José Ángel Mañas: "La misma riqueza de la literatura te la puedes encontrar en la conversación de los bares"
Entrevista
Después de reflexionar sobre la España del pelotazo en ‘La vida de bar en bar’, el madrileño echa la vista muy atrás para hablar sobre Pelayo, el primer rey de Asturias
José Ángel Mañas (Madrid, 1971) estudió Historia pero se gana la vida como escritor. Desde que hace casi tres décadas dio una patada en la puerta del mundo editorial con Historias del Kronen, ha desarrollado una extensa carrera literaria que se ha movido siempre entre esos dos extremos, el de la novela histórica y el de la ficción más pura, siguiendo, según sus propias palabras, la estela de otros grandes nombres de la literatura como Flaubert “que se va de Madame Bovary a Salambó” o Ridley Scott “que lo mismo te hace Blade Runner que El último duelo”. Ese continuo zig zag tiene su penúltimo capítulo en ¡Pelayo! (La esfera de los libros), donde el madrileño recrea la vida y aventuras del hombre que dio el primer paso de la Reconquista. Este jueves, el autor estará en Granada, la línea de meta de esta guerra, para presentar su libro, en un evento organizado por Camping Motel.
–Además de ¡Pelayo!, este año publica cuatro Episodios republicanos, la conversación ficcionada con Pardo Bazán y un sinfín más de títulos. El confinamiento ha sido productivo.
–(Risas) Pues sí, aunque yo estoy siempre confinado y no lo pasé mal, solo que estuve confinado con compañía (de mis hijos y mi mujer) y fue un momento muy productivo porque de pronto cortas todas tus obligaciones sociales y se ha notado. De todas formas ha habido algunas cosas que eran previas, los Episodios Republicanos los empecé en 2015 en El Español y luego lo continué por mi cuenta. Y lo demás pues es un poco fruto de ese momento de intensidad y yo lo he apreciado, me siento en un momento muy bueno de forma, de cabeza, físicamente,… estoy pletórico, me imagino que luego irá cuesta abajo con la edad (risas) pero ahora manejo lo que estoy haciendo y lo disfruto. Disfruto todo el proceso, antes disfrutaba el principio y sufría cuando había que repasar las cosas y tal, pero ahora todo lo disfruto,… y es algo que ojalá siga.
–¿Pero es posible generar tal cantidad de obras y mantener alto el nivel?
–Personalmente creo que hay un momento en que la cantidad se convierte en calidad (risas), eso pasa con Lope de Vega o con Simenon, hay un momento en que a fuerza de ir haciéndolo vas mejorando, yo por ejemplo siempre pongo de ejemplo al Barça del sextete, que demostró que se podía ganar todo y que jugando más llegabas más rodado y mejor, otra cosa es que luego el cuerpo se rompa, pero por el momento yo estoy contento. Creo que mis últimas novelas han sido buenas y soy el primero que si ve que una cosa no va a ningún lado, la deja, pero la verdad es que estoy muy contento con las reseñas, y la recepción.
–Pese a esa cantidad, sigue siendo “el autor de Historias del Kronen”, ¿no le cansa un poco?
–Es mi primera novela y mi buque insignia. Es la que ha entrado en la historia de la literatura y que sigue viva todavía en las librerías y los libros de texto. Lo que soy se lo debo al Kronen, estoy muy agradecido a la novela. Obviamente he crecido y me he expandido y toco muchos palos, pero esa novela de alguna manera tiene muchas de las cosas que soy ahora y palpa una serie de cosas que ya estaban sucediendo, se muestra cómo a nivel social empezaba a moverse una serie de cosas que explotarían años después. En ese sentido entiendo que no hay mucha diferencia entre lo que hacemos los novelistas y los periodistas, lo que hacemos es reflexionar entorno a lo mismo, pero en nuestro caso intentamos captar la esencia de lo que está pasando y eso da igual que lo hagamos vía el pasado o vía el presente, son dos maneras de reflexionar sobre el momento. Son complementarios, pasar de La vida de bar en bar a ¡Pelayo! no me trastorna
–Ya que lo menciona ¿qué refleja más el ser español:la barra de un bar o personajes como Pelayo o El Cid?
–(Risas) Hombre, creo que son cosas diferentes. Uno [La vida de bar en bar] es un retrato realista, mientras que el otro [¡Pelayo!] es sobre un personaje mítico envuelto en brumas. Son dos formas de analizar la sociedad, una es un relato muy directo, en el que se busca lo inmediato, es casi antropología, y lo otro va entre la historia y la leyenda.
–Se lo pregunto porque le he leído en varias entrevistas afirmar que Pelayo es un símbolo de todos y no de una cierta ideología, sin embargo parece que solo lo reivindican unos ¿es dejadez de unos o demasiada insistencia de los otros?
–A mí por eso me gusta la comparación con el rey Arturo, porque ves como son las crónicas artúricas y no le pones connotaciones, es más la leyenda, algo así como El señor de los anillos. Me parecía bonito tirar por ahí, porque este tipo de héroes son de todos y me parece absurdo encasillarlos en una u otra ideología. Son héroes que están ahí y que han ganado una cierta dimensión y algunos tienen más connotaciones que otros, es lógico, pero en general forman parte del sustrato cultural y mítico de todos los que vivimos en esta comunidad peninsular y ya está, no le doy mayor importancia. Como novelista no me interesa eso, lo que me interesa es saber cómo hemos llegado a ser lo que somos, qué ha pasado en cada momento. Si queremos saber qué es España hay que saber qué ha pasado en ciertos momentos clave, y ahí tiene mucho que ver la novela histórica, pero también los relatos identitarios que hay en la Península. Los nacionalismos cada uno impone su relato y hay una especie de guerra por el relato histórico igual que lo hay por el político. Todo esto, para mí, como observador, me parece fascinante, el presente es un tsunami constante, hay mucho drama, lógicamente, pero tiene un interés enorme.
