Ibn al-Jatib (1313-1374)
En los márgenes
El escritor más relevante de la historia de la Granada islámica, contemporáneo de figuras como Dante, Petrarca, Boccaccio, al-Sahili o Ibn Jaldún
Hace poco, en noviembre de 2022, se presentaba el documental Los constructores de la Alhambra, dirigido por Isabel Fernández, en donde el actor Amr Waked interpreta el papel de Ibn al-Jatib, que hará de hilo conductor de la narración. Película de gran interés para acercarnos al universo de la construcción de estos palacios.
Ibn al-Jatib al-Salmani Lisan al-Din (La Lengua de la Religión), natural de Loja, vivió en un momento en donde el mundo estaba cambiando, etapa del prerrenacimiento, nuestro polígrafo es contemporáneo de figuras como Dante Alighieri (1265-1321), Francesco Petrarca (1304-1374) o Boccaccio (1313-1375), precursores del humanismo, del poeta y arquitecto al-Sahili (1290-1346) que será el gran puente cultural entre Granada y el corazón de África, la mítica ciudad de Tombuctú, o el gran historiador y pensador Ibn Jaldún (1313-1474).
Discípulo de Ibn al-Yayyab, Ibn Marzuq y Abu al-Barakat. Ibn al-Yayyab ere el jefe de la chancillería nazarí y visir. Ibn al Jatib será primero secretario particular del monarca Yusuf I a quien acompañó en su viaje a Almería, lo que le sirvió para escribir un excelente libro de viajes. En 1349, tras la muerte de su maestro, ocupó los cargos de jefe de la chancillería y visir. Según el propio Ibn al-Jatib: "cuando murió mi maestro Ibn al-Yayyab, [Yusuf I] me ciñó con el cargo de visir, me dobló el sueldo y me adjuntó también el desempeño de la jefatura general del ejército", "me entregó su anillo y su espada, me confió el tesoro de su corte, la Casa de la Moneda, la custodia de sus mujeres, la educación de sus hijos y su fortaleza inaccesible […] y me ha dado plenos poderes sobre todo lo que Allah nos confió para guardarlo". También estuvo al frente de las embajadas que se realizaron ante los reyes de su tiempo. Desarrolló una gran actividad diplomática con Aragón y Castilla, así como con la corte meriní.
Compartió enseñanza en la Madraza Granadina con ilustres visitantes como al-Zawawi, Abu ‘Abd Allah al-Maqqari, o con el historiador Ibn Marzuq. Su epistolario con Ibn Jaldún, en su etapa de exilio norteafricano, es de gran interés. Practicó el sufismo, corriente del Islam místico con gran implantación en el reino nazarí.
Estuvo en las cortes de Yusuf I (1333-1354) y de Muhammad V (1354-1359 y 1362-1391). En esta última fue sustituido por su discípulo y después enemigo Ibn Zamrak (1333-1394). Participó en la construcción de la Puerta de la Justicia, la entrada a la Alhambra más monumental y protocolaria, y del Palacio de Comares, con el Patio de los Arrayanes y el Salón del Trono, donde el techo es una alegoría del universo y del paraíso islámico. Precisamente en las tacas de acceso hay poemas de Ibn al-Jatib. Cuando estos poemas se traducen pierden mucho porque este poeta cuidaba mucho las rimas, la rítmica y la sonoridad de los versos y las palabras, y para apreciar toda su belleza es necesaria su recitación en árabe. Precisamente cuando accede a ser visir (1349) es el año en el que inaugura la Madraza o Universidad del reino nazarí. Otras obras importantes de este periodo serán la torre de La Cautiva, el oratorio del Partal, la Puerta de los Siete Suelos, y el reforzamiento de los accesos a la ciudad como en la Puerta de Elvira.
Por las intrigas de sus enemigos es acusado de todo, de impostor, desleal, traidor y hereje, por su desmedida forma de autoalabarse, por atribuirse empresas políticas y constructivas que jamás llevó a cabo, por ofender al Profeta, por desviarse del camino recto del Islam, por haber aumentado los impuestos antes de emprender la fuga, por su gran preocupación por las cosas mundanas y su afán por acumular riquezas y adquirir bienes materiales, por sodomita. En relación a Muhammad V, sucesor de Yusuf I, le reprochan: "Primero lo dejasteis a su suerte en el Magreb cuando cambiaron las circunstancias y os disteis a la mezquindad y al acaparamiento, siguiendo en ello los usos de los sasánidas. Y continuasteis así hasta el momento en que el poder lo llamó a su lado y al-Andalus aceptó su autoridad después del necesario esfuerzo. Entonces, os abalanzasteis sobre el sultán como las moscas sobre lo dulce, y sembrasteis la cizaña entre sus hombres hasta que la ocasión os fue propicia y os hicisteis con el poder absoluto [...]". En 1372 son quemadas algunas de sus obras en Granada. Por todo estas cosas decide huir a Fez, donde finalmente fue encarcelado y estrangulado en 1374. Ibn Jaldún nos cuenta como incluso su tumba fue profanada y apareció abierta y el cuerpo quemado a un lado, con el pelo chamuscado y la piel ennegrecida. Dos días después fue inhumado, lo que le valió el apodo de “el de las dos tumbas” o “el de las dos muertes”. También en vida lo llamaron du l-`umrayn “el de las dos vidas” por el insomnio que padecía.
Al-Maqqari menciona más de 60 obras. Entre su producción destacar: Gestas de los hombres ilustres, acerca de los reyes del islam que fueron proclamados antes de alcanzar la mayoría de edad, estudiado por Lévi-Provençal; Arte del que emplea su talento médico en favor de quién ama, editada por María de la Concepción Vázquez de Benito; Al-Ihata fi ta’rij Garnata (La información completa acerca de la historia de Granada), F. N. Velázquez Basanta ha traducido unas 27 biografías de esta obra. La indicación a la instrucción del visirato; Aparición de la imagen soñada. Viaje de invierno y de verano, narra el viaje de Yusuf I por Almería y la zona oriental del reino nazarí. Al-Lamha (El resplandor de la luna llena, acerca de la dinastía nazarí), traducida por J. M. Casciaro. Jardín de la definición del amor supremo, obra sobre mística sufi, estudiada por nuestro querido Emilio de Santiago Simón. Libro de la magia de la poesía, traducida por J. M. Continente Ferrer. Tropa de composiciones de moaxajas, obra estudiada por Emilio García Gómez, entre otros.
Entre los numerosos investigadores de Ibn al-Jatib, además de los ya mencionados, destacar a J. Lirola Delgado, M. Cortés García, I. Garijo Galán, E. Molina López, J. M. Puerta Vílchez, M. C. Vázquez de Benito.
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