"Si dependes de un cacharrito todo el día no puedes tener esa sensación de existir y vivir"
Juan Arnau | Filósofo
El astrofísico valenciano, profesor de Teorías Éticas en la UGR, impartirá un interesante curso de filosofía occidental a partir del 19 de febrero en Ubú Libros
Granada/Juan Arnau (Valencia, 1968) estudió astrofísica encandilado por los cielos despejados de Rubieros de Mora, un pueblo de Teruel a donde iba a veranear de niño. Poco después, cambió las estrellas por la antropología. Su flechazo con la filosofía oriental, en concreto la budista, le cambió la vida. Parte de su trabajo se podría resumir en la siguiente afirmación, sacada de una entrevista en ABC: "Las matemáticas son muy hermosas, pero la vida no se somete a ellas. No vivimos en un universo matemático, como sostenía Galileo, vivimos en un universo vivo".
Descrito por algunos expertos como "uno de los innovadores del pensamiento español actual", el profesor de Teorías Éticas en la UGR es considerado uno de los grandes divulgadores de la filosofía y las religiones orientales. Arnau ha publicado interesantes ensayos como Manual de filosofía portátil (Ediciones Atlanta, 2014) y libros de ficción filosófica como el reciente El sueño de Leibniz (Pre-Textos, 2019).
El doctor en filosofía sánscrita impartirá un curso de filosofía occidental, titulado La aventura del pensamiento, a partir del 19 de febrero en en Ubú Libros. Los autores protagonistas del aula serán Bergson, Nietzsche, Kierkegaard, Hume, Berkeley, Spinoza y Leibniz. "No sólo estudiaremos sus teorías. También veremos cómo se ganaban la vida; si viajaban mucho o si llevaban una vida sedentaria; cómo era su vida afectiva. Eso nos ayudará a entenderlos y a empatizar con ellos", explica.
-Afirma que "la filosofía es la inteligencia de la vida, si no es pura teoría, material de inventario para aulas o enciclopedias". ¿Por qué en los últimos años las instituciones se han empeñado en desacreditarla?
-La filosofía es, como decía en esa cita, una inteligencia de la vida. Es un modo de estar en el mundo, de relacionarse con las diferentes instancias a las que uno se enfrente a lo largo de la vida. Hay un descrédito de la filosofía por varios motivos. El primero: la filosofía ayudar a pensar y a imaginar. A los grandes poderes no les interesan que los ciudadanos piensen e imaginen. Les interesan, fundamentalmente, que les voten y consuman. El pragmatismo de este capitalismo tardío hace que la filosofía se considere un estorbo para el desarrollo de la producción de los grandes medios de producción. No siempre el camino más pragmático es el más feliz ni el más interesante. También tiene sus riesgos, pero la filosofía te da un bagaje que luego te permite enfrentarte a cualquier situación en la vida.
-¿Cambiaría la forma de impartir la asignatura en secundaria y bachillerato?
-No sé realmente cómo se imparte en secundaria. Yo tuve un profesor de filosofía malo. Los últimos 20 años he estado entre la India, México y Estados Unidos. En la facultad doy un asignatura que se llama teorías éticas. Trato de plantear la asignatura de un modo muy participativo, es decir, que los estudiantes lleven el peso de la clase y sean los que expongan a sus compañeros los diferentes temas que vamos a tratar. Ahora estamos con Spinoza, el filósofo sefardí nacido en Ámsterdam que escribió la Ética. Dividimos esa obra en los diferentes aspectos que vamos a comentar y organizamos presentaciones orales, obras de teatro. Hemos hecho una representación de varios diálogos de El cristal Spinoza, donde Spinoza está dialogando con sus amigos. Hemos llevado esa dramatización al aula. Trato de que la filosofía sea algo muy participativo y no sea simplemente un esfuerzo de demonización de ciertos conceptos.
-Critica en muchas entrevista que la filosofía se ha encerrado en su torre de marfil (la universidad, sus congresos).
-La filosofía moderna se ha profesionalizado. En ese sentido, se ha degradado porque se ha encerrado en la cátedra. El escritor de filosofía escribe para los cuatro expertos conocidos, colegas y amigos. Lo veo cada día en la universidad. El grado de especialización va a más. Uno debe escribir para determinadas revistas científicas del área de trabajo. Esta tendencia a la especialización es un modo de encerrarse, de tener control sobre el campo de conocimiento, de practicar la endogamia universitaria, uno de los grandes males de nuestra universidad. La especialización extrema es el último refugio del pensamiento vulgar, del pensamiento incapaz de trascender los límites de la propia disciplina y llegar a la sociedad.
-Sus libros suelen tender puentes entre distintas filosofías.
-Claro. Las mentes más mediocres, en general, tienden a la especialización. Porque se sientes cómodos en ese pequeño corral que es el universo. La filosofía fructífera es aquella que tiende puentes, no sólo entre las diferentes disciplinas científicas como la ética, la metafísica o la epistemología, sino también entre las diferentes culturas como la filosofía oriental, la hebrea o la latina.
