FACBAFactoría ilusionante del mejor arte
La novena edición de este iniciativa cultural de la UGR descubre la obra de seis jóvenes creadores en plena forma
Granada/Afortunadísimo el proyecto que la Facultad de Bellas Artes ha ideado para esta edición, la novena, de su gran experiencia anual en torno a las Artes Plásticas titulada FACBA. Atrás quedó aquella miniferia de otros años, con más entusiasmo que trascendencia, que se hizo en los espacios expositivos de la propia facultad. Una realidad que tenía poca repercusión en la ciudadanía granadina y que no era más que algo parecido a lo que tenía lugar en otros sitios, aunque con la mayor incidencia hacia lo que protagonizaban los propios alumnos.
La edición de 2017 va a suponer un punto de inflexión porque se ha buscado una filosofía absolutamente distinta que genera un concepto nuevo en este tipo de eventos. Interesante -muy interesante- lo que se ha gestado para hacer de FACBA algo totalmente nuevo, distinto y absolutamente enriquecedor. En primer lugar se ha de decir, por lo que supone, que FACBA no ha querido ser lo que es en otros sitios, sobre todo porque tal situación, lo que hay en otras ciudades, ya existe y hacer algo parecido no tiene el más mínimo sentido. FACBA no es, ahora, una Feria de Arte al uso, tampoco tiene que ver, ni se pretende -sería absurdo- con la espléndida y significativa proyección museística y expositiva de otros lugares -Málaga, como todos ya habrán supuesto-. FACBA es un proyecto de análisis, creado desde la Facultad de Bellas Artes para poner en sintonía la realidad artística actual y hacerla extensible al resto de la sociedad.
Por otro lado, es lógico y normal que esto sucediera así. La Facultad de Granada es el verdadero motor de la experiencia artística y creativa de esta ciudad. Desde su creación, en su seno se han formado los grandes artistas que hoy copan los mejores estamentos del arte español. Esos nombres que están en el imaginario del aficionado y que son protagonistas de los grandes catálogos del arte actual, salieron de sus aulas y, además, un grupo señaladísimo de artistas jóvenes, continuaron lo trascendente de aquellas primeras promociones y están alcanzando verdaderas cotas de esplendor artístico. Y la senda continúa expedita y fortalecida. La Facultad de Bellas Artes de Granada es una auténtica fábrica creativa, donde el alumno se forma como artista; no, simplemente, como futuro licenciado para acabar, en el mejor de los casos, como profesor de Dibujo en un instituto. El joven de la facultad granadina es consciente de los estamentos del arte; forma parte de sus postulados y pone, su mayor entusiasmo, en generarlos. Es, en definitiva, un ente vivo y con proyección. De ahí lo que FACBA propone en esta edición del 2017. Una institución universitaria que no podía permanecer anclada en simples episodios al uso. Por eso FACBA 17 da un paso definitivo y se proyecta como una estructura multidisciplinar, con carácter analítico, que busca potenciar la realidad artística nueva, generar infinitos estados de opinión, desarrollar metodologías, alcanzar interacciones, implicar al conjunto del sector cultural, crear inquietudes máximas hacia el arte contemporáneo y, sobre todo, como primerísimo y ultimísimo, a la vez, objetivo, acercar al Arte y la investigación plástica hasta todos los sectores de la sociedad y hacerlo lo más comprensible posible; implicando todos los agentes que intervienen en la realidad de una facultad: los profesores, los estudiantes, los antiguos alumnos en la de Granada, esto, con una especialísima significación, el estamento universitario y los colaboradores del hecho artístico y expositivo: las instituciones culturales.
FACBA 17 cuenta con un staff de inquietud, trascendencia y absolutamente lleno de dinamismo que abarca todos los sectores de la facultad pero que tienen dos cabezas visibles: Marisa Mancilla, vicedecana de Extensión Cultural y Antonio Collados, vicedecano de Estudiantes; junto a ellos, tienen una importancia capital dos comisarios invitados, Regina Pérez, la comisaria de la pasada edición y Juan Jesús Torres Jurado, el de la presente. Ellos han creado un ente lleno de vitalidad donde los alumnos han tenido, como no podía ser de otra forma, mucha importancia en todos los planteamientos y, especialmente, en la infraestructura, colaborando y aportando claridad.
Para esta edición, el comisario Juan Jesús Torres eligió tres artistas, Jacobo Castellano, Albert Corbí y David Escalona, implicados, entonces y ahora, con el proyecto universitario y su institución. Al mismo tiempo, se eligieron a otros tres, María Dávila, Carmen Oliver y Carlos Aguilera, seleccionados por un jurado tras una convocatoria abierta a todos los alumnos de la Universidad de Granada. Se ha intentado inculcar a todos los seleccionados la conciencia de una investigación determinante, sobre todo, lo que rodea a la propia Universidad: su historia, su entidad, sus edificios, su patrimonio. El resultado ha sido este ambicioso proyecto puesto en escena en seis exposiciones que han tenido como sedes los espacios expositivos de otras tantas instituciones de la ciudad: el Centro José Guerrero, la Capilla del Hospital Real, el Centro Cultural Gran Capitán, la Sala Zaida de La Caja Rural y el Museo CajaGranada. Por su parte, la Facultad de Bellas Artes se convertía en la sala de máquinas donde se ponía las bases de todo este gran proceso.
