Muere Manolete, histórico bailaor flamenco de Granada
El bailaor llevaba desde 2009 al frente de la escuela de La Chumbera, uno de sus mayores legados a la ciudad
Manolete, la encarnación del baile gitano en los escenarios
Manuel Santiago Maya, conocido popularmente como Manolete, ha fallecido hoy a los 77 años dejando tras de sí una extensa carrera artística y un legado cultural que, entre otros muchos elementos, se concreta en la Escuela Internacional de Flamenco de La Chumbera, que abrió en 2009 en colaboración con el Ayuntamiento de Granada, en la que se ofrece una formación permanente de danza flamenca en todos sus niveles, además de cursos y clases magistrales, todo ello coronado con el impotente fondo de la Alhambra.
El lugar escogido para esta escuela no fue casual. Nacido dentro de la dinastía de Los Mayas, Manolete lleva el barrio del Sacromonte en sus venas, pues fue allí, con apenas siete años, cuando se arrancó a bailar por primera vez, afición que ya no abandonará nunca y que a los 15 años le obliga a marcharse a Madrid para seguir formándose.
Fue se hermano Juan, guitarrista, quien le llevó con él a la capital para que "lo cepillen", según el propio Manolete explicaba en una entrevista reciente. Allí le apuntó a la academia de Antonio El Bailarín, donde entre otros se formaron Antonio Gades (quien después compartiría con el granadino su paso por el Ballet Nacional de España) y vigilaba, asentado a la puerta, la entrada de su hermano a clase, pese a la reticencia de este pues se aburría, recordaba en dicha entrevista, estando allí dentro.
Los esfuerzos del hermano dieron sus frutos y tras el paso por clases, a Manolete no le faltaron actuaciones. Recordaba el bailaor granadino que el primer tablao en serio en donde actuó en Madrid, siempre de la mano de Juan, fue el Torres Bermejas, considerado la catedral del flamenco y a donde acudían todos los cantaores, bailaores y guitarristas que se preciaran como tales. Si actuabas en el Torre Bermejas, ya tenías un pie en la profesión.
Después vendrían las giras. Con las compañías de Manuela Vargas, María Albaicín y La Chunga viajó por varios países de Europa y América, e incluso llegó a viajar a Japón, de nuevo junto a su hermano, donde estuvo casi un año enseñando flamenco, una experiencia que clasificaba como "bonita", al estar en el único sitio del mundo en el que sentía grande, no como artista, sino como persona.
Premio Nacional de Danza
A lo largo de su extensa carrera, Manolete ha sido premiado en infinidad de ocasiones, entre los que destaca el premio Nacional de Danza o la Medalla de Oro de la ciudad de Granada. En 2010 la Peña de la Platería le dio la insignia de oro en reconocimiento a su extraordinaria aportación al flamenco. Por eso y porque Manolete desarrolla su baile con una intensidad que jamás rompe el equilibrio ni el rigor modélicos del bailaor, que diría el cronista que cubrió el acto.
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