"El poeta tiene la posibilidad de decidir dónde acaba cada línea; el narrador no"
Luis Muñoz | Escritor
El autor granadino presenta mañana su nuevo libro de poemas, titulado 'Vecindad' (Visor, 2018), a las 20:00 en el Centro Lorca
Lo hará acompañado de Ángeles Mora, Domingo Sánchez-Mesa y Andrés Soria Olmedo
Granada/"La voluntad instala luces / urgentemente donde no había, / da una oportunidad y aire / al momento, / un suelo adecuado a los propósitos / y desatado, afín, / como de ala". Luis Muñoz (Granada, 1966) es capaz de conjuntar el yo y el nosotros a la perfección en sus versos. Lo demuestra en este poema, incluido en su nuevo libro, donde habla de "la precariedad existencial y psicológica" endémica de este siglo XXI. Realismo simbólico, cotidianidad y amor por la estética se alían en su último poemario, titulado Vecindad (Visor, 2018), que hoy a las 20:00 presentará en el Centro Lorca* acompañado de Ángeles Mora, Domingo Sánchez-Mesa y Andrés Soria Olmedo.
-Hace 12 años que no publicaba libro nuevo. ¿Qué ha ocurrido en ese lapso de tiempo?
-Bueno, por un lado podría decir que fui fiel, extremadamente fiel, al título de mi libro anterior, Querido silencio. Mi madre siempre me decía de pequeño, cuando yo había soltado una tontería, o algo que no era cierto: "Qué oportunidad has tenido de callarte". A esto es a lo que he llamado luego "la prueba del silencio" que he aplicado a cada cosa que he escrito y que lleva aparejada una pregunta: "¿este poema es mejor que el silencio?". Digamos que durante estos años la respuesta que me he dado ha sido "no". Pero lo curioso de estos años sin publicar, y en los que, en cierto modo he puesto el marcador a cero, es que tengo la sensación de haber completado un círculo y que, Vecindad retoma la tarea precisamente en el punto justo en que dejé Querido silencio.
-Precisamente me dijo la poeta granadina Gracia Morales que "el mayor enemigo de la poesía hoy en día es la prisa". ¿Está de acuerdo?
-Sí. Creo que la prisa es enemiga de la poesía en varios sentidos. Por un lado, porque la poesía, tal y como la entiendo, una de las cosas que trata de hacer es detener el tiempo, establecer una pausa fuerte en el curso vital, abrir paréntesis de contemplación, reflexión, dicción y, a la vez, hacer sentir la maravillosa duración del tiempo, en el sentido bergsoniano. Por otro lado, la propia escritura como proceso creo que necesita de pausa, de cuidado. Los clásicos recomendaban largos periodos de reposo para un manuscrito, y eso que sus expectativas de vida eran considerablemente más cortas que las nuestras.
-¿Qué significado tiene para usted el título del libro? ¿Cree que la poesía es una pequeña comunidad de exigentes vecinos?
-Es una interpretación muy interesante. Con el título del libro, mi primera idea fue indagar en las distintas posibilidades que me abría la polisemia del término. Con Vecindad pueden relacionarse, evidentemente, muchas cosas, y es un concepto, o una serie de conceptos, que habla de conexión de una forma que parece más productiva, más abierta que otras en las que yo también he indagado como la analogía o la afinidad. Vecindad es estar próximo en una cosa común, pero, a la vez, en lo suyo. También quise abordar la vecindad de distintas formas de entender la poesía dentro del mismo libro y a eso responden las tres partes del libro.
-En uno de sus primeros poemas aparece un verso que se me antoja aforismo: "La goma de borrar de la mañana". ¿Usted piensa en el poema verso a verso o tiene una visión más de conjunto?
-Concibo el verso como unidad de sonido y de sentido dentro de una unidad mayor de sonido y de sentido, que es el poema. El gran instrumento que tiene el poeta frente al narrador es la posibilidad de decidir dónde acaba cada línea, donde da vuelta el verso, como dicen algunos estudiosos de la poesía, que es donde la última palabra se queda resonando, y en ese sentido el verso es primordial en sí mismo.
-El realismo simbólico se asoma en muchos de sus nuevos poemas: "El mediodía lanza un sedal / con una piedra en un extremo". ¿La poesía, ante todo, debe sugerir?
-Bueno, tal y como yo lo entiendo, un poema dice, sugiere, señala y se convierte, al mismo tiempo, en un centro de reflexión que tiene vocación de no terminar, de no llegar a conclusiones únicas. Así que sí, la sugerencia es primordial además en este sentido, en el de dotar al poema de una especie de continuación en el lector.
