Helen Mirren especia un plato soso

Helen Mirren, en la película.
Helen Mirren, en la película.
Carlos Colón

11 de octubre 2014 - 05:00

Comedia, EEUU, 2014, 122 min. Dirección: Lasse Hallström. Guión: Steven Knight. Fotografía: Linus Sandgren. Música: A.R. Rahman. Intérpretes: Helen Mirren, Om Puri, Charlotte Le Bon, Manish Dayal. Kinépolis.

Lasse Hallström es un artesano sobrevalorado durante un tiempo -Mi vida como un perro, ¿Quién ama a Gilbert Grape?, Las normas de la casa de la sidra- al que películas como Chocolat, Una vida por delante o Casanova pusieron en su sitio: el de un artesano aseado pero más bien cortito, sin mundo creativo propio. Si da con un buen guión y buenos actores, cumple. En este caso tiene entre sus manos un sólido texto del gran guionista (Promesas del Este, Crónicas de Narnia, Negocios ocultos) y director (la muy inteligente y audaz Locke) Steven Knight que, desgraciadamente, hace lo que puede con el previsible y algo manido argumento que le proporciona un best-seller de Richard C. Morais.

La unión de la gastronomía y multiculturalidad cansa desde el principio. Huele demasiado a buscar elementos de éxito -el decadente auge de la gastronomía elevada a arte de vanguardia, la moda de los talent shows culinarios y el buen rollito multicultural- para hacer una ensalada que guste al mayor número posible de paladares.

Frente a un reputado restaurante regentado por una bruja obsesionada por ganar otra estrella Michelin -situado, como no, en el sur de Francia- se instala una familia india para abrir otro restaurante no precisamente caracterizado por el buen gusto decorativo, la suavidad de los sabores o el silencio que sólo deje oír el ruido de los cubiertos. Indignada, la altiva propietaria del local de prestigio inicia una batalla contra sus vecinos. El desarrollo y el final son tan previsibles como tantas veces se ha contado de forma distinta esta historia de enemigos que se aborrecen porque no se conocen.

Una historia de amor no facilita las cosas, y el guiso bordea el peligro de azúcares. Pero afortunadamente están la gran -qué digo gran: grandísima siempre- Helen Mirren y el simpático y eficaz Om Puri (veterano actor indio popular entre nosotros tras Oriente es Oriente y Occidente es Occidente). La gracia de la Mirren como arpía restauradora, y el duelo entre ella y el bonachón y cabezota Puri, valen el precio de la entrada.

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