Guarnido Un apellido con dos caras

el adn de la cultura 3 Familias unidas por la creación

El dibujante de cómics y la bailaora han conseguido triunfar en dos disciplinas muy diferentes

Guarnido Un apellido con dos caras
Guarnido Un apellido con dos caras

La niña Lucía Guarnido presumía de un hermano que vivía en París y dibujaba para Walt Disney. Juanjo Guarnido, ya con varios premios Eisner a sus espaldas, colgaba vídeos de su hermana bailaora para alardear con sus compañeros de profesión. Ambos han triunfado en sus respectivas carreras en el flamenco y en el mundo del cómic, trayectorias que están escrupulosamente documentadas en la casa familiar de sus padres, quienes guardan celosamente todas sus entrevistas en los medios, detalles de todos los espectáculos y dibujos de cuando el mayor de los hermanos tenía poco más de tres años. "Mi padre es mi memoria", señala Lucía. De hecho, este año se celebra el 70 aniversario de Lucky Lucke, un personaje de tebeo del que Juanjo Guarnido creía que nunca había sentido especial predilección hasta que se topó en el archivo familiar con un dibujo suyo del personaje realizado con apenas cuatro años.

Sus padres, maestros de profesión, les inculcaron el amor por la música clásica o la pintura y dejaron volar la imaginación de dos niños que ahora, de adultos, han conseguido que el apellido Guarnido sea conocido y respetado en mundos tan dispares como el del cómic y el del flamenco. Una introducción a la cultura sin estridencias, de forma natural, aunque Juanjo recuerda jocosamente uno de sus momentos más temidos en su infancia: "Mi padre tenía mucho interés en que viésemos todas las semanas un programa que se llamaba El mundo de la música, pero el programa era horrendo, lo más árido de este mundo", recuerda sobre la única imposición cultural que se le podría "reprochar" al patriarca de los Guarnido.

Lucía es diez años menor que Juanjo, pero los primeros recuerdos de su hermano son con las manos manchadas de tinta y un lápiz en la mano. Le retrata como uno de esos talentos puros que responden al estereotipo de genio despistado. "Vive muy centrado en sus dibujos, aparte de sus hijos es el pilar fundamental de su vida y tiene un punto bohemio de estar en su mundo pensando en sus proyectos", explica una mujer que, por su parte, confiesa que aunque la danza es una parte fundamental para entenderse a sí misma, necesita de otras cosas aparte de su profesión para no sentir que la vida se le escurre entre los dedos. "No sé si mi padre, más que un talento, vio en mí una pasión por el dibujo que continúa a día de hoy", señala Juanjo ratificando la opinión de su hermana, aunque no sólo se ausenta del mundo con un lápiz en la mano, también le puede suceder "con una tapa de jamón en la boca".

En los veranos, Lucía recuerda cómo su madre rastreaba las playas buscando piedras a su hijo para que las pintara. Con 4 años un dibujo suyo salió publicado en Ideal y con apenas 13 primaveras ya participó en una exposición en Motril. Juanjo Guarnido abandonó pronto el nido familiar de Salobreña y estudió los dos primeros años de Bellas Artes en un piso de estudiantes de Granada antes de que la familia se volviera a reunir en la capital. Un reencuentro efímero porque a los pocos años partió a Madrid para instalarse a continuación en París. Con todo, procuran verse sin que el miedo a los aviones sea una excusa porque ambos han recorrido el mundo por motivos profesionales.

Lucía es licenciada en Filología Hispánica compartiendo pupitre con Andrés Neuman, Ramón Repiso o Rafael Espejo, hizo un doctorado de flamenco en Sevilla pero, pese a este poso, es de las pocas bailaoras que no se ha lanzado a unir flamenco y poesía. "Es que soy muy respetuosa con el arte, hay que andarse con mucho cuidado porque soy muy perfeccionista, todos mis pasos han sido muy medidos y trabajados", señala.

También recuerda sus viajes a París a los estudios Disney, donde su hermano mayor le mostraba sus dibujos y las animaciones que luego, los niños que no tenían hermanos dibujantes, verían en la gran pantalla, caso de la película Tarzán. "Cuando ves su nombre en los títulos de crédito es algo difícil de describir", recuerda sobre un autor que con Blacksad se ha convertido en uno de esos dibujantes imprescindibles para entender el cómic contemporáneo.

Se respetan y se admiran, comentan sus espectáculos y sus proyectos, aunque Juanjo confiesa con humor que no es especialmente "gracioso" dando el compás con las palmas. Lucía comenzó a bailar en Salobreña "como casi todas las mujeres andaluces que han pasado por una escuela de flamenco". "Mis padres nos han apoyado en todo, en mi caso haciendo un esfuerzo económico porque en una familia de maestros con cuatro niños llegó un momento en el que estaba apuntada a tres escuelas a la vez", recuerda Lucía sobre un momento de su trayectoria en el que compaginaba clases con Mariquilla, Miguel Medina y Maite Galán. "Yo pensaba en un primer momento que ella iba a aprender sevillanas para bailar en las ferias, como hacen todas las niñas, pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que tenía algo especial", recuerda por su parte Juanjo Guarnido.

Después llegó la explosión sobre un escenario, cuando quedó "apabullado" con el espectáculo A mi Aire. Intenta asistir a todos sus estrenos y ha evolucionado como espectador, ya que se le siguen saltando las lágrimas pero dejando a un lado el amor de hermano; es el "escalofrío" ante la belleza en estado puro sobre un escenario. "Mi hermana siempre ha dejado que otras disciplinas artísticas, algunas insospechadas, influyan en su manera de concebir la coreografía", señala para recordar a continuación un momento de juventud en la casa familiar. Juanjo estaba en su cuarto y escuchó un zapateao muy particular en la habitación contigua. Era Lucía llevando al flamenco a un grupo de rock sinfónico como Dream Theater.

En cuanto a un proyecto en común que una sus pasiones se muestran receptivos y dejan una puerta abierta. Juanjo era "reacio" hace un tiempo a la promiscuidad entre las artes. Pero en París hay un gran tradición de unir la música y la pintura en el escenario. Al final se animó y ha participado en algunos conciertos en los que ha dibujado la canción al tiempo que el grupo la interpretaba. Así que un Guarnido&Guarnido es una posibilidad que está sobre la mesa para juntar a dos hermanos de caracteres y profesiones bien diferentes, pero que han logrado que su apellido pueda asociarse a una bata de cola o a un gato con maneras de Sam Spade, según el caso,

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