"La única salida de un músico español hoy día es Operación Triunfo o La Voz"
José Miguel Carmona Niño 'Josemi' | Guitarrista de Ketama
El trío de flamenco fusión actuará este sábado por primera vez en 14 años con motivo de la gala homenaje a Pepe Habichuela en el Palacio de Congresos
La banda acaba de lanzar una reedición de 'De akí a Ketama' y tiene previsto un tour de 15 conciertos por toda España: "Nos ilusiona mucho empezar la gira en Granada"
Granada/Más de un millón de copias vendidas, Premio Ondas al Mejor Álbum, Premio Ondas al Mejor Grupo Español y Premio de la Música en la categoría de Mejor Canción del año 96 por No estamos lokos. Ketama irrumpió en el panorama flamenco en los 80, pero fue en los 90 con al disco De akí a Ketama cuando pasaron de ser un grupo de culto a la revelación del flamenco-fusión en este país. Su acercamiento al blues, a la música afrocubana y al pop desde el prisma jondo durante 20 años le haría merecedor del título hasta la actualidad.
Tres lustros después de su disolución, vuelve Ketama. El conjunto formado por Antonio Carmona, Juan José Carmona Amaya El camborio y José Miguel Carmona Niño Josemi anunció su esperado regreso hace un mes. La banda actuará este sábado por primera vez en 14 años con motivo de la gala homenaje a Pepe Habichuela, su padre artístico y vital. Lo hará en el Palacio de Congresos en compañía del guitarrista granadino, Miguel Ríos, la saga Morente (Estrella, Soleá y Kiki), Antonio Luque Patrocinio Hijo, Pedro El Granaíno, Alba Heredia, Juan Habichuela Nieto y Pepe Luis Carmona Habichuela.
Después, el trío de flamenco-fusión emprenderá una gira de 15 conciertos por todo España. Su primer concierto del tour No estamos locos será el 23 de febrero en el Palacio de Congresos. "Nos ilusiona mucho empezar la gira en Granada", reconoce entusiasmado José Miguel Carmona Niño Josemi, que atiende al teléfono metido en una cueva del Sacromonte tras comer frente a la Alhambra. Por ahora, a sus seguidores les queda enchufarse la reedición de De akí a Ketama con nuevas canciones y una versión de Antonio Vega.
-Este sábado participan en una gala donde celebran los 60 años de Pepe Habichuela en el escenario. ¿Qué sería Ketama sin Pepe Habichuela?
-Él fue el que nos abrió la puerta para el primer disco, nos animaba a tocar. Antonio y Juan estaban con las marchas y las dudas. Mi padre les dijo: "Dejaros de salir tanto, poneros a tocar y venid a estudiar conmigo". Yo era algo más pequeño. Hay mucho que agradecerle a mi padre, que es un genio de la guitarra. Él nos ha enseñado casi todo lo que sabemos de la vida y de la música.
-Su padre, al igual que ustedes, fue capaz de abrir nuevos caminos en el flamenco. ¿Cuál es el límite a la hora de fusionar esta música?
-El límite está en tu corazón. El flamenco, de hecho, es el resultado de una fusión también. El mundo es el resultado de una fusión. El límite está en la verdad que quieras contar, en cómo lo quieras contar. Siempre con respeto y dedicación.
-No sé si recuerda aquella polémica sobre Rosalía y la apropiación cultural. ¿El flamenco es propiedad de una sola comunidad autónoma?
-El flamenco es mayoritariamente del pueblo gitano y de Andalucía. Pero luego te encuentras que en Barcelona está Carmen Amaya y en Pamplona Sabicas. Hay flamencos que no son gitanos como Paco de Lucía y Enrique Morente. Algunos de los mayores representantes del flamenco no son de la comunidad que se dice ser. La música es respeto, libertad y unión de pueblos. No se trata de barreras, ni fronteras.
-Pepe Habichuela ha colaborado con grandes figuras del jazz y de la música hindú. Ustedes han coqueteado con el blues, la música afrocubana y al pop. Abogan por la mezcla de culturas. ¿Qué tiene que decir Ketama sobre Vox, un partido abiertamente xenófobo?
