"¿Cómo puede ir un avión completo y estar las terrazas llenas pero un auditorio no?"
Entrevista Lucas Macías | Director artístico de la Orquesta Ciudad de Granada
El oboísta y director de orquesta onubense se estrenará este viernes en el cargo con obras de Ravel y Beethoven en el segundo concierto de temporada de la formación en el auditorio Manuel de Falla
Granada/Fue una idea de sus padres la de estudiar música. Los primeros años fueron muy duros. A Lucas Macías Navarro (Valverde del Camino, Huelva, 1978), nuevo director artístico de la Orquesta Ciudad de Granada, le encantaba el deporte y estuvo tentado más de una vez por él. "No comprendía que me perdiera la final del Mundial de Baloncesto por una clase de solfeo. Tuve muchas peleas con mis padres. Luego fue muy natural y nada forzado. Se creo un vinculo muy fuerte con la música y tuve clarísimo que quería ser músico. No ha sido hasta ahora un camino de rosas, pero me dedico a lo que quiero", cuenta el oboísta y director de orquesta cuando se le pregunta por su vocación. El artista, considerado uno de los mejores del mundo en su especialidad y actual director de la orquesta Oviedo Filarmonía, se estrenará al frente de la formación por todo lo alto hoy (y mañana) en el auditorio Manuel de Falla. Macías se atreverá con la Sinfonía núm. 3 en Mi bemol mayor, op. 55, conocida como la Heroica, y Le tombeau de Couperin de Ravel. "La Heroica rompe todos los moldes. Siempre es difícil de interpretar y requiere de tiempo", explica el que fuera solista de oboe de la prestigiosa Royal Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam.
-¿En primer lugar, cómo ha pasado estos meses de pandemia?
-Ha ido muy bien a pesar de que mucha gente lo ha pasado y lo pasa mal. A mí me ha dado la posibilidad de estar en mi casa, con mi familia. Es algo que necesito porque siempre estoy viajando. Estar con los niños y con mi mujer y sin estrés de tener que viajar, prepararme. Ha sido como un paréntesis de cuatro meses de no tener que pensar en nada y estar con la familia. Un periodo feliz, bonito. Ya con ganas de que podamos volver a la normalidad. En esta época en la que parece que estamos yendo hacia atrás y que la incertidumbre en vez de disminuir, crece. Me está pensando ya esto.
-Hace un mes lo nombraron nuevo director artístico de la OCG. ¿Qué tiene pensado para las próximas temporadas?
-Estoy hablando con Roberto Ugarte (gerente de la OCG) de ideas artísticas estos días. Vamos a intentar salir un poco del repertorio que se suele interpretar (sinfonías de Brahms, Schumann y Mendelssohn), conservar esto e ir en otra dirección. También intentar hacer mucho repertorio español y contemporáneo, involucrar a la Joven Academia de la OCG e intentar que el público tenga mucha ilusión por venir al auditorio y se encuentre con un programa que no ha escuchado nunca. Hay mucho repertorio para orquesta que siempre parece que nos da miedo programar porque el público no lo conoce.
-Andrea Marcon se acercó mucho al barroco y ha cuidado bastante los invitados que han venido. ¿Qué hará usted?
-Cualquier grupo u orquesta que toque bien el barroco puede tocar bien prácticamente todo. El repertorio barroco es muy difícil de interpretar. En el clásico, en el romántico, hay mucho más margen de interpretación. Que haya hecho mucho barroco con el señor Marcon está muy bien. Me tranquiliza bastante. Cuando escucho a la orquesta me doy cuenta de que ellos están acostumbrados a tocar sin vibrato, a tocar repertorio clásico desde una perspectiva barroca. No hay problema. Estoy muy agradecido a Marcon, una estrella mundial. Necesito un poco de tiempo para hablar con Roberto y la comisión artística de la orquesta. Voy a intentar programar con mucha variedad de estilos.
-El público ha agradecido mucho cuando puntualmente se ha programado algo de Falla o Piazzolla.
-Piazzolla es una maravilla y Falla también. Tenemos muchas ideas. Aquí estamos en la casa de Roberto con un lápiz Staedtler de toda la vida (risas).
