Glinka en Granada

En los márgenes

Dedicaremos el artículo de este domingo a descubrir el viaje de Glinka a España y Granada de 1845 a 1846

Manuel Castellano Retrato de Glinka dibujo a lápiz, noviembre 1845. Biblioteca Nacional de España
Manuel Castellano Retrato de Glinka dibujo a lápiz, noviembre 1845. Biblioteca Nacional de España
Reynaldo Fernández

23 de julio 2022 - 18:39

Granada/En esta serie de artículos con motivo del centenario del Concurso de Cante Jondo de 1922 dedicamos este a uno de los antecedentes en el imaginario europeo de lo “oriental” y el flamenco, en concreto al viaje de Glinka (1804-1857) a España y a Granada (1845-1846).

Atribuir a España, y especialmente a Andalucía y Granada, rasgos del orientalismo libresco será una característica durante el romanticismo y nacionalismo. El concepto de alteridad como exótico será un elemento importante en esta etapa artística. El orientalismo europeo ha sido estudiado por Eward Said y José Antonio González Alcantud, entre otros.

En 1996 se publicó el libro Los papeles españoles de Glinka, edición a cargo de Antonio Álvarez Cañibano, por la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, donde se me asignó precisamente el artículo del viaje y estancia de Glinca a Granada.

Glinka visita esta ciudad de noviembre de 1845 a febrero de 1846, transcribiendo las melodías del guitarrista flamenco Francisco Rodríguez Murciano (1795-1848), y se desarrollará la corriente denominada "alhambrismo sinfónico", de obras inspiradas en esos palacios.

La documentación sobre el viaje de Glinka a Granada está formada por una serie de cartas que envió a su familia y por las memorias de viaje. Si sólo dispusiéramos de una de ellas nuestra visión sobre dicho viaje sería completamente diferente e incluso opuesta. Glinka escribía pensando en el receptor y adaptándose a la imagen que pretendía transmitir. Así, en la correspondencia mantenida con su familia , especialmente con su madre, se muestra muy interesado por la naturaleza, las flores, por llevar una vida tranquila, cuidando de su delicada salud, pidiendo constantemente dinero, aunque se consideraba “un buen administrador”, a fin de prolongar su estancia en Granada, interesado por los monumentos históricos, por el paisaje y la geografía.

Las razones esgrimidas para permanecer en Granada serán básicamente dos, el carácter beneficioso del clima para sus nervios y salud y el ambiente propicio de inspiración para sus creaciones.

Sin embargo, en las memorias, dirigidas a sus amigos, se nos revela un Glinka desconocido, de gran vitalidad, enamoradizo, derrochador, bohemio, capaz de cabalgar largos trayectos, pasando las noches en vela de tertulias y fiestas para retirarse a descansar al amanecer. Incluso se llevó a la cantante Dolores (Lola) García a Madrid, "guapa andaluza de 20 años, de estatura mediana y buen cuerpo, de pie pequeño y una voz dulce", como la describe el propio Glinka. Realiza los desplazamientos mediante una red de amigos, sin la cual dice "no se puede viajar", es acompañado por ellos y cuando esto no es posible, se establecen cartas y contactos para que no tenga ningún problema.

Glinka no parece interesarse por el ambiente musical granadino, entre las relaciones que menciona no se encuentran los compositores e intérpretes más destacados, tampoco encontramos ninguna mención de su presencia en las actividades operísticas del teatro Napoleón ni del Liceo. Glinka visitaba las fiestas populares y tertulias locales, de la mano de Francisco Bueno y Moreno y del guitarrista Murciano y su hijo, aunque prefería realizar las fiestas y veladas flamencas de cante y baile en su casa, ubicada en la Alhambra, en concreto en el Carmen de S. Miguel, en Torres Bermejas. Destaca el fandango de Murciano y el baile de Pello, a quién intentaba imitar. Describe en la correspondencia la fiesta de Navidad en donde "todo se hace en la calle, como en el sur de Italia".

P. Villamil: Mujer con guitarra, Sevilla 1847.
P. Villamil: Mujer con guitarra, Sevilla 1847. / R. G.

Las fiestas con jóvenes gitanas en las que Glinka se animaba a bailar las describe para su familia como "además de estudiar las canciones populares, estudio también los bailes regionales, ya que lo uno y lo otro son imprescindibles para el perfecto conocimiento de la música española", o la cita siguiente: "Estudio con aplicación la música española. Aquí se baila y canta más que en otras ciudades españolas. La melodía y baile que predomina en Granada es el fandango. Comienzan las guitarras y después, cada uno de los presentes, por turno, canta su copla mientras una o dos parejas bailan con castañuelas. Esta música y baile son tan originales que hasta ahora no he podido captar la melodía porque cada uno canta a su manera. Para llegar a comprenderla me da clases, tres veces a la semana (por 10 francos al mes), el primer maestro de baile, con él trabajo manos y pies. Podrá parecerle extraño, pero aquí música y baile son inseparables", "la mayoría son melodías árabes. Para alcanzar mis objetivos recurro a los arrieros, artesanos y a la gente sencilla para prestar oído, con mucha atención, a sus melodías. Los giros melódicos, la distribución de las palabras y los adornos son tan originales que hasta ahora no he podido captar plenamente todas las melodías escuchadas".

'Debajo de nuestra cama hay unos zapatos', Canción Granada el 20 de diciembre 1845.
'Debajo de nuestra cama hay unos zapatos', Canción Granada el 20 de diciembre 1845.

Otros destinos

En noviembre de 1846 visitó Córdoba y Sevilla, en esta última permaneció todo el invierno de 1846 a 1847, allí acudía a las veladas de baile de Félix y Miguel, donde "cantaban en estilo oriental los mejores cantantes nacionales, mientras ellas bailaban extraordinariamente, pareciéndonos escuchar tres ritmos diferentes; la canción iba por su lado, la guitarra aparte, y además las palmadas y taconeos de la bailadora parecían ir independientes de la música". En Sevilla criaba pájaros en una habitación para ellos (en concreto llegó a tener catorce). En la cuidad del Guadalquivir escuchó la voz del Planeta y al famoso violinista Ole-Bul.

Importancia

La lectura del epistolario y de las memorias resulta muy interesante, de grandes contrastes y con diversos datos de interés. Textos fundamentales para entender el imaginario exótico y la fascinación romántica por España y Andalucía en particular. El concepto oriental del flamenco de Glinka influirá en el círculo de compositores rusos y en el pensamiento de Manuel de Falla y Federico García Lorca, en sus escritos sobre el Cante Jondo con motivo del Concurso de 1922.

P. Villamil: Mujer con guitarra, Sevilla 1847.

Transcripción de la canción: Debajo de nuestra cama hay

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