Una reivindicación del 'Frankenstein' menos autocensurado y conservador

Premio Nacional de Traducción de la Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos

Margarita Carretero, profesora de la UGR, gana el Premio Nacional de Traducción de AEDEAN por su interpretación de la versión original de la obra de Mary Shelley

Retrato de Mary Shelley elaborado por Richard Rothwell, exhibido en la Royal Academy en 1840. / Wikipedia
Isabel Vargas

25 de noviembre 2019 - 22:29

Granada/Margarita Carretero conoce Frankenstein como la gran mayoría: a través de las películas. Cuando llega a la universidad lee mucha poesía romántica y autores del siglo XIX. Entre ellos están Lord Byron y Mary Shelley. "Al leer su libro descubro la verdadera historia tan sobrecogedora que hay detrás de él. La cultura popular ha simplificado tremendamente una historia de un dolor exagerado, de un sufrimiento de un ser discriminado. Frankenstein podría ser hoy día cualquier paria, cualquier ser marginal, que no encuentra su sitio en la sociedad", defiende la profesora de la UGR reconocida hoy con el Premio Nacional de Traducción de la Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos.

Carretero se ha hecho con el galardón gracias a su primera traducción literaria: la de la edición original de Frankenstein de 1818, publicada por la editorial Comares el año pasado con motivo del bicentenario de dicha edición. "La traducción no fue un encargo de la editorial, sino una iniciativa mía. Frankenstein me encanta. La he enseñado en clase. Quise recuperar el texto original de 1818 para el público lector en castellano. La edición estándar es la de 1831, que la misma autora revisó y cambió. Quería reivindicar la de 1818", explica la profesora titular de Literatura Inglesa de la UGR.

Una imagen de Margarita Carretero, profesora de la UGR y autora de la traducción reconocida. / UGR

La obra galardonada mantiene intactos los elementos autocensurados para la edición de 1831 y está, por tanto, libre de los pasajes ampliados y añadidos para esta última. La trama en las dos versiones prácticamente no varía. Sin embargo, en la edición original Víctor Frankenstein y Elizabeth Lavenza son primos. "En la de 1831 ella es una chica que los padres de Víctor adoptan. Quiso así cambiar la relación de parentesco teniendo en cuenta a un público victoriano más conservador", razona Carretero. Otro de los aspectos más destacables de la obra original es el compromiso del científico.

Víctor Frankenstein, más responsable en la original

"En las dos versiones Víctor intenta justificarse mucho. Dice que lo hace por el bien de la humanidad y culpabiliza a la criatura de las desgracias. Sin embargo, Mary Shelley lo hace más responsable de sus actos en la edición original. En los pasajes ampliados de 1831 da la sensación de que Víctor es más víctima de las circunstancias. El Víctor de 1818 es más crítico de manera muy sutil, en la caracterización del personaje. En la de 1831 se subraya ese no querer culparse a sí mismo de lo ocurrido", apunta la profesora.

Portada de la traducción de la profesora, publicada en Comares. / G. H.

El motivo, cree Carretero, tiene que ver con la propia vida de la autora inglesa: "Ella en 1818 está convencida de que cada acción tiene un premio y un castigo. El doctor Víctor recoge lo que siembra: trae una criatura al mundo, no es responsable con ella, la abandona y recoge la venganza. A ella se le mueren tres hijos y se queda viuda, sabiendo que no ha hecho nada malo. El destino es arbitrario. El darse cuenta de que muchas veces somos hojas a merced del viento, marionetas en manos del destino, puede ser un poco lo que haya influido en esa aceptación del destino que está presente en la versión de 1831".

A Carretero le alegra recibir el premio en noviembre, el mes en que nace la criatura, y el día que miles de mujeres salen a la calle para protestar contra la violencia machista. "Todavía hay gente que cuestiona la autoría de Frankestein. Mary Shelley fue una persona cultísima que fue capaz de encontrar su propia voz a pesar de las circunstancias hostiles a las que se enfrentaba por ser mujer y una persona tan joven", destaca sobre la escritora que no se dejó frenar por los tabúes de la época.

Próximo reto: 'El último hombre'

La profesora está pensando ahora en traducir El último hombre, una novela mucho más larga y compleja de la escritora inglesa publicada en 1826. "Tiene una visión apocalíptica del siglo XXI aunque no es una novela de ciencia ficción. Narra la desaparición progresiva de la humanidad por una epidemia de peste", cuenta. Esperamos encontrar pronto su traducción en las librerías. Mientras tanto disfrutemos de su traducción de la gran obra de Shelley, una reivindicación del Frankenstein más libre y crítico.

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