Jazz en el Lago con acento de Falla

La segunda noche de la primera edición 'de pago' de Jazz en el Lago consiguió lo que no habían previsto siquiera los organizadores: probablemente el lleno más amplio de los once años del festival. Queda claro que Pedro Iturralde sigue siendo un nombre muy popular.

El concierto comenzó con un gran Sergio Pamies con su banda estable, con la que dio un concierto sorprendente por haberse alejado de la fusión flamenca (acaso previendo las palabras de posteriores de Iturralde censurando el término "¿fusión? ¿de qué?" ). Hay que destacar junto a su digitación cada día más monkiana en estos parámetros menos sacromontinos y el gran hacer de la sección de vientos, con Julián Sánchez y Pedro Cortejosa. Sonó la parte menos racial de Borrachito y en los bises avanzó nuevos temas, para un futuro que se le presenta tan largo como ancho.

Generoso en su entrega, Iturralde se trajo a Atarfe lo mejor de sí mismo (que es mucho), labor en la que estuvo perfectamente acompañado por sus tres músicos. No sólo estuvo magnífico, en sus ejecuciones perfectas sino respetuoso, agradecido y locuaz en el contacto con el público, que en todo momento supo que estaba ante una leyenda. Fue un placer asistir a la master class de este catedrático emérito al que sus alumnos recuerdan tanto por su conocimiento como por su entrañable personalidad. Y en el lago todos lo fuimos por dos horas

Al cuarteto dirige Iturralde (con Mariano Díaz al piano, Carlos Carli a la batería y Richie Ferrer al contrabajo) cabe reconcentrarlo en el calificativo de 'estable'. Llevan años y su complicidad es ya univitelina. Tan estable como el repertorio, el que más le gusta al navarro: los 'grandes' y sus Eetnofonías. Un pupurrí sobre la historia del jazz para empezar y luego sus evocaciones musicales para terminar: la Suite helénica, Solidao por la parte lusa , las Hojas muertas por las Galias, un guiño sanferminesco a su tierra muy apropiado por las fechas y mucha Andalucía: Falla, Albéniz y Lorca.