Marina Heredia da la nota 'jonda'

música

La cantaora granadina emociona con su representación de 'El amor brujo' en el concierto inaugural de temporada de la OCG

Alrededor de 7.000 personas acuden a la cita en el Pabellón de Deportes

La cantaora granadina Marina Heredia dio la nota jonda y lo hizo en gran compañía con una OCG en estado de gracia dirigida por Ricardo Casero. / Reportaje Gráfico: Álex Cámara
Isabel Vargas

15 de septiembre 2018 - 02:33

Granada/Para Marina Heredia "no hay límites en el flamenco mientras no se quiera dar gato por liebre". La cantaora granadina lo ha demostrado a lo largo de su dilatada y experimentada carrera. Ha cantado ópera, rancheras, tangos. Su repertorio, de marcado carácter flamenco, abarca todo tipo de sonidos. El talento no distingue de palos, ni de géneros musicales. La artistas se subió ayer al escenario del Palacio de Deportes decidida a bordar su interpretación de El amor brujo de Manuel de Falla. Y así fue. Heredia dio la nota jonda acompañada de la OCG, que inauguraba por todo lo alto la temporada de recitales con su tradicional concierto gratuito.

Cientos de personas, invitación en mano, entraban al Pabellón Municipal de Deportes minutos antes de arrancar el concierto. Ni el chaparrón que cayó a medio día espantó al personal. La ocasión lo merecía. Titulado En torno a Falla, el concierto trató de explicar a través de seis piezas "la gran influencia del folclore en la música clásica", que en el compositor gaditano alcanza su máxima expresión en obras como El sombrero de tres picos y El amor brujo. Eso vendría después.

Dirigida con gran maestría por Ricardo Casero, la OCG inauguró el recital con el Intermezzo de la obra Goyescas de Enrique Granados. A pesar de algunos susurros y el sonido de algunos móviles la bella pieza sonó a gloria. La obra se corresponde con el número más célebre de toda la ópera, ubicado entre el primer y el segundo cuadro. La fascinante melodía del violonchelo solista, en palabras de los críticos, transmite "un sentimiento a la vez nostálgico y fuertemente enraizado en el folclore español". El aplauso unánime del público retumbó en todo el Palacio de Deportes.

Los asistentes cruzaron inmediatamente el charco cuando el bandoneón de Fabián Carbone entró en escena. Acto seguido, el músico porteño llevó hasta la ciudad de la Alhambra la magia del tango -el equivalente latinoamericano del flamenco- con Aconcagua del mítico compositor Astor Piazolla, una oda clásica a la música tradicional argentina. La OCG, ya en solitario, siguió el redondo recital con los iberoamericanos Ginastera, con Danzas del Ballet Estancia, y Villa-Lobos con la tocatta de sus Bachianas brasileiras. La selección de piezas clásicas influenciadas por el folclore iberoamericano evidenció la relación de Falla con Latinoamérica.

Pero sin duda, las obras compuestas por el propio Manuel de Falla fueron las que mayor atención acapararon por parte del público. La primera de ellas se trató de la Suite n. 1 de El sombrero de tres picos, que el próximo año cumple un siglo desde su estreno en el Teatro Alhambra de Londres. Basado en la novela homónima del escritor decimonónico Pedro Antonio de Alarcón, la obra tuvo un rotundo éxito, elogiándose la acertada síntesis de música, baile, drama y decorado, tras su representación en Inglaterra.

El momento cumbre del recital en homenaje a Falla tuvo lugar cuando Heredia, ataviada con un hermoso vestido rojo y un mantón blanco floreado, interpretó magistralmente las cuatro canciones que componen El amor brujo, además del Romance del pescador a petición del director de orquesta. La artista se metió de lleno en el papel cuando le tocó recitar un fragmento de la obra. Después llegaría un profundo quejío y el público respondió con un olé.

No es la primera vez que los caminos de Falla y la granadina se cruzan. La cantaora interpretó, con gran éxito de público y crítica, la obra del gaditano en la 64º edición del Festival de Música y Danza de Granada, con La Fura dels Baus y acompañada de la Orquesta Joven de Andalucía.

El repertorio, que según Heredia "disfruta haciendo", porque la saca de su "vorágine" y agudiza sus sentidos, embrujó a los asistentes de principio a fin. La cantaora dio la nota jonda y lo hizo en gran compañía -una OCG en estado de gracia dirigida por Ricardo Casero-. La fiesta de bienvenida de temporada, "muchísimo mejor que la del año pasado" en palabras de numerosos asistentes, demostró que la música de raíz no tiene nada que envidiar a la clásica. Y en muchas ocasiones pueden 'bailar' al mismo compás. Olé.

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