Por amor, yo soy la libertad

Federico García Lorca

El estreno de ‘Lorca y la Pasión, un mar de sueño’ en el Generalife de la Alhambra conjugó cante y baile en un viaje casi onírico a través del amor de los personajes femeninos de Lorca

Marina Heredia al principio del espectáculo / Álex Cámara
Jaime Cinca

19 de julio 2019 - 02:29

Granada/“¡Yo soy la libertad porque el amor lo quiso! ¡Pedro! La libertad, por la cual me dejaste. ¡Yo soy la Libertad, herida por los hombres! ¡Amor, amor, amor y eternas soledades! Así acaba Mariana Pineda, la obra de teatro que Federico García Lorca escribió en torno al personaje histórico que fue ejecutado por garrote vil por su oposición a la Monarquía y al absolutismo de Fernando VII. El amor la llevó al patíbulo y esa misma compleja emoción es el leit motiv o asunto central en torno al cual órbita ‘Lorca y la Pasión, un mar de sueño’. El espectáculo del ciclo Lorca y Granada que se estrenó ayer en los Jardines del Generalife de la Alhambra.

El aforo estaba al completo, la temperatura era templada, incluso un poco fresca por momentos. Entre los asistentes no faltaron varios personajes notorios como Mariquilla o Jaime ‘El Parrón’, padre de Marina Heredia, que cantó por diversos palos de flamenco interpretando a varios personajes de diversas obras del escritor granadino.

Marina Heredia y Farruquito al lado / Álex Cámara

Comenzó el espectáculo con una versión de El Público, la obra que Lorca no vio representada en vida, teatro de lo imposible. El surrealismo estético se adueñó de la primera parte de esta función trenzada a través del amor y de diferentes personajes femeninos de Lorca. Caballos blancos y un Caballo negro (Farruquito) al baile y una Marina Heredia que adaptó textos del poeta al compás de la bulería, la bulería por soleá y al taranto.

No os tengo miedo. ¿Queréis acostaros conmigo? ¿Verdad? Pues ahora soy yo la que quiere acostarse con vosotros, pero yo mando, yo dirijo, yo os monto, yo os corto las crines con mis tijeras”, cantó Heredia con las palabras Federico. El primer cuadro del montaje, Julieta es el amor romántico y la manada de caballos sirvió de contrapunto, al representar al amor violento y depredador. Se reivindica el amor sensual en esta parte.

El público, una obra compleja que a juicio de los expertos es una crítica al teatro clásico y una proyección de la represión homosexual de Lorca, dio paso a La casa de Bernarda Alba. Hay dos verbos que no admiten el imperativo, el verbo leer y amar, por lo tanto, su opuesto, no leas y no ames son órdenes imposibles, o al menos, no acaban llegando a buen puerto, como ocurre en La Casa de Bernarda Alba, cuando Bernarda les prohibe a sus hijas mirar a los hombres: “Las mujeres en la iglesia no deben mirar más hombre que al oficiante, y a ése porque tiene faldas. Volver la cabeza es buscar el calor de la pana”.

En la transición entre el primer acto y el segundo, un grupo de actrices que salían desde el patio de butacas interpretaron un extracto de La Casa de Bernarda Alba. Las bulerías dieron paso a las soleá, malagueña, granaína y Tango del Albaicín, entre otros, en el segundo acto del espectáculo con el baile diseñado por Eva Yerbabuena, la cual señaló en la presentación del espectáculo sobre el escritor granadino “nos dio lo más grande. Es un especialista en dejarnos volar. Se trata de un espectáculo donde todas las disciplinas están ahí”. En el segundo cuadro, Poncia, personaje de Bernarda Alba, reivindicó el amor terrenal, el realista.

Transitar por el amor a través de las obras de Federico García Lorca puede convertirse en un viaje extenuante a la par que apasionante. De El público a La casa de Bernarda Alba hay un salto de contenido y forma teatrales que demuestra la evolución que experimentó como escritor el autor, de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX influidas por el surrealismo a un melodrama asfixiante de estructura y narrativas más clásicas.

De lo propuesto por Marina Heredia y Eva Yerbabuena en los dos primeros actos, se produjo un salto hacia el sueño, que según el personaje del Arlequín en Así pasen cinco años “va sobre el tiempo flotando como un velero”.

Tercera parte del espectáculo / Carlos Gil

En esta tercera parte, inspirada en la obra citada en el párrafo anterior, hizo su aparición en escena Miguel Poveda, única, pues sólo actuará el día del estreno. El flamenco empezó cantando el soneto de la dulce queja “Tengo miedo de perder la maravilla de tus ojos de estatua”, un poema que refleja el pavor a perder lo amado, para después compartir con Marina Heredia dos canciones más.

El cuerpo de baile en este apartado sorprendió con una mezcla frenética de compás que mezclaba a las bailarinas enfundadas en traje de flamenca de dos piezas con jugadores de fútbol americano que portaban zamarras con el número 36 (Federico García Lorca murió en agosto de 1936, en la Guerra Civil).

Marina Heredia destacó en la presentación del espectáculo que era una función en la que “los cantaores podemos estar en un primer plano”. En efecto, el cante, música y contenido, fue lo que articuló la danza y el resto de elementos que hicieron posible la puesta en escena del espectáculo lorquiano.

Para acabar, pasando por el amor sensual al realista, y el maternal del tercer cuadro inspirado en Así que pasen cinco años, se finalizó con el amor a una idea, la más elvada quizá, la idea de libertad con Mariana Pineda. La última parte trasladó al público el amor por los anhelos. Heredia cantó por tangos de Graná Ley, Libertad, Igualdad, por alegrías Contrabandista, por fandangos Yo soy la libertad y Sangre, por petenera.

Miguel Poveda en la única función en la actuará. Marina Heredia detrás. / Jaime Cinca

Tampoco quisieron perderse el espectáculo el viceconsejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Alejandro Romero; el secretario general de Innovación Cultural y Museos, Fernando Francés; o el delegado de Fomento Cultura y Patrimonio Histórico, Antonio Granados. El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Francisco Cuenca, o el ex director del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Reynaldo Fernández, también se dejaron ver por el Generalife.

El teatro del Generalife acogió ayer la presentación, la primera de las 33 funciones previstas hasta el 31 de agosto del espectáculo Lorca y la Pasión, un mar de sueño, que en las primeras tres semanas de venta superó las 11.000 reservas de entrada y ventas anticipadas. El ciclo Lorca y Granada cumple 18 años con esta propuesta cimentada en la mujer, que cuenta con el guión y la dirección escénica de Rosario Pardo, las creaciones y dirección coreográfica de Eva Yerbabuena, la dirección musical de José Quevedo ‘Bolita’ y la realización audiovisual de José Sánchez Montes.

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