Mariluz Escribano, la conquista de las letras

La poeta granadina recibe el premio Elio Antonio de Lebrija por su trayectoria y obra "vitalista, sensual, armoniosa e intensamente humana"

La poeta pertenece a la llamada literatura sumergida. / G. H,
Alba Rodríguez

12 de septiembre 2018 - 08:45

Granada/La literatura sumergida no tiene nada que ver con el underground, al menos no con la primera acepción mental que sugiere el término. Ser un exponente de la literatura sumergida es más doloroso y menos glamuroso. Un término gueto: que nace de un estigma. Pertenecer a este movimiento significa haber estado condenada -siempre acabado en a- a las sombras que proyecta tu propio género.

Mariluz Escribano fue una de tantas poetas que gracias a esa umbría encontró la luz. La granadina recoge un premio que llega tras muchos otros en una carrera que no despertó ni se le vio el brillo pronto, pero que en la última década se ha reivindicado. Ayer sonó su nombre como la ganadora del X premio de las Letras Andaluzas, que reconocía su trayectoria. A partir de hoy, la poeta granadina compartirá espacio con otros galardonados con este premio como Antonio Gala, Manuel Alcántara, Pablo García Baena, Rafael Guillén y Josefina Molina.

Hija de padre fusilado y madre represaliada es una de las plumas clave del compromiso social

La obra de Escribano es líquida y sensible. Letras de una mujer que crió sola a cinco hijos -léase el poema Escribiré una carta para cinco- tras fallecer en un accidente su marido, profesor de la Universidad.

Alguien que la llama maestra dice de ella que con sus poemas Los ojos de mi padre, Escribiré una carta para cinco y Cuando me vaya se puede construir toda una obra literaria. Ahí está todo el agua de una poeta a la que por azar casi no le quedó más remedio que afrontar su destino como voz enardecida.

Hija de padre fusilado y madre represaliada es una de las plumas clave del compromiso social del mundo intelectual en los últimos veinte años. Escribano recibía este premio "contenta" y ríe cuando se le recuerda que tiene otros tantos premios en sus estanterías. Mariluz, como dice que se le llame, recoge la noticia de un nuevo galardón con media sonrisa y recordando "que antes escribía más". La poeta nació en 1935 y no se pierde un Festival Internacional Poesía de Granada y aunque ahora escriba poco, la poesía le sigue acompañando.

El premio Elio Antonio de Nebrija nació en 2009 para reconocer la trayectoria y la vida de dedicación al arte de las letras de escritores de Andalucía, Ceuta o Melilla y los candidatos pueden ser propuestos por miembros de ACE-Andalucía, Reales Academias, Ateneos, Asociaciones de Escritores o entidades similares.

ACE nació en 1976 con el objetivo de agrupar a los escritores para representarlos, fomentar la vida intelectual y la proyección de las literaturas y culturas españolas y, en general, amparar y defender a los escritores en el ejercicio de sus funciones.

Desde la Asociación Colegial de Escritores de España señalaron su obra por su carácter excepcional "vitalista, sensual, armoniosa e intensamente humana". Entre sus obras más egregias destacan Sonetos del alba, Desde un mar de silencio, Umbrales de otoño o El corazón de la gacela, además de su antología Azul melancolía (Visor, 2016).

La preponderancia de sus letras ha hecho que haya sido escogida como una de las 82 voces femeninas fundamentales de la poesía en español nacidas entre 1886 y 1960 en la antología realizada por las profesoras Ana Merino y Raquel Lanseros bajo el título de Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960).

En la última década, Escribano ha recibido otros reconocimientos como el Premio de la Crítica Andaluza, la Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada o la Bandera de Andalucía que concede la Junta de Andalucía, entre otros.

Mujer de mujeres y voz de voces, en su larga vida nunca ha dejado de intentar emerger. Escribano ha ejercido como catedrática de Didáctica de la Literatura en la Universidad de Granada, ha estado vinculada a los movimientos ciudadanos desde colectivos como Mujeres Universitarias o Mujeres por Granada, que fundó y lideró durante varios años. La figura real de la granadina sigue superando la literatura sumergida premio a premio, reconocimiento a reconocimiento.

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