-Yo no hablo por Antonio y Carmona. Yo te puedo decir que mi patria es el mundo. No entiendo de fronteras. Me parece un atraso y el resultado de hacer las cosas mal. A veces los extremos llegan cuando la gente se cansa. Los ciudadanos están cansados de que les roben. El hecho de nacer en un sitio o en otro es algo que te cambia la vida y no debería ser así. Hay que ayudar a las personas que lo necesitan por al final todos somos iguales.
-Morente hablaba de "traducir la tradición". ¿Esa es la base de todo, no?
-Nunca lo había escuchado. Me encanta. Hay que respetar la tradición. Una cosa es ser ortodoxo y otro es ser puro, es decir, hacer lo que te sale del corazón. El flamenco ortodoxo es cantar como se cantaba antes, que era una maravilla y hay que conocerlo. Yo escucho a Marchena, a la Bernarda, a la Fernanda, al Terremoto, al Chocolate, a Sabicas, a Ramón Montoya, pero no todos vamos a cantar y tocar como ellos. A mí me han enseñado a ser y confiar en uno mismo. Eso es lo bonito del arte. Sino todos seríamos copias.
-Ahora reeditan De akí a Ketama, un disco donde pasaron de ser un grupo de culto a la revelación del flamenco-fusión. ¿Eráis conscientes de la impronta, la huella, que ibais a dejar para las posteriores generaciones?
-En ese momento no. Publicamos el álbum para irnos de gira en verano y así poder trabajar. Nunca se nos ocurrió que ese trabajo iba a vender un millón de copias. Fue una sorpresa total. La dedicación a ese disco, como a los demás, ha sido total. Nos hemos volcado al máximo y hemos desnudado nuestra alma en ellos. El vender o no vender es una consecuencia, como la fama. La fama debe llegar como consecuencia de algo. La fama no puede ser un fin.
-También habéis grabado Ángel caído de Antonio Vega para la reedición de De akí a Ketama. ¿Cómo de importante es hacer las cosas con sensibilidad y corazón en el mundo de la música?
-Es todo. Ser tan original, libre y honesto como Antonio imagino que no fue fácil. Él no se vendió al diablo. Antonio fue una persona especial, con un talento especial y un corazón especial. Por eso él sigo vivo en nuestros corazones como Morente y Paco de Lucía. Cada vez que me escucho un disco suyo me parece mejor que antes.
-Hablabla de no venderse. ¿A Ketama lo ha tentado mucho el diablo?
-El diablo está en la vida diaria de cualquiera, en pequeñas tentaciones. Ketama no ha renunciado a su forma de ser, su ética y sus creencias. No siento que nos hayamos vendido.
-Entre los hitos de la banda leo que fueron teloneros de Prince en su primer directo en España en 1990. ¿Cómo lo vivieron?
-Imagínate estar al lado de este fenómeno de la música. Él un día antes del concierto se puso un vídeo de nuestro directo y nos pidió que lleváramos mujeres al espectáculo. Fuimos al Rastro de Madrid y le pedimos ayuda a unas amigas nuestras gitanas. Les dijimos: "Veniros a tocar con nosotros en el Vicente Calderón". Fue un momento súper especial.
-Han vuelto 14 años después de vuestro último concierto. ¿No creen que la industria musical ahora crea más artistas de usar y tirar que nunca?
-Sin duda. Hay una crisis de la industria de la música, no de la música. Hay mucha gente buenísima. La industria se tiene que espabilar. Van a lo fácil, a lo rápido. Eso empobrece el producto. La única salida de un músico español hoy día es Operación Triunfo o La Voz. No creo que Camarón hubiera estado en La Voz. Ni Antonio Vega. No me parece bien que ésa sea la única vía para darse a conocer y que no haya alternativa. Nosotros hemos sido músicos de tocar en bares, hemos hecho discos con muchísima gente. La clave está en echarle un puñado de horas. Pero hay que tener sitios para echarle horas a la música, para ensayar, para actuar. Eso hoy día no es fácil.
-Encima los músicos estáis a la cola en materia de derechos laborales. No hablemos tampoco de la incompatibilidad de cobrar una pensión y los derechos de autor.
-Los gobiernos españoles no le han dado demasiado importancia a la cultura. En Francia o en Noruega es envidiable cómo tratan a los artistas. La gente flipa con el flamenco fuera de España, pero no lo valoran aquí. Me gustaría que en los colegios se estudiara quién es Mozart, Miles Davis, Michael Jackson y Camarón.
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