-Un periodista de El País dijo de usted que es "uno de los músicos más completos que han salido de España en mucho tiempo". ¿Le ha costado mucho llegar hasta llegar aquí?
-Ha sido una vida dedicada a mi trayectoria como oboísta. Mucha formación, audiciones, concursos. Fue difícil tomar la decisión de dejar mi orquesta en Ámsterdam y empezar otra vez de cero para estudiar dirección con la incertidumbre que eso supone. Uno no sabe si vale para esto y si va a ir bien. Depende de mucho factores. Al mismo tiempo me ha hecho madurar y me ha ayudado a crecer musicalmente, a ver y a escuchar la música desde otra perspectiva. A día de hoy, no me arrepiento de nada de los pasos que he dado.
-Decidió estudiar dirección de orquesta después de sentir cierta rutina en su trabajo, con el oboe. ¿El arte debe huir de lo rutinario?
-Sí, exactamente. Si sólo se vive una vez por qué no voy a pasar ahora 30 años de mi vida haciendo lo mismo. A mí me gusta más la música que el instrumento. A nivel orquestal, tenemos todo el repertorio. Pero a nivel solístico y camerístico no somos un violín, un piano o un chelo. Que tienen a Beethoven, Brahms. El oboe no es un instrumento tan solístico. No me quería privar de estudiar obras de Strauss, Mahler o Brahms. Lo tuve clarísimo: quería estudiar y conocer mucho repertorio.
-¿Le molesta mucho ese cliché que relaciona a menudo la música clásica con el elitismo?
-Hoy día la Ópera de Viena para cualquier representación con Jonas Kaufmann ofrece entradas a seis euros en un sitio de pie o en la Sala Dorada para el concierto de año nuevo. Por supuesto que es un cliché. La orquesta es la orquesta de la ciudad de Granada y está ahí para servir y estar a disposición de los granadinos y todos los que quieran venir a disfrutar de la música. La música clásica para nada es elitista ni lo tiene que ser. La cultura forma parte de la sociedad. Es una necesidad y para nada es prescindible.
-La concepción que se tiene de la cultura tendrá que ver con la nefasta educación musical.
-Exactamente. Ahora se vive un momento increíble. El nivel de los músicos españoles es altísimo. Cuando fui miembro de la Joven Orquesta Gustav Mahler éramos apenas cinco españoles. Te hablo del año 2000. Los países que más músicos jóvenes aportaban eran Alemania y Reino Unido. Ahora el país que más jóvenes suma es España. Los españoles están ganando concursos internacionales y plazas de orquestas de mayor prestigio. Va a haber un cambio generacional. No tenemos la misma tradición que en Centroeuropa. Vamos un poco por detrás. Debemos intentar que los jóvenes, que se van a Berlín o Viena, trabajen aquí, y que el talento encuentre su orquesta y su sitio en España. El joven músico español es un joven inquieto y sensible, y normalmente tiene mucho talento y disciplina.
-Es usted director de la Orquesta Oviedo Filarmonia. ¿Podría establecer similitudes con la orquesta y la ciudad?
-Son dos grupos muy sensibles y muy apasionados. Esto repercute en la forma de trabajar. La orquesta de Granada tiene diez años más. A nivel generacional, tiene otra forma de ver las cosas. Para mí es muy enriquecedor. Tiene la impaciencia de la juventud y ese aplomo de la experiencia. Al mismo tiempo coinciden las ganas de hacer música en los dos grupos. En Granada se respira la cultura y el patrimonio. Oviedo es una ciudad donde se respira que la cultura es una necesidad. No es algo elitista. La gente no va a un concierto para lucir el abrigo o las joyas. Va al concierto porque necesita disfrutar de un gran pianista, una gran orquesta. Tiene dos orquestas, una ópera. Para ser una ciudad pequeña tiene mucha vida cultural.
-Se llenan aerolíneas y terrazas, pero se reduce el aforo en conciertos y teatros. ¿Qué opina?
-Nos cuesta entender y estamos muy enfadados. Entiendo que la situación es muy complicada, pero estamos rodeados de contradicciones. ¿Cómo puede ir un avión completo o estar una terraza llena y un auditorio no, que hay un sistema de ventilación y cada uno llega con su mascarilla? Es una pena.
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