Jesús Arias, un planeta fulgurante en órbita
Se cumple un lustro de la muerte del periodista, músico y poeta
Desde el 'Réquiem' de Mozart jondo a una obra teatral sobre Nietzsche o un poema dodecafónico dedicado a las constelaciones: el artista dejó una cantidad ingente de material inédito que ahora cataloga su familia
Granada/Juan Jesús García, crítico musical por excelencia de la ciudad, recuerda a Jesús Arias (1963, 2015) como un creador "hiperactivo, desprejuiciado y omnidireccional con una visión de gran angular libre de estereotipos y servidumbres, saltándose límites y reglas preceptivas". Al periodista Antonio Cambril, compañero suyo en el diario Granada 2000, le pareció "el punki más tímido del mundo" cuando lo conoció a finales de los 80. "Podía lograr un texto bueno con gran velocidad. Era muy soñador en el sentido creativo. Era capaz de crear cosas", destaca Cambril. Según Ramón Ramos, exdirector de Granada Hoy, Jesús fue un periodista con "muy buena pluma". "Era una referencia en el mundo de la música en Granada porque lo había vivido en primera persona y había escrito sobre ella", señala Ramos.
Para su hermano Antonio Arias, "lo más relevante de Jesús es la multiplicidad de sus talentos y el conocimiento con que abordaba cada uno". "Se puede hacer muchas cosas y todas con calidad siempre que lo hagas con profundidad. Si mi hermano pudo hacer todo eso con 52 años. Eso es para mí el legado. Puede escribir bien, componer bien. Su mirada curiosa hacía que las fusiones y fisiones que provocaban estuvieran iluminadas por su talento, su figura o su espíritu. Para nosotros su legado está vivo porque seguimos notando su presencia", asegura el músico cuando se cumplen cinco años de la muerte de Jesús Arias.
Una visita a la casa donde está el legado
La entrevista con el cantante de Lagartija Nick y la filóloga Isabel Daza tiene lugar en la casa de la pareja donde atesoran decenas de libretas de Jesús llenas de poemas, partituras y apuntes de proyectos inéditos. Desde una lectura jonda del Réquiem de Mozart a una obra de teatro sobre Nietzsche o un poema dodecafónico dedicado a las 12 constelaciones: el artista granadino dejó una cantidad ingente de material sin publicar tras fallecer a causa de un paro cardíaco el 1 de diciembre de 2015. "La obra de Jesús es infinita. Cada vez que te encuentras una caja te echas a temblar. Escribía compulsivamente. Lo mismo que componía música y trabaja compulsivamente en el periodismo. Todo era muy intenso en Jesús", recordaba su otro hermano, José Ángel Arias, en otro reportaje para este periódico.
La familia trata ahora de catalogar este valioso y heterogéneo legado, que poco a poco va viendo la luz. La Diputación publicaba en 2019 Un jardín contra tu nombre, un poemario pasado por el tamiz lorquiano y jondo donde Jesús habla del dolor en primera persona. Ese mismo año, Lagartija Nick recuperó el ambicioso proyecto en el que trabajaba el músico cuando murió hace cinco años. Los cielos cabizbajos (Montgrí) se trata, en palabras de su autor, de "un poema sinfónico para coro, orquesta sinfónica, voces flamencas e instrumentos extraños que pretende rendir homenaje a aquellas ciudades que durante el siglo XX se vieron devastadas desde el cielo, como un tornado de fuego, por el odio más desolador del hombre". En 2018, Estrella Morente, Lagartija Nick, el pianista David Montañés, el coro Manuel de Falla y el ensemble de la orquesta de la UGR presentaron en directo un boceto del trabajo en el Paraninfo del PTS.
"Para Los cielos cabizbajos usamos cinco libretas de estas. Quedan sin publicar El Réquiem para Morente, el Réquiem de Mozart aplicado al cante; un poema dodecafónico dedicado a las 12 constelaciones terminado. El Mater Lux (una cantata compuesta en honor a la Virgen María y a la maternidad) habría que publicarlo algún día porque hay maquetas grabadas. Una obra de teatro sobre Nietzsche, que es un monólogo. La traducción de la biografía de Joe Strummer de Chris Salewicz traducida al español a mano", precisa la pareja sobre "el montón de material inédito e interesante". "Hay un montón de ideas por desarrollar. No tenemos un plan establecido, sólo el deseo personal de estudiar su literatura o Antonio de publicar algunas de sus obras musicales", reconoce la filóloga.
Antonio Arias cree que habría por lo menos para cinco o diez proyectos musicales inéditas e incontables poemarios. "En el último disco de Lagartija se presenta una parte muy atractiva de su obra. La gente lo ha recibido muy bien porque tienen acceso a su corazón. Es la punta del iceberg", asegura el guitarrista. "Las cosas están aquí y es imposible no atenderlo. Cinco años pasan volando. Los papeles empiezan a asomarse solos y los libros a cobrar un orden. Al principio teníamos un desbordamiento. Nos podía el pudor y la tristeza. Hace falta un poco de tiempo para abordarlo. Hace un tiempo que se ha empezado a ir moviendo todo", se sincera Daza, que prepara ahora un tesis titulada El jondismo como herencia cultural. "No sé donde me va a llevar Jesús. Me interesa ese caminillo que recorren Jesús Arias, Joe Strummer, Leonard Cohen y cómo ese eje lorquiano genera algo que hoy podemos llamar herencia cultural", explica.
