La UGR custodiará el legado "gigante" de Javier Egea al completo antes de febrero
El autor granadino 'regresa' a casa
El personal de la biblioteca del Hospital Real cataloga los fondos del poeta, cuyo regreso a Granada ha sido posible gracias un acuerdo entre la heredera y la institución académica
Granada/Septiembre de 2005. Luis García Montero, José Carlos Rosales y Juan Vida se presentan en un rastro de la Carretera de Málaga donde, al parecer, se está vendiendo "la biblioteca personal" de Javier Egea. Cuenta Vida que Ramón Blanco, dueño de la imprenta La Gráfica, le avisa días antes. "He visto que estaba la biblioteca de Quisquete", le advierte. "Cuando fuimos allí no vimos su biblioteca, sino el mueble donde tenía parte de su biblioteca, con libros de muy poco valor, de lo más normales", rememora el pintor, que tacha el embrollo de "error semántico".
La historia no acaba aquí. La heredera del legado del poeta, Helena Capetillo, presenta días después una denuncia contra Betel, el rastro con los objetos de Egea encontrados por los tres artistas. Una declaración de los responsables de Betel convierte a la denunciante en denunciada. El juicio se celebra y el tribunal interpreta que no hay "mala gestión" por parte de Capetillo. Catorce años después, la deuda que tenía esta ciudad con Javier Egea se ha saldado al fin, y lo hace cuando se cumplen 20 años de su muerte.
La UGR custodiará el legado "gigante" del escritor al completo antes de febrero. Su regreso a Granada ha sido posible gracias a un "generoso" acuerdo entre la heredera y la institución académica. "Queda pendiente el traslado de parte del material y la firma de la cesión de derechos, que aún no se ha producido, pero estamos seguros de que así será", confirman desde el gabinete de comunicación de la UGR.
La biblioteca del Hospital Real ha sido el lugar escogido para albergar los manuscritos originales y la biblioteca personal del autor. El legado de Elena Martín Vivaldi también descansa en el edificio de gran valor patrimonial. "La respuesta por parte de la rectora, Pilar Aranda, y la directora de la biblioteca María José Ariza, siempre ha sido positiva. Ahora se encuentran catalogando los documentos, y en un futuro los digitalizarán", explica Alfonso Salazar, director de Open Cultura, empresa encargada de gestionar el legado de Egea desde hace cinco años.
Las primeras conversaciones entre Capetillo y la longeva institución para traer el legado a casa se mantuvieron en septiembre de 2018. Se barajaron otros lugares como el Centro Lorca y el Centro de Estudios Lorquianos de Fuente Vaqueros para albergar estos fondos, pero "oficialmente" sólo se pusieron en contacto con la UGR. "Lo teníamos muy claro. Es la institución más aséptica y menos politizada", defiende Salazar. El trabajo de su empresa, Open Cultura, sumado a la colaboración de Jairo García Jaramillo y José Antonio García Sánchez El murciano, han sido decisivos para llegar a un acuerdo entre las dos partes.
"Ha sido complicada, sobre todo, la negociación para que venga al material de Barcelona, que estaba en manos del anterior gestor", cuenta Salazar, que reconoce que "ha habido que abonar un dinero para recuperar esa parte de los fondos; finalmente se ha llegado a buen puerto".
El director de Open Cultura se refiere a la primera parte del legado. "Ahí están los manuscritos originales de sus libros, las primeras versiones escritas a máquinas de que son entregadas a imprenta, la correspondencia, los materiales de trabajo”, enumera Salazar, que señala que el archivo no es demasiado extenso, pero sí valiosísimo. “No vendrán dos camiones, desde luego”, dice mientras hace un guiño al legado de Lorca.
Las tesoros del legado del poeta
Entre las joyas se encuentran varios Raro de luna, definido por Luis García Montero como "un libro de tonos surrealistas, alejado de la estética machadiana por la que habíamos apostado en la otra sentimentalidad"; y seis carpetas con bastantes versiones manuscritas de Troppo mare, obra cumbre del granadino donde despierta su conciencia ideológica y cuestiona el sistema capitalista. A eso se suman borradores, discos y fotografías.
La otra parte se corresponde con la biblioteca personal del escritor. Los 1.218 libros, custodiados por el Museo-Fundación Rafael Alberti en su sede del Puerto de Santa María desde 2006, ya se han trasladado a la biblioteca del Hospital Real.
El plan de Open Cultura contemplaba, en primer lugar, la edición en digital y la reedición de libros de Egea que no estuvieran disponibles en el mercado. "Además de la edición de dos antologías, una de iniciación y otra que el poeta dejó preparada, que se lanzará pronto", detalla Salazar. Próximamente saldrá una edición de Paseo de los tristes en español y otra en italiano. "En 2020, con motivo del 30 aniversario de la edición de Raro de luna, se publicará este libro con los dibujos originales de Alberti", adelanta.
Otro de los objetivos de Open Cultura, destaca su director, era que "el legado estuviera disponible para investigadores, ya que es un material que no ha estado accesible todos estos años". Jairo García Jaramillo, el mayor experto en la obra del granadino, celebra la "gran noticia": "Los jóvenes investigadores de la UGR lo estaban demandando. Hay varias tesis abiertas en Granada, una en Segovia y otra en Francia".
Para Jaramillo, "es muy importante que el legado esté físicamente en su casa, en Granada, una ciudad literaria". "Va a favorecer la investigación y el conocimiento de su obra enormemente", asegura el autor del primer ensayo académico que analizaba la obra del escritor al completo -Javier Egea: la búsqueda de una poesía materialista se publicó en 2005-.
Un patrimonio literario "gigante"
Egea, según Salazar, es "un poeta de una obra escasa, limitada, pero gigante". "La poesía española es muy difícil de entender sin él. Su obra es una de las de mayor calado del siglo XX. Tenía además un gran conocimiento de la poesía española, la tradicional y la clásica", destaca.
Los temas centrales de su obra, en palabras de Salazar, mantienen su vigencia en el siglo XXI: "Habla de la sumisión del ser humano a las fuerzas capitalistas, del sistema. Eso no ha cambiado. Sin embargo, es un discurso esperanzador. El discurso de seguir en pie y luchando".
Jaramillo opina lo mismo: "Es una poesía que anima a resistir frente a todas las derrotas que hemos pasado y que se avecinan. Es la poesía entendida como un arma de resistencia. Nos va a animar a defender lo más humano, y lo que es más frágil, la convivencia entre nosotros, ahora mismo cuestionado por varios sectores; y a unirnos contra lo que nos oprime".
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