"James Rhodes es un pianista muy malo que se vende muy bien"
Juan Carlos Garvayo | Pianista
El artista dirige un año más el Festival Música Sur de Motril, cuyo ambicioso programa podrá disfrutarse desde este sábado bajo un estricto protocolo de seguridad e higiene
Granada/En su casa no había tradición musical, pero en cuanto dio su primera clase supo que quería ser pianista. "Fue un poco casualidad el que yo entrara en el mundo de la música. En cuanto puse el pie ahí supe que eso era lo mío. Lo tuve clarísimo. Esto es para mí y para toda la vida", responde Juan Carlos Garvayo (Motril, 1969) cuando se le pregunta por el origen de su vocación. Cuatro décadas después de aquello, el cultivado artista atesora una larga carrera profesional como solista y como músico de cámara (con su inseparable Trío Arbós, Premio Nacional de Interpretación). Garvayo dirige el Festival Música Sur en Motril, cuyo ambicioso programa podrá disfrutarse desde este sábado y hasta el próximo 27 de septiembre en el Teatro Calderón de la Barca. El pianista y también poeta atiende a este periódico en Santiago de Compostela donde tiene un recital con su Trío Arbós un día antes de la inauguración del festival de música de cámara en Granada.
-Música Sur se celebrará finalmente. ¿Es un milagro teniendo en cuenta las circunstancias actuales?
-Un pequeño milagro sí que es. Se han cancelado muchísimas cosas y hemos visto como se derrumbaba casi toda la temporada de conciertos. Algunos festivales tímidamente empezaron este verano. El de Granada fue uno de ellos. Pero no se ha recuperado todo. Ha costado muchísimo. La idea que nos rondaba cuando fue el periodo más duro del virus era que en septiembre pudiéramos celebrar este festival. Al final lo hacemos cumpliendo con todas las medidas sanitarias, incluida la reducción del aforo.
-Le encargó a Forma Antiqva un programa dedicado a María Antonia Vallejo La Caramba. ¿Se trata de un rescate musical y biográfico de este personaje aún desconocido por muchos?
-La Caramba es una personalidad muy desconocida en España. Fue una artista muy influyente. Tuvo una fama extraordinaria en el siglo XVIII como intérprete, cantante y actriz, pero también como empresaria (tenía su propia compañía). Encargó mucha música a un buen número de compositores de la época, sobre todo tonadillas escénicas, que era con lo que tenía mucho éxito. Tanto como que dictaba hasta la moda del momento. El otro día dijo Aarón Zapico de Forma Antiqva que era la Rosalía de la época. En Motril no se le ha hecho nunca un homenaje, ni se ha recuperado su figura de forma seria desde el punto de vista musical. Además de una cafetería con su nombre allí, que los niños conocen muy bien (ríe), la figura de la Caramba no está presente.
-También habrá veladas de flamenco durante Música Sur. ¿Lo clásico y lo flamenco pueden convivir en perfecta armonía? Usted lo ha demostrado con Trío Arbós.
-La buena música puede convivir. La esencia está en su calidad y no tanto en las diferencias de género. Si se respetan bien los estilos y se aman pueden convivir perfectamente. Conviven en el músico mismo que las hace. A mí el flamenco me encanta y la música clásica es lo que he hecho toda mi vida. Me gusta ir de un mundo a otro.
-Los clásicos y los flamencos suelen ser muy recelosos en su campo.
-Hay gente que se aferra a lo suyo. Existe en ambos campos ese especie de fundamentalismo, que hay en todas las disciplinas artísticas. El flamenco es una música totalmente impura, con influencias de todo tipo donde lo popular y lo clásico han estado conviviendo constantemente. De ahí ha salido ese fenómeno artístico tan impactante. En esas músicas (clásica y flamenco) hay una esencia muy similar, una expresión muy intensa, directa, muy bien cincelada.
-¿Le molesta mucho ese cliché tan habitual que relaciona la música clásica con el elitismo?
-El programa que interpretamos en Santiago cuenta con canciones populares de España, Irlanda, Escocia, Suecia, Dinamarca, Rusia, Polonia. Todas ellas escritas para voces (en este caso tenor) y trío (violín, chelo y piano) por Beethoven. No me molesta porque ese cliché no lo siento. Escucho flamenco, pop, jazz y clásica. La música es música y convive. No lo siento como una realidad. No es para nada elitista, es música.