–Pelayo inició la Reconquista que terminó con la Toma de Granada, un evento que también tiene cierta polémica. ¿Otro relato en disputa?
–Bueno, yo entiendo que ahí hay un punto de añoranza, aunque no sé como pesa a la influencia de los árabes y el reino nazarí ahí, eso es una cuestión identitaria local. Lo que sí es cierto es que todo lo que dejó esa cultura es de una belleza increíble, fíjate que atrajo a Washington Irving para escribir Los cuentos de la Alhambra, pero por otra parte es lógico que tuvo su parte negativa, como los españoles en América, porque si ves la historia, el mito de las tres culturas y demás es eso, un mito, hubo momentos muy duros, de persecución hacia ciertos colectivos. Pero, pese a todo, la mezcla es evidente, de hecho yo siempre digo que lo que diferencia el español del italiano es que es un 70% latín y un 30% árabe. Somos un crisol, todos somos mestizos, quien hoy en día defienda un purismo identitario está fuera de siglo. Integrismos, los justos, no podemos permitirlos.
–Dice que Pelayo es como el rey Arturo, pero a diferencia de este no hay mucha series o películas sobre él ¿tiene el audiovisual español una deuda con el pasado nacional?
–Sí, pero está empezando a saldarla. Aunque a nivel de novela siempre se ha mantenido y quizá Pérez Reverte ha sido el que más éxito ha tenido en ese aspecto posiblemente porque ha tirado una línea más cercana, pero siempre se ha mantenido. Lo que sí que es nuevo y hay que profundizar más es en el audiovisual. Empezó con Isabel, que tuvo bastante éxito y ahora esta El Cid. Los ingleses llevan muchos años haciendo películas históricas con unas ambientaciones cojonudas y la producción española no está a eso, pero ahora ya empieza y para mí es la línea a seguir y desde luego la historia de España da mucho juego. El problema con Isabel y esas series es que parece que España empieza en el siglo XV y para mí lo interesante es justamente lo que hay antes.
–De hecho Mel Gibson se interesó por Pelayo.
–Sí (risas), vino y buscó financiación para su proyecto. Pelayo es un héroe, con unos paisajes impresionantes, la niebla, el tema de la lucha contra los invasores,… es todo muy cinematográfico. Aunque Gibson es un integrista católico y me imagino que su versión no será como la mía pero es una interpretación como otra cualquiera.
–Hablemos de literatura. Tiene un libro sobre cómo sobrevive un escritor en la era de Internet, pero qué opina de esa gente que surge de Internet y se pasa a la literatura. A nivel de ventas, el éxito es innegable.
–Es lógico. Si yo fuera editor o librero también lo haría, pues evidentemente es gente que está arrastrando lectores y te salva el negocio. Lo veo como una cosa positiva, a lo mejor los chavales el primer libro que leen es de un youtuber y se dan cuenta de que los libros molan y de ahí pasan a leer otras cosas. Creo que es una cuestión de proporción. Lo que no puede ser es que ocupen toda las librerías, que ocupen su espacio, porque es casi un género (risas).
–Es cierto que los chavales ya no leen tanto y muchos dicen que es por culpa de la televisión o de YouTube.
–Antes, cuando yo era joven, el libro tenía un espacio muy grande, pero ahora tienes videojuegos, plataformas de series, redes sociales,… y el espacio es muy reducido y tenemos que luchar por él, aunque solo sea por la persona que lee antes de irse a dormir, con muchas ganas. Personalmente creo que la literatura te hace más inteligente porque te estructura la mente. Lógicamente, as virtudes son muchas, pero no es la panacea, la misma riqueza te la puedes encontrar en la conversación en los bares por ejemplo, pero lo bueno es que con los libros, con los clásicos, conversas con las mejores mentes del pasado, es como meterte en un bar y que todos sean premios Nobel (risas).
–Hablando de jóvenes, es fan de Yung Beef.
–Sí (risas). Dentro del trap hay mucha basura, gente horrible como en todo, pero este chaval me encanta y creo que tiene cosas preciosas. En sus letras hay cosas que me gustan muchísimo creo que tiene un quejío en la voz muy peculiar, pero yo estoy en otros mundos. Para mí el trap es la música de la crisis, lo que hacen los jóvenes cuando todo se viene abajo.
–Otro joven granadino, Juarma. Es difícil no leer Al final siempre ganan los monstruos sin acordarse de Historias del Kronen ¿se considera un creador de estilo?
–Me encantó esa novela y me pareció de alguna manera como un complemento a la España vacía. Los auténticos pueblos son como los describe Juarma, de hecho en algún momento habrá que hablar de los problemas de la droga en los pueblos. Me parece su versión mucho más realista. Me alegro mucho por él y espero que siga adelante. Yo soy mucho de lo local, como decía Chejov “si quieres ser universal háblame de tu pueblo”. Sé que él viene de otra parte y no es kroneniano, pero el espíritu es parecido y me alegro mucho por él.
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