Manuel Pimentel: "La Alhambra la hicieron granadinos, no los árabes"
Rabat celebra un congreso sobre la memoria mediterránea común de los moriscos que destaca la intolerancia religiosa en la España de los siglos XVI y XVII
"La Alhambra la hicieron los granadinos, no los árabes; Al-Ándalus es un período de la historia de España; Los moriscos eran población hispana, seguramente muchos con antepasados en Oviedo; Al-Ándalus es nuestro y en gran parte también vuestro". Las reflexiones son de Manuel Pimentel, ex ministro, escritor y editor, en el curso del Congreso Los moriscos: una memoria mediterránea común, celebrado en la capital marroquí ayer y el pasado jueves. El encuentro, organizado por la Embajada española en Marruecos, la Casa Árabe, el Instituto Internacional de Teatro del Mediterráneo y la Universidad Mohamed V de Rabat, giró en torno a la impronta dejada en las dos orillas por los moriscos y su trágico destino en la España del siglo XVI y XVII cuando se cumplen cuatrocientos años de las últimas expulsiones. "Epígono cruel y triste del período andalusí", dijo Pimentel.
Marruecos acogió a unos 300.000 moriscos, según fuentes de uno de los historiadores participantes en el encuentro, la mayor parte de los expulsados por las diferentes persecuciones emprendidas por las monarquías hispánicas en el siglo XVI contra la población peninsular no cristiana. "Aún no sabemos qué empujó a Felipe III a decretar la expulsión de los moriscos en abril de 1609, cuando el árabe sigue hablándose en Granada. Queda aún mucho por reflexionar. Pasan de ser ciudadanos españoles que viven entre cristianos a tener una vida imposible.", afirmó el jueves en Rabat en su intervención el historiador Luis Bernabé Pons. "Una de las grandes recuperaciones de la historiografía es conocer qué ocurre con ellos; ver que los moriscos tuvieron otra vida en el norte de África y se generaron otros discursos y que dejaron una impronta importante en el Magreb, apostilló Pons.
El congreso sirvió para propiciar el acercamiento a la divergencia de perspectivas en torno a la cuestión: hay una memoria morisca en España, tierra que "cruel y forzosamente" abandonaron, y otra en Marruecos, adonde llegaron. Pimentel recordó la paradoja de cómo en otros países árabes se señala la autoría de Al-Ándalus y en la propia España de nuestros días aún no se asume como propio este período histórico idealizado. El ex ministro de Trabajo afirmó la importancia del período andalusí para la memoria colectiva de magrebíes y españoles: "Obama hizo una referencia a Al-Ándalus en su famoso discurso de El Cairo; Ben Laden las hace también en cada una de sus apariciones por televisión".
El jueves, el escritor y diplomático de origen almeriense José María Ridao aseguró que el problema morisco en España fue, fundamentalmente, de libertad religiosa: "El poder político en nuestro país se asocia a una idea religiosa, al definirse como católico; la disidencia automáticamente se convierte en disidencia política". Ridao se refirió asimismo a la cuestión del estigma: "Ocurre con los moriscos como con los emigrantes de segunda generación hoy en Europa, a los que se les califica de algo que ellos no son, porque los moriscos son oficialmente de cristianos. "En Al-Ándalus no es preciso decir que hubiera tres culturas, sino una cultura y tres religiones", apostilló el periodista y escritor. "Lo correcto, al referirse a los moriscos, es decir que los españoles católicos expulsan a los judíos y musulmanes españoles. Estudiar el caso de los moriscos es fundamental para entender lo que ocurre hoy en otras partes del mundo, como en los Balcanes", explicó Ridao. Simón Levy, director del Museo Judío Marroquí e investigador, elogió ayer en su intervención a la sociedad marroquí de acogida y a la tolerancia de la religión musulmana: "El Islam es más abierto. Todo lo que Europa expulsó en aquel tiempo llegó a tierras musulmanas", dijo.
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