Eduardo Guerrero: ''El flamenco es un arte vivo que genera envidia"
Entrevista
El que fuese bailarín de Eva La Yerbabuena, es ahora el coreógrafo de Jondo. Del primer llanto, del primer beso, espectáculo ganador de la XXI edición del ciclo Lorca y Granada
Eduardo Guerrero González nació en Cádiz y desde que tenía 6 años no ha parado de bailar. Desde muy niño, el gaditano empezó a taconear en la escuela de Carmen Guerrero donde construyó los cimientos de su danza para pasar después a su desarrollo en profundidad, junto a maestros de la talla de Mario Maya, Antonio Canales, Manolo Marín, entre otros. Estudió Danza Española en el Conservatorio de Danza de Cádiz y posteriormente amplió sus conocimientos de danza contemporánea y de clásica.
A partir del año 2002 empezó a trabajar con grandes artistas del panorama nacional que valoran su indudable calidad, su capacidad física y su técnica depurada, desarrollando papeles principales en la Compañía de Aida Gómez, Eva La Yerbabuena, Rocío Molina, el Ballet Nacional de España, Javier Latorre, Rafael Aguilar… Fue en 2011 cuando con su propia coreografía Mayo obtuvo el Premio Concurso Coreográfico Conservatorios Profesionales. A partir de esto fue cuando el gaditano arrancó su carrera en solitario, creando: De Dolores, Festival de Jerez (2012). Las Minas, Festival de Cante de Las Minas, La Unión (2013). Re-torno, Teatro de la Abadía de Madrid (2014). Callejón de los Pecados, Bienal de Flamenco, Sevilla (2014)., entre otros.
Este gran bailaor que con una estética actual, un profundo conocimiento de la esencia del flamenco, su talento, su físico y su gran carisma, conmueve y emociona, triunfando allá donde baila. Ha recibido numerosos premios entre los que destacan: Premio Concurso Coreográfico Conservatorios Profesionales Danza Andalucía, coreografía Mayo, 2011. Premio Desplante del Festival de las Minas de la Unión, 2013. Gaditano del año, 2016 Premio del Público del Festival de Jerez, espectáculo Guerrero, 2017. Premio Fiver, Internacional Dance Film Festival, corto Symphony of the body, 2019. Premio Gaditano del año, Ateneo de Cádiz, 2021.
Lorca, el eterno deseo de Guerrero
El último que recibió fue el Premio Lorca Intérprete Masculino Danza Flamenca este año 2022. Gracias a este premio es el coreógrafo de uno de los principales hitos del verano cultural en Andalucía. La XXI edición del ciclo Lorca y Granada estrenó su espectáculo Jondo. Del primer llanto, del primer beso, en el Generalife granadino, donde los bailarines son los pies del poeta.
Bajo la dirección coreográfica de Eduardo Guerrero, dirección de Sharon Fridman y dramaturgia de Triana Lorite, el espectáculo, organizado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, en colaboración con el Patronato de la Alhambra y el Generalife, es una obra distinta a todo lo visto anteriormente en este ciclo. La tradición y la modernidad se aúnan en algo íntimo con un montaje conceptual y una atmósfera cargada de libertad. El espectáculo presentó cinco cuadros de danza para cinco personajes de la literatura de Lorca -Rosita, Don Perlimplín, Mariana, Adela y El Director- que comparten con el Cante Jondo la tragedia sin destinatario y los derramos de su música, que interviene en la pena con quien observa y escucha esta expresión social y racial de raíces borrosos, revueltos entre una queja de desdichas seculares, como el amor. Además de los cinco cuadros, el montaje cuenta con prólogo y epílogo, inspirados en el Primer Concurso de Cante Jondo de 1922.
Flamenco, un arte vivo
-¿Cómo ha sido el proceso de creación de la obra?
-La base fue la dramaturgia de Triana Lorite y ya a partir de ahí se inició el proceso. Se comenzó a investigar y estudiar a los personajes, a hacer castings para elegirlos y que representasen muy bien ese amor y desamor.
-¿Existe mucha presión y envidia en el mundo del flamenco?
-En todas las artes, el flamenco es un arte vivo que genera envidia, a veces sana a veces menos sana, pero es así. Siempre envidiamos lo de en frente y a veces lo sabemos canalizar, pero otras puede jugarnos en contra.
-¿Cómo está llevando las críticas?
-Estamos muy felices, la pieza funciona muy bien en una perspectiva muy intelectual. El público se pone en pie aplaudiendo tras cada actuación. Todas las críticas que nos llegan son buenas y desde el cariño. Y es que el ciclo continua pese a quien pese, quien venga a ver el espectáculo con una mirada limpia lo va a disfrutar, quien venga predispuesto a pasar un mal rato pues no, eso es así. Al fin y al cabo es el proyecto ganador y estamos muy orgullosos de como está yendo.
-¿Qué ha significado para usted coreografiar este espectáculo?
-Estoy orgullosísimo. Llevaba mucho tiempo deseando a Lorca. Este proyecto es muy importante para mi. Hacer teatro es defender nuestros derechos fundamentales de libertad de expresión. La obra tiene mucha carga emocional y yo creo que Lorca estaría muy orgulloso. Estamos muy contentos y emocionados, es algo muy grande para mí.
-¿Cómo está siendo trabajar con Carmen Linares?
-Carmen es maravillosa. Siento mucha admiración por ella, es que es una persona ideal con la que trabajar es un gusto. Siempre quise hacer algo con ella y cuando nos encontrábamos se lo decía, pero me sorprendió mucho que cuando la llamé para ofrecerle el proyecto, me cogió el teléfono como si fuera una tía mía. Me habló muy natural, con mucha sencillez y cercanía. Es sin duda la guinda del pastel de este proyecto. Estamos todos de acuerdo en que lo Jondo del espectáculo es Carmen Linares.
-¿Cómo ve el futuro del flamenco en España?
-Si seguimos así, en esta ola de evolución y crecimiento, veo una larga trayectoria por delante. Creo que es un arte que seguirá avanzando y creciendo. Yo generaría un puente de propuestas para el público más joven, ellos son luz viva. Hacen falta propuestas e iniciativas con un valor más actual, yo siempre lo digo. Hay que hablar de cosas del presente para acercar a los más jóvenes de una manera fresca al flamenco y que éstos lo sigan manteniendo. Rosalía es, para mí, un claro ejemplo de esto. Siempre que actúa aparecen críticas puristas que la acusan de esto, las raíces están ahí pero el arte es vida. Ella genera esa evolución, a pesar de lo difícil que es aquí en España hacer entender que el flamenco es un arte vivo que evoluciona sin perder tradición, origen o esencia.
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