Danza en la era digital
La bailarina y coreógrafa Alicia Soto explora a través de una conferencia-performance más allá de los límites del escenario
Un cuerpo en movimiento. El ojo de una cámara que observa todo. Imágenes que se superponen y que interactúan con el cuerpo sobre el escenario. Improvisación y movimientos por intuición, y también coreografías creadas a partir de puntos de vista que a veces ni sabíamos que existían. Las artes visuales y las puestas en escena en la era digital están cambiando tanto y están permitiendo cada vez tantas nuevas posibilidades en la danza que las relaciones que se establecen entre cuerpo, escenario, imágenes y espectador son casi infinitas.
La bailarina y coreógrafa Alicia Soto exploró ayer en el Palacio de los Condes de Gabia los caminos multimedia de la danza en su conferencia-performance2 ó 3 preguntas dentro del proyecto Laboratorio de Investigación Escénica (LIE) del área de Cultura de la Diputación de Granada. Su estudio, fruto de un trabajo de investigación de más de cinco años, arranca a partir de un doble concepto: realidad y ficción, y de cómo los soportes y los programas de ordenador llevan a crear el ilusionismo. "Es toda la capacidad de transportar al espectador a una realidad que en un momento dado piensa que es algo y, a medida que avanza el espectáculo, descubre que es otra realidad", cuenta Soto.
En realidad, pese a lo complejo que puede parecer el concepto, se trata en realidad de intentar ir más allá de los límites del propio teatro e introducir al público en otros espacios a través de la multimedia.
"No se trata de ver una videocreación, es que hay un vídeo y yo intervengo en ese vídeo. El trabajo es diferente y el proceso de creación es diferente", explica la bailarina y la coreógrafa, que presentó su performance de ayer en una caja de las que se utilizan para transportar obras de arte. Es una de las miles de posibilidades que explora Alicia Soto, quien cuenta con acciones en una caja rellena de arena o en un pequeño coche.
"Yo salgo a la creación como coreógrafa, y tiendo a que mis obras tengan un mensaje. Las escenografías también son siempre muy importantes y no sólo tienen un punto decorativo, sino que son protagonistas de las acciones. Mi trabajo parte siempre de la imagen, y de ahí es pasado a la videocreación y de ahí a la performance y a la multimedia", dice Soto, que asegura sentirse cada vez más como "creadora".
Y en todo ese mundo de sensaciones, una obsesión: dar significado a cada uno de los movimientos y que no haya nada decorativo, sino que todo responda a una causa: "Desde el principio mis coreografías se iban limando porque no me interesa el movimiento por el movimiento, cualquier pequeño movimiento tiene que tener un sentido dramatúrgico. Esto me ha obligado a investigar, a quitar la academicidad que a veces vemos y eso hace que el movimiento sea más natural aunque con una gran técnica, por lo que a veces hasta me dicen que no estoy bailando. Con el vídeo todo es más interesante. Puedo mirarme desde arriba, desde abajo... Encontrar ángulos que hacen que los movimientos sean diferentes y único y aprender a mirar no sólo desde los ojos".
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