Al rastrear en las distintas estanterías, coronadas por libros de Antonio Muñoz Molina y de poesía, volúmenes de historia sobre la ciudad, fanzines de los 80, partituras de diferentes compositores y hasta una completa colección de Fórmula 1, se encuentra la cantata Mater Lux escrita en latín (y sus correspondientes libros de gramática latina). También hay poemarios escritos de su puño y letra y a máquina con portadas personalizadas, hechas a mano. "No trato de hacer poesía si no de hacer Jesús. No trato de encontrar la rima sino de gritar más alto", se lee en uno de ellos fechado en 1979.
Daza destaca la calidad literaria de sus canciones por encima de todo. "Una de las cosas fundamentales en Jesús es la manera en la que él trata que sus letras sean poemas, que estén bien escritas, que obedezcan a unas leyes poéticas. Aporta algo a su calidad musical y a la calidad musical de la ciudad. Él mantiene un diálogo profundo con Lorca. El valor de esas cosas tardaremos en saberlo. Es como una especie de huella. Sus mejores poemas son las letras de sus canciones", asegura la filóloga.
De su visión musical, Juan Jesús García lo resume a la perfección: "Sorprende que, en la música por ejemplo, está adscrito al punk, pero acaso solamente como filosofía, porque tenía una formación personal y unas inquietudes mucho más globales y anchas que sus colegas de estilo, y formalmente podía pensar en guitarras muy bravas y callejeras al lado de orquestas sinfónicas, y todo encajaba con coherencia en su cabeza". El crítico y también amigo del artista lo define como "un periodista de intuición y vocación" que jugó un papel fundamental en la producción de Omega: "Tiene muchos padres, pero él fue el teórico de la operación, el arquitecto en la sombra y el catalizador de la reacción química entre elementos muy distintos y a priori incompatibles".
Arias resalta de su hermano "esa empatía natural por los desvalidos y la gente que sufre". "Todo lo que tenía te lo ofrecía. Recuerdo las noches de La Tertulia donde estaba en su salsa. Él entregaba allí todas sus ideas. Su generosidad iba más allá de lo material. Era más receptivo en los 90. Cuando cambia el mundo y a él lo despiden del periódico (cuando Granada Hoy hace un ERE en 2012), él no encuentra su sitio porque ese sitio ya no está", admite. "Hablamos de un mundo cruel. El oficio vivía horas bajas. A Jesús le duele el mundo hasta el extremo", apunta Isabel.
"Esa sensibilidad que tanto le servía para la creación le impedía afrontar la vida diaria. Él ni siquiera podía ser lo que era porque el mundo había cambiado. Se desesperó un poco. Ese cambio de mundo le impedía ver sus éxitos presentes. Su bondad le hacía derivar hacia la nostalgia", se sincera Antonio. "No disfrutaba del éxito porque no buscaba el éxito, sino la verdad en un mundo deteriorado y precario", sostiene Daza. Sin embargo, a pesar de su temprano adiós, su figura como creador total sigue muy viva. Y cumplió lo escrito cuando dijo que "hay que vivir como si fuera la última gota o todo contuviera una sola palabra; el paso firme y la música atroz que habita en cada latido".
Anécdotas y vivencias
Antonio Arias sobre la creación del Omega: "Cuando él hace esa poesía lorquiana para su grupo TNT está aquí Lorca, en el presente. Incluso si Enrique Morente se acercó a Lagartija Nick fue porque había un aspecto poético lorquiano en nuestras letras, que era el trabajo que había hecho con mi hermano Jesús en el disco Su de 1995. Caundo Enrique y nosotros empezamos a trabajar el Omega había unos parámetros, nuestras antenas están orientadas por Jesús. El ofrece cosas que tenían un valor. Él era una de las personas que más trabajo le costaba poner en práctica sus ideas. No podía aislarse de su propia agonía, desencanto y sufrimiento con cualquier obra. Le costaba despegarse de cualquier hijo suyo".
Juan Jesús García sobre su participación junto a Jesús en una serie de Bardem sobre Lorca: "La de la foto, tan lorquiana y 'arias' ella: no solo estudió hasta sus últimas consecuencias la obra de Lorca sino que además ¡fue personalmente a detenerle a su propia casa!". Otras anécdotas: "O cuando conseguimos que TNT sonaran con insistencia en Radio 3 con una estrategia muy Brian Epstein, a base de escribir cartas con distintos nombres que enviabamos, para disimular, desde todos los pueblos que había en la carrera de Granada a Madrid, cuando yo iba a visitar a mi familia". Otra: siendo él un furibundo anticlericlal, consiguió que su canción Cucarachas, dedicada mordazmente a la iglesia.
Otra anécdota de Antonio Arias hablando del punk tímido: "Íbamos a tocar como Los Bichuchos al local de las Vulpes en el año 1982. No sé si estaba en Donosti o en Bilbao. TNT había terminado. El caso es que el viaje lo hacíamos en tren. Eric Jímenez a la batería, yo el bajo, Jesús a la guitarra y Arturo Cid el saxofón. En el tren Arturo se ponía un pasamontañas y unas gafas encima. Mi hermano se ponía enfermo. "Dejad de hacer eso. Que vamos al País Vasco y nos vamos a tratar como etarras", nos decía. Recuerdo a Arturo paseándose por el tren con ese look. Yo desatornillaba ceniceros. Era muy fácil. "¡Que estáis haciendo!", nos llamaba la atención. "Es un viaje larguísimo", le contestábamos.
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