-¿Cuándo cree que va a desaparecer la eterna división entre las humanidades y las ciencias?
-Esto es consecuencia de esa mediocridad a la que antes aludía. Es difícil. Yo pude estudiar un bachiller de ciencias, luego la carrera de astrofísica, hice un máster en antropología y un doctorado en filosofía. Pero no es lo habitual. Es lamentable que no se puedan hacer esos cambios de trayectoria. Es más fácil ir de las ciencias a las letras porque todo el aparato matemático, algebraico y físico es difícil adquirirlo sino se ha hecho un bachillerato de ciencias. Debería haber una mayor transversalidad. En Estados Unidos, en el nivel de grado, un alumno puede estudiar biología y Shakespeare a la vez. Allí uno toma la decisión de a qué se va dedicar a los 23, 24 años.
-Usted se especializó en filosofía oriental, en concreto tiene un doctorado en filosofía budista. ¿Se parece en algo a las filosofías europeas?
-Yo he estudiado a Nagarjuna y Vasubandhu. Ellos elaboran un sistema filosófico que sí es comparable a sistemas filosóficos europeos. Publiqué hace tiempo un libro, del que soy coautor, donde establecía paralelismo entre la filosofía de Vasubandhu, un filosofía budista de la mente, y Berkeley, un filósofo idealista irlandés fascinante. Sostenía que el universo está hecho de percepción. Que ser y percibir es la misma cosa. No podemos hablar del ser sin hablar de la percepción.
-¿Qué puede enseñar el budismo en una era dominada por la física, el materialismo mecanicista y el entusiasmo por lo tecnológico?
-Vamos a empezar con Bergson en el curso. Él pensaba que los relojes no miden el tiempo. El tiempo real era un tiempo interno, no un tiempo homogéneo. Se explica muy bien cuando vamos de excursión a un sitio donde no hemos estado antes. El viaje de ida generalmente se hace más largo que el viaje de vuelta. El tiempo real es esa duración que se estira en el viaje de ida y se contrae en el viaje de vuelta. Toda la filosofía de Bergson es una crítica al mecanicismo y a las condiciones científicas de la época moderna. Las corrientes dominantes de la física newtoniana. Esto sí que tiene relación con el pensamiento budista, que es fundamentalmente una cultura mental, de la interioridad. Es un mirar más hacia dentro que hacia fuera. A lo largo del curso iremos introduciendo elementos de filosofía budista.
-Ha escogido a seis autores más: Nietzsche, Kierkegaard, Hume, Berkeley, Spinoza y Leibniz. ¿Qué pequeña enseñanza extrae de cada uno de ellos?
-Nietzsche fue el mejor escritor entre los filósofos. Nadie tiene una prosa tan brillante como él. De Nietzsche podemos aprender el la vida errante, el desprendimiento y la soledad. De Spinoza la no resistencia directa al mal, es una preciosa doctrina del judío de Ámterdan, y la filosofía como amistad. Él vivió toda su vida en una buhardilla pobremente, pero rodeado de amigos. De Leibniz su doctrina de la mónada, es decir, cada ser es una mónada y un ángulo desde el cual se ve el universo entero, pero visto desde una perspectiva particular. Hay ángulos más luminosos y hay ángulos más tenebrosos, pero cada ser es el universo en su totalidad. De Berkeley su filosofía de la perfección. Percibir es ser y ser es percibir. Cerraremos el seminario con Kierkegaard y su filosofía de la desesperación. Él tenía una idea del ser humano como un animal que desespera frente a otros tipos de animales que no desesperan.
-¿La receta a las distintas crisis, la económica, la de valores, la de fe en algunos casos, se puede hallar en libros filosóficos?
-Los libros de filosofía ayudan a no comulgar con los valores que están intentando vendernos continuamente desde las instancias de la política a la grandes corporaciones.
-Valores superficiales que no nos ayudan a conocernos a nosotros mismos.
-Sí, claro. La filosofía anima a no estar perpetuamente distraído con las redes sociales, los móviles, las series. Vivimos en la sociedad de la distracción porque la distracción es un gran negocio. La filosofía ayuda a tomar distancias.
-¿Qué lugar ocupa internet en esta sociedad de la distracción?
-Hace poco leí que un escritor decía: "Internet es un invento del diablo para destruir a la humanidad". Hay elementos de ruido, de distracción. Si estás dependiendo todo el día de un cacharrito claramente no puedes tener esa sensación de existir y vivir.
-¿No le parece paradójico que a la vez que uno se conecta con más gente a través de las redes menos se comunica con ella?
-Exacto. La comunicación se mueve a un nivel mucho más superficial. Las redes sociales son una forma de exhibición de la propia vida que genera mucho más insatisfacción y frustración que cosas compartidas.
*Los interesados en el curso, con un precio de 150 euros por persona, pueden reservar mandando un correo a ubulibros@gmail.com.
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