-¿Qué opina de la nueva hornada de jóvenes poetas, que se expresan de forma tan explícita?
-La verdad es que no puedo dar una respuesta bien argumentada porque no conozco la obra de los poetas a los que se refiere. Lo que sí creo es que la poesía debe leerse autor por autor y poema por poema, no opinar de ellos en grupo. Estoy seguro que en España por la riqueza de su tradición, y por la viveza de la lengua, debe haber jóvenes poetas muy interesantes.
-Su poema Tampoco ha sido gratis me parece que refleja perfectamente una época de precariedad salvaje.
-Es una buena interpretación. También creo que puede entenderse en el sentido de una precariedad existencial y psicológica más amplia, pero sí, sin duda soy hijo de mi época.
-Ilación habla de un futuro que se nos escapa de las manos. Sin embargo, el tono no me parece derrotista. ¿La poesía debe albergar un resquicio de esperanza?
-La poesía es una forma de esperanza en sí misma porque logra existir, es decir, logra poner en palabras cosas que ocurren. Por otro lado, creo que hay poemas míos que son esperanzadores en su propósito, por la manera que tratan de combinar belleza y sosiego con dolor. Pero, digamos, que una poesía que no es capaz de dar cabida al dolor, que es un elemento tan esencial y frecuente en nuestra existencia, desde mi punto de vista nos está hurtando algo muy importante.
-¿Después de tantos años, que queda del Luis Muñoz que publicaba su primer poemario -Septiembre- en 1991?
-En cierto sentido me encuentro en el mismo territorio en el que estaba en mis primeros poemas. Creo que mi poesía es circular. Vuelve a temas ya tocados y los formula de nuevo. Acude a imágenes ya expuestas, pero vistas desde otro ángulo y a imágenes que son colindantes con imágenes que escribí, pero en las que no había reparado. Naturalmente que hay nuevos modos de acercamiento a la poesía, incluso desde el punto de vista formal, y nuevos temas, pero que hay una esencia, una razón de ser y una necesidad que es constante.
-Presenta hoy su poemario en Granada, pero vive entre Madrid e Iowa City. ¿Se merece Granada ser capital cultural europea?
-No tengo idea de cuáles son los requisitos para la capitalidad europea, porque imagino que habrá elementos de infraestructuras, etc., que no conozco, pero Granada es indudablemente, por su historia y su presente, una ciudad cultural de primer orden.
-Entre 2001 y 2012 trabajó en Madrid como asesor de la Residencia de Estudiantes, que hasta hace medio año albergaba el legado de Lorca. ¿Tuvo acceso al él? ¿Las instituciones granadinas cuidan el legado como se merece?
-Sí, tuve la oportunidad de trabajar durante muchos años en la Residencia. Empecé a trabajar en el archivo de Luis Cernuda que la Residencia acababa de adquirir en 2001 y recuerdo que me temblaban las manos trabajando con los papeles que habían sido de Cernuda. Creo que el de la Residencia ha sido y es uno de los proyectos culturales más estimulantes y ambiciosos de Europa, y que han sabido como nadie combinar disciplinas del conocimiento y generaciones. También tuve la suerte de consultar el archivo García Lorca muchas veces y de comprobar el nivel de profesionalidad y cuidado que ha tenido en su custodia y en su difusión la Fundación García Lorca. Tengo mucha esperanza en que las instituciones granadinas estén a la altura de ese legado.
-Desde 2012 es profesor en la Universidad de Iowa. ¿Cree que la literatura en español es mucho más rica y variada que la americana? Precisamente menciona a Alejandra Pizarnik, Juan Gelman y Alberto de Lacerda al inicio de su poemario.
-Yo creo que se trata de dos tradiciones poderosísimas. El momento del español es esplendoroso. Vivir gran parte del año en Iowa City, que es una ciudad eminentemente literaria, donde vive una gran comunidad de escritores de distintos países, y algunos de ellos he tenido la suerte de tenerlos como alumnos o como compañeros, me ha permitido curiosamente conocer mucha literatura de América Latina. En cuanto a la literatura estadounidense creo que también vive un momento espectacular. Lo bueno es que podemos beber de ambas.
*El escritor granadino visita el Centro Lorca gracias al programa Grácil, puesto en marcha gracias al proyecto Granada Ciudad de la Literatura.
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