-¿Entiende que algunos paguen un dineral por ver a Beyoncé y luego se quejen de los precios de los abonos para una temporada de una orquesta?
-La gente gasta dinero en cosas muy superfluas. Muchos lo quieren todo gratis y la cultura cuesta mucho dinero. En el caso de la música, el que la hace debe tener una formación que en muchos casos conlleva bastantes años en conservatorios o un estudio de tipo oral en el flamenco; y una experiencia. Después debe haber una sala que lo programe o una orquesta con los músicos necesarios para obrar el milagro de tocar una sinfonía de Mozart. Eso no se aprecia, pero tiene un valor intangible. Es parte de nuestra cultural integral. La cultura es educación. El que tú escuches una seguiriya de la Serneta o una sonata de Beethoven tiene una cantidad de conocimiento cristalizado en ese producto artístico. Eso es conocimiento.
-Siempre se habla de la nefasta educación musical en España. Las instituciones no muestra gran interés por ella. ¿Qué falla?
-Falla una cosa fundamental: la educación. Una educación integral que se ocupe de lo que somos y hemos sido a través de la historia. Eso incluye las manifestaciones culturales. Luego fallan las instituciones, que tienen que proveer esa educación de una manera intensa y bien estructurada. Siempre nos falla lo mismo. España es un país increíblemente musical y artística, pero nos falta el conocerlo. Estamos hablando de la Caramba y nunca se le ha hecho un homenaje en Motril o en el Festival de Granada. En esta edición se celebró el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven. El músico español que estrenó todas las sinfonías de Beethoven en el siglo XIX fue el granadino Mariano Vázquez. No se le ha hecho ni una mínima mención en el Festival. Es incomprensible. En cualquier otro país esto estaría más que reconocido y sus obras estarían publicadas.
-Más de 600 personas se manifestaron este jueves en defensa de la cultura en la ciudad. ¿Hay motivos para salir a la calle a protestar?
-Sí, la situación es extrema. Conozco casos terroríficos. Aquí en el festival hemos hecho un esfuerzo grande porque estábamos concienciados y hemos tenido la ayuda institucional del Ayuntamiento de Motril. En muchos otros casos se han cancelado actividades culturales porque era más cómodo cancelarlas que hacer el esfuerzo de presentarlas con los protocolos sanitarios adecuados. Ese ‘no se hace’ implica una destrucción tremenda de empleos. De eso no se ocupa nadie. Cierran los ojos y ya está. No hay noticias de contagios en salas. Ese presupuesto dedicado a la cultura lo usarán en otra cosa. La gente que vive de eso ha dejado de percibir un salario para comer o vivir. Eso es terrorífico. Parece que la cultura es algo accesorio, pero hay gente que está pasando penalidades. Si han salido a la calle será porque están desesperados.
-La clase política española no se toma en serio el sector cultural y a veces ni siquiera lo trata como tal.
-No. ¿Tú ves a los políticos ir al teatro o algún concierto? La Merkel va a cada producción de ópera que hacen en Berlín y se compra la entrada. Es una cosa normal. Aquí tenemos políticos que son unos catetos.
-¿Qué opina del fenómeno James Rhodes?
-Es un pianista muy malo que se vende muy bien. Tiene un relato extramusical muy bien construido y el hombre llega a mucha gente. Tiene su historia y seguramente habrá despertado muchas conciencias. Desde el punto de vista estrictamente musical, es lamentable lo que hace. Es un producto de marketing.
-¿Si pudiera conocer a cualquier personaje de la historia, vivo o muerto, quién sería?
-Hay tantos... Hoy he llegado a Santiago con un sol radiante y un cielo azul. A las 15:00 ha empezado a llover. Había tormenta. Me he acordado del poema Chove en Santiago de Lorca. Es tan maravilloso el poema. Captura la esencia de Santiago de tal forma. Este granaíno como fue capaz de escribir en gallego ese poema precioso. Estaba yo pensando: "Cuánto me hubiera gustado conocer a Lorca". Además, era un apasionado de la música.
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