El Centro José Guerrero se convierte en una línea continua que establece conexiones históricas. El jiennense Jacobo Castellano, uno de los ilustres ex alumnos de la facultad, bucea en la historia de la Universidad y parte de la bula de fundación y privilegios de la propia Universidad firmada por el Papa Clemente VII en 1531. Al mismo tiempo, se sirve de una serie de juguetes encontrados en el Hospital Real de niños, allí ingresados. Del mismo lugar, la talla de un Crucificado que tiene un brecha en el hombro. El artista dispone una línea de cobre, desde la primera planta, con una copia de la Bula, hasta la planta alta donde se encuentra la gran obra La Brecha de Víznar, que José Guerrero pinta en 1966 en homenaje a Federico García Lorca. Una línea de alta tensión que ofrece la posibilidad de conexiones presentidas que comienzan y acaban en un contexto granadino de suma importancia.
ALBERT COBRÍ
Compartiendo espacio con Jacobo Castellano, en una de las salas del Guerrero nos encontramos con la real ficción del artista de Alcoy Albert Corbí, en la que nos presenta dos realidad distintas pero con ciertos visos de mantener puntos en común. El paisaje murciano de Portmán que, desde 1957 a 1987, modificó su realidad debido a los trabajos mineros llevados a cabo en su Bahía. En las playas de Valdevaqueros, Cádiz, acabada la Guerra Civil, se creyó divisar un hipotético ejército enemigo en actitud hostil para lo que se extendió un campo dunar con objeto de obtener posiciones privilegiadas de cara a ese posible conflicto. Los dos espacios geográficos alteraron su original distribución, creándose unos episodios que modificaron el territorio creando espacios ficticios desde una realidad única. El artista realiza un estudio sobre el sentido de lo que va a acontecer; una especia de diario vigilante donde se produce la fototopía, la recreación de la imagen por la imagen misma.
Unas camas hospitalarias crean una poderosa inquietud, que se ve potenciada por el misterioso permanecer estático de unos pájaros que se posan o parecen revolotear sobre las camas. Es espectador se siente cohibido; hay mucha sensación de desasosiego, de enigma creciente; unos cascabeles anuncian no sé qué misterio ambiental. La ausencia humana acrecienta el enigma de una estancia en la que se siente el dolor, la pena, la muerte. Una camisa planchada y nos zapatos impolutos acentúan la real irrealidad. Los cantos de los pájaro -los del exterior y los impostados que suenan en las salas- musicalizan una fúnebre historia que envuelve de extrañas impresiones toda la escena. Al final dos fantasmagóricas figuras en sillas de ruedas hacen eterno unos lances de esgrima que pone, infinita carga de inquietud, a un escenario que hiela el alma. Es la metáfora del dolor y de la muerte que el artista malagueño David Escalona pone en escena en un diálogo con Chantal Maillard que fue Profesora Titular de Estética de la Universidad de Málaga.
La realidad de la mujer, su conciencia, su dimensión, su historia y su propia identidad son algunos de los conceptos que esta artista lleva a cabo en su proyecto, muy bien acondicionado en la antigua iglesia de la Hermanas de los Pobres, con un discurso que mezcla distintas realidades artísticas muy bien estructurados. Las partes del cuerpo femenino se hacen presentes entre productos naturales, plantas e hierbas con propiedades curativas que interactúan en un inteligente proceso artístico donde, al mismo tiempos, se presiente una cierta intencionalidad de potenciar la realidad que lleva consigo la problemática de género.
La Sala Zaida de la Caja Rural es el laboratorio donde el alicantino Carlos Aguilera sitúa su experiencia desde aquel acontecimiento ocurrido hace millones de años en la península del Yucatán, cuando un meteorito impactó sobre el lugar. A través del hecho todo queda supeditado a un profundo proceso reflexivo. El recuerdo del hecho sirve al artista para crear un entramado de mediatas consecuencias visuales que sirven, de manera un tanto críptica, para argumentar las consecuencias de una singular y precisa circunstancia.
El Museo de la memoria de CajaGranada acoge una importante experiencia de la artista malagueña María Dávila, una joven que, ya, es uno de los exponentes claros del mejor Arte que se lleva a cabo en nuestra zona. Se vale de los archivos fotográficos de la Universidad de Granada y de fotografías anónimas para investigar sobre el escasa distancia que existe entre la imagen y su representación. La mirada impone una potestad absoluta y crea un estamento imaginario para trasladar a espacios distintos lo que la imagen oferta. Ésta proporciona infinitas posibilidades para penetrar en ella, para ir más allá desde ella misma, para descontextualizar su realidad o para insistir en su primigenio sentido.
Estamos ante un acontecimiento único para adentrarse totalmente en el conocimiento del arte más inmediato. FACBA va a suponer un punto y seguido en el análisis de una realidad artística con infinitos matices. Y todo desde la Facultad de Bellas Artes de Granada, verdadera factoría de un arte que no tiene horizontes.
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