Federico según José Moreno Arenas
Artes escénicas
El dramaturgo estrena esta tarde su obra más personal sobre el teatro y la figura del genio de Fuente Vaqueros
Granada/Federico García Lorca es un autor pero también es un mito. Esa doble vertiente que nació tras su muerte hacen que a veces la aproximación a su obra no se haga con la mirada límpida y desprejuiciada que merece. Pero no sólo a su producción, también a su figura. Son muchos los intereses que han movido la lectura de ambas y pocos los que saben escapar de ellos para ofrecer una perspectiva original y certera.
Descargado tras la jubilación de sus tareas como secretario de ayuntamiento, José Moreno Arenas, uno de los dramaturgos más destacados y prolíficos de la escena andaluza actual, ha concentrado sus esfuerzos en emprender tan ingente tarea.
Aunque la labor dio sus frutos hace unos años en la forma en la que Moreno Arenas mejor sabe plasmar sus conclusiones, como una obra de teatro titulada Federico, en carne viva –estrenada por primera vez en 2018 en Málaga y girada después por varias ciudades de Estados Unidos–, ahora regresa con un nuevo montaje a cargo de Karma Teatro. Algo similar a lo que sucede en el cine con esas cintas que se reestrenan como la versión del director. La puesta de largo oficial será hoy a las 20:00 horas en Albolote, localidad natal del dramaturgo.
Moreno Arenas explica que su intención ha sido mostrar al ser humano que hay en Federico, para lo cual había que desvestirlo de todas las capas “míticas” que se le han añadido a través de los años. En una tierra en la que el genio de Fuente Vaqueros ha quedado a reducido a veces a atracción turística cuando no ha objeto de explotación política, el autor se muestra tajante. “Siempre he tenido la sospecha de que a Federico no lo podemos envasar y vender”.
Quizás por ese motivo se había resistido hasta ahora a aproximarse al legado del dramaturgo granadino. Y ahora lo ha querido hacer sin filtros, sin la labor de los intermediarios que hacen biografías y estudios exhaustivos: “Lo primero que hay que hacer es leer su obra, luego las entrevistas que le hicieron y su correspondencia: Son los tres puntos clave. No digo que haya que huir del resto, pero muchos libros responden a determinadas expectativas de los biógrafos”. En ese sentido, el autor alboloteño señala que a veces ha convenido “obviar cosas que se han dado a conocer en sus cartas”.
Partiendo de esas lecturas, el “teatro indigesto” de Moreno Arenasteatro indigesto” de Moreno Arenas reivindica la obra surrealista de García Lorca y trata de desenmarañar la madeja de su relación sentimental con Juan Ramírez de Lucas (el Rubio de Albacete). Eso se concreta poniendo de relieve cuáles eran sus verdaderas pretensiones creativas y clarificando las razones de su no salida de España ante el inminente conflicto. Así se logra concretar su relación con Granada y profundizar en su teatro “bajo la arena” como proyección de su propia existencia.
Así lo expresa Moreno Arenas: “Ambos hechos son decisivos en la vida de Federico, como bien quedan aclarados en las páginas de Federico, en carne viva. El primero, porque el teatro “bajo la arena” es una mirada catártica que el propio Federico hace a su interior; es la manera de gritar todo aquello que no puede confiar a sus paisanos, de vociferar las esencias de su yo en una ciudad cuyas calles provincianas lo agobian y encorsetan. El segundo, porque la apasionada, aunque breve, relación con Juan será determinante para el futuro inminente de Federico: su amor por el manchego acabará costándole la vida”.
Aunque ni mucho menos desdeña obras como La casa de Bernarda Alba, Yerma, o Bodas de Sangre, “las tragedias de corte andaluz”, para Moreno Arenas, “Federico llegó al surrealismo 20 años antes que Samuel Beckett, que se ha llevado la gloria”. Y lo hizo con obras de teatro como El público o Así que pasen cinco años.
Por eso José Moreno Arenas no ha escogido al azar los personajes de Federico, en carne viva. Naturalmente, García Lorca es el protagonista sobre el que gravita este “drama inconcluso”. La réplica está a cargo de Margarita Xirgu, una de las actrices por excelencia de la dramaturgia lorquiana y que había quedado desconcertada tras la lectura que el propio autor hizo de Así que pasen cinco años. Ello la convierte en personaje fundamental por las exigencias de los diálogos con Federico, que intentará convencerla: “En estas comedias imposibles está mi verdadero propósito”.
Esa dualidad que García Lorca establece en la propia clasificación de su obra dramática –comedias imposibles (su verdadero propósito) y resto de su obra (para tener derecho al respeto)– ha servido a Moreno Arenas para incluir junto al diálogo Lorca-Xirgu dos personajes que abanderaran una y otra opción: Buster Keaton y Bernarda Alba. De Keaton –el de los ojos “infinitos y tristes”, según Lorca– siempre pensó que era el más adecuado para estar al frente del “bando” surrealista lorquiano. De Bernarda, porque era el personaje que, gracias a su acusada personalidad y a su agrio carácter, más juego podría dar al frente del “costumbrista”. Pero también hay un personaje ausente, como Pepe el Romano: Juan Ramírez de Lucas, porque a la espera del permiso paterno que permitiese salir del país al joven de 19 años encontró el poeta su muerte.
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