puntualiza que, si por un casual, diera con una pieza de esta importancia durante una de sus campañas, esta ya no acabaría en Madrid bajo ningún concepto, porque la Ley de Patrimonio de la Junta de 1991 reconoce la propiedad autonómica de cualquier objeto arqueológico que se encuentre. Entre el año 1985 y 1993 se redactaron la mayoría de las leyes sobre patrimonio de las comunidades autónomas, momento en el que el Museo Arqueológico Nacional dejó de recibir material procedente de excavaciones . "Ahora sólo entran algunas donaciones y objetos que el propio museo compra en las grandes subastas internacionales", subraya el también profesor de la UGR y director del Centro de Estudios de Arqueología Bastetana (CEAB).
Cerro del Santuario se excavó de 1968 a 1971 por una normativa antigua que permitía que la persona que subvencionase los trabajos se podía quedar con una parte del material arqueológico encontrado. Eso es lo que provocó la gran polémica sobre la Dama de Baza, aunque la pieza acabó en el Museo Arqueológico Nacional porque quien había financiado la excavación, Pere Durán, "actuó con mucha rapidez y rápidamente la donó al Estado Español". Durán era un empresario catalán y un gran aficionado a la arqueología que financió proyectos en el Sáhara, Egipto o Siria. "Incluso se había montado un museo personal en su casa de Barcelona realmente impresionante, precisamente porque la ley le permitía quedarse con una parte del material encontrado en las excavaciones sufragadas de su bolsillo", señala Adroher. Así que cuando Pere Durán se enteró de que estaban apareciendo piezas interesantes en Baza mandó a un técnico de su empresa para empezar a gestionar la posibilidad de hacerse cargo del coste de los trabajos. Y se interesó hasta tal punto que llegó incluso a comprar una gran parte del cerro en el que se estaba excavando. Así se llega a los últimos días de la campaña de excavación de 1971, con un ambiente triste porque no había aparecido prácticamente nada. Cuando ya casi estaban empaquetando las herramientas Francisco Presedo encontró la Dama de Baza, "pero con la casualidad de que parte de la tumba en la que se encontró estaba en los terrenos recientemente adquiridos por Durán y la otra mitad estaba en el terreno de su antiguo propietario", explica Adroher, quien apunta que, siendo muy estrictos, no pertenecía al empresario catalán.
Una vez que la Dama de Baza se fue para siempre a Madrid, el propietario bastetano emprendió un pleito contra Pere Durán y el Estado para que se reconociera que la escultura ibérica era de su propiedad. Pero no la quería para ponerla en el salón de su casa. "Si era suya el Estado tenía la obligación de pagarle un porcentaje de la tasación, los tribunales le dieron la razón y el Estado tuvo que darle un porcentaje de las 500.000 pesetas en las que fue tasada finalmente", explica el arqueólogo sobre un precio con el que casi se podía comprar toda Puerta Real en aquella época.
En la actualidad, la mayor parte de la necrópolis del Cerro del Santuario sigue perteneciendo a los herederos de Pere Durán y Adroher y su equipo siguen excavando con el permiso de la familia. Precisamente el año pasado estaban realizando unos trabajos sobre el terreno para ver si es posible hacer visitable el yacimiento cuando se encontraron con una serie de tumbas del siglo IV a. C. Una de ellas era "rarísima", llena de niños enterrados en inhumación, "algo inusual porque los iberos solían incinerar a sus muertos". Todavía no han encontrado ningún dato que puede hacer creer que se trata de víctimas de un sacrificio ritual, pero "es curioso" que un túmulo se dedique en exclusiva a enterrar niños. "Si hubiesen aparecido unas vasijas habría llamado más la atención a nivel mediático, pero este enterramiento de niños es interesantísimo desde el punto de vista científico", subraya el arqueólogo.
Respecto a la conveniencia de que la Dama de Baza regrese a su ciudad, Adroher se muestra escéptico y señala que, en el Museo Arqueológico Nacional, va a ser vista por mucha más gente. "No es cierto que Baza recibiría a más turistas, no es un elemento turístico tan importante como a veces se dice. Además, en el Museo Arqueológico va a recibir más atenciones, de hecho ya se organizó un congreso internacional dedicado en exclusiva a la Dama de Baza", afirma Adroher que, en cambio, sí cree que en su actual ubicación puede servir para atraer a Baza a los que estén interesados en conocer el entorno en el que apareció. "Lo que hay que hacer es adecuar ese espacio para que sea visitable", señala Adroher.
De momento, el hueco de su ausencia está cubierto con las cuatro réplicas oficiales que se realizaron en los años posteriores a su descubrimiento: una está en el aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén, otra en el Museo Arqueológico de Granada, otra en el Museo de Baza y una última que se entregó a Pere Durán. "Es muy difícil que vuelva, es una pieza muy delicada", insiste. "La Dama de Elche, por ejemplo, es más pequeña y más llevadera, no tiene apenas volúmenes, con lo que aunque es un traslado complejo no es tan complicado como trasladar a la Dama de Baza, que es mucho más grande, mucho más pesada y que además tiene elementos como las alas del trono que son extremadamente frágiles y se pueden romper en cualquier momento", dice el director del CEAB para atajar las cíclicas peticiones que piden el regreso de la escultura. Otra razón para que continúe en Madrid es que, a diferencia de la Dama de Elche, estaba pintada y cualquier humedad o variación en el ambiente podría provocar la pérdida completa del pigmento que cubre la piezas. Y eso que la Dama de Baza se deterioró mucho cuando fue encontrada y se perdió mucha información. Se descubrió en julio de 1971 y estuvo expuesta al aire durante dos o tres días, "con lo que esto supone para una pintura que es un estucado y que se deja al aire libre después de 2500 años enterrada".
Desde 1971, las principales noticias han sido la confirmación de que Cerro Cepero era la antigua ciudad de Basti, que el cementerio en el que se encontró la escultura pertenecía a esta ciudad y que existían más túmulos. De hecho, en el que apareció la Dama de Baza "no era seguramente el más importante porque apenas duró cien años". El cementerio más importante de Basti era el de Cerro Largo, que ya se excavó en el año 1800 con la dirección de un naturalista , el canónigo Pedro Álvarez Gutiérrez, que encontró multitud de tumbas y restos de un posible lugar de culto. "Este material no se sabe exactamente dónde está, teóricamente tendría que haber llegado a las colecciones reales, que es donde iban en aquella época estas piezas, pero la verdad es que es muy difícil seguir la pista a estos restos", concluye Adroher.
La Dama de Baza vuelve a exhibirse en Madrid aunque, como las oscuras golondrinas, volverán las peticiones públicas pidiendo su retorno...
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