Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Juan Madrid | Autor del libro 'Gloria bendita'
Granada/"Desde las mismas entrañas del Estado se denigra al Estado mediante el engaño. Se lo envilece y se lo convierte en cloaca. La historia contemporánea de este país no es otra que la historia de una continua corrupción sistémica. Tres siglos de corrupción gubernamental constante y grandiosa. Un pueblo sojuzgado y expoliado por su clase dirigente". Así resume Juan Madrid (Málaga, 1947) la historia reciente de España en su nueva novela, Gloria bendita (Alianza), donde se sumerge en las cloacas del estado. Tres mujeres de distintas generaciones protagonizan esta historia de bajos fondos donde aparece un rey emérito, una rubia llamada Carina, un comisario de dudosa reputación y su álter ego Juan Delforo.
El escritor, afincado en Salobreña, atiende al teléfono mientras toma una caña en el famoso Café del Nuncio de Madrid y hace gala de su ácido sentido del humor. "Me encuentro perfectamente pero a veces me da vergüenza decirlo. Todo el mundo está muy jodido. Quien está mal es la familia que vive en un piso de 40 metros cuadrados. A mí me ha ido bien la pandemia porque he escrito una novela", reconoce el autor, que presenta su nuevo libro el día que la Fiscalía abre otra investigación al rey emérito por sus cuentas en el extranjero. Al final de la conversación, no olvida tirarle un buen dardo: "¿Cómo se ha podido aguantar tanto lo que está pasando con el emérito? Y no se ha contado ni la décima parte. Lo de la máquina de contar dinero, por ejemplo. En gran manera sabíamos lo que era el rey, pero no podías escribir nada sobre él".
-Su nueva novela se abre con la famosa cita de Corinna Larsen donde habla de los 40 años de modus operandi de una monarquía corrupta (la española). ¿Por qué se decidió usted a hacerlo ahora?
-Casi todas mis novelas las he hecho con la misma intención. Por mi edad, ahora estoy en una situación de cabreo infinito. Estoy absolutamente cabreado.
-En su novela aparecen un rey emérito, un comisario de dudosa reputación y una rubia llamada Carina. ¿La realidad supera con creces su ficción?
-La ficción tiene que estar basada siempre en una realidad. Si no son gilipolleces. Siempre he hecho una novela realista, que debe parecer verdad. Eso siempre lo ha hecho un tal Cervantes. Ese es el papel de la literatura. La ficción debe estar cuestionando la realidad: sea buena, mala, pelotillera. La única manera de entender la realidad es a través de la literatura. En un ensayo también das tu opinión. No existe lo puro, ni la literatura pura que trata puramente un asunto. Se puede a través de mi mirada o de otro escritor. Luego está el control del estado, es decir, la ideología del estado que premio lo que le gusta y lo que no le gusta.
-"La corrupción en España es inmensa, sin límites, e incluye a la familia real", afirma en Gloria bendita. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
-Se trata de un mal análisis del franquismo. No hemos acabado con el franquismo, sino que lo hemos alimentado más todavía. Ahora hay un franquismo superior al que había antes. Muy asqueroso y sucio con los servicios de información e inteligencia. Y la mentira constante de la ideología del sistema, de los escritores del sistema, de los carteristas del sistema. Es un continuo manifiesto de podredumbre. Nos engañan de una manera categórica.
-¿Qué opina entonces de la Transición? ¿Fue fallida?
-Yo he sido periodista durante la Transición (en Diario 16) y he estudiado historia de la transición. ¿Quién ha acabado con los sindicatos? ¿Quién ha acabado con la industria en este país? ¿Quién ha convertido a los obreros en miserables, pedigüeños y pobres? ¿Quién ha convertido este país en lo que es? Lo que han intentado en la transición. Después de la transición no hay luchas obreras y los sindicatos no tienen ideología. Sólo hay una ideología en el sistema. La alternativa es la miseria absoluta. Hemos desembocado en un estado miserable y feraco. Que eran esas tribus del imperio romano que no tenían personalidad y que iban detrás de la legiones romanas, al igual que nosotros vamos detrás de Estados Unidos, comiendo su mierda. Eso crea un estado feraco. Este es un estado delincuencial absolutamente.
-Relaciona en su libro al CNI con atentados terroristas. ¿Después de los GAL, España ha seguido perpetrando violencia de estado?
-Claro. No hay más que leerse los libros que se han escrito del GAL. Luego hay escritores que hablan del País Vasco, pero no cuenta el GAL. Si tú dices que existe el GAL eres un comunista o un terrorista. Hay que tener mucho cuidado. Si no sigues el discurso oficial eres un terrorista. Yo algunas veces, como periodista, le he preguntado si ponían bombas y me han contestado que sí. "¿Algunas veces ha habido muertos por bombas?", les pregunté. "No lo he sabido", contestaban. Eso no está explicado. Hay estudios actuales que hablan de las luchas políticas en Italia en los 80. Esos estudiosos han demostrado como los atentados terroristas que ocurrieron en Florencia, que causaron 80 muertos, estaban hechos a través de departamentos de estados americanos de la OTAN. Eran organizaciones donde estaba metida la Iglesia, eclesiásticos, ricos y fascistas. Esos también trabajaron en España. Berlusconi pertenecía a la Logia P1 y la P2. Eran organizaciones terroristas de derechas, como son la mayoría de las organizaciones terroristas. La derecha quiere decirnos que el terrorismo es de izquierdas y eso es falso.
-También reflexiona sobre el comunismo y el capitalismo feroz. ¿Por qué la ultraderecha y la derecha tienden a deslegitimar a la izquierda con el pretexto del peligro comunista?
-No hay peligro comunista. Los propios comunistas han abandonado la revolución y quieren llegar por medio de los votos. En el año 1934 se ponía de manifiesto que lo que iba a hacer la república española era aliarse con los comunista y crear un estado comunista. Luego se produce la guerra, se gana la guerra y después no ha habido esa revolución comunista. Hoy día ya no se lo cree ni san Pedro. Lo que ellos tienen miedo es que haya comunistas en el Gobierno (que los hay, unos dos o tres o cuatro) que sean capaces de denunciar la corrupción infinita de esa gente. Hacen todo lo posible para que no se produzca.
-¿Entiende que se relaciones a Podemos con Vox y se hable de estos partidos como extremos?
-Sí, claro. Es muy fácil (ríe). Se ataca de cualquier manera. Son totalitarios, son revolucionarios, son asesinos. Están mintiendo. Se está denunciando ahora esa trama policial donde policías pagados por el estado están actuando como golpistas, ayudando a su clase, a la oligarquía financiera. Eso es inaudito. Con un ministro del Interior que cree en la virgen o en los santos, y que está convenciendo de que el demonio está acabando con España. Es ridículo. No hay manera de disimular esto. Esto es un estado delincuencial absolutamente.
-¿Cree que se celebrará pronto un referéndum sobre la monarquía?
-La monarquía o los monárquicos desean que sea un régimen absolutamente elegido por las masas. Quieren que el pueblo los elija. Ellos más que nadie desean que haya un referéndum y se elija la monarquía o la república. Pero yo quiero que sea por las buenas. Que se produzca un día y se genere una discusión es fundamental.
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