El maestro Juan Martínez que estaba allí
Juan Martínez existió
Arte
Granada/Que una parte importante del arte que se hace hoy en Andalucía se encuentra en los primeros segmentos de la creación artística española no es una afirmación gratuita ni una valoración interesada llevada por el paisanaje. No es, ni mucho menos, una mirada al ombligo ni querer potenciar gratuitamente lo que no es. Andalucía ocupa un lugar de privilegio en el arte contemporáneo español. Es una verdad constatable que no ofrece la menor duda. Algo que se ve siempre que hay ferias importantes o exposiciones en salas de instituciones de significación y galerías de prestigio. Además, no nos estamos refiriendo a artistas consagrados, parte de la historia ilustre del arte español de la segunda mitad del siglo pasado y protagonistas especiales de museos y centros de arte, lo hacemos tratando de una serie de autores de los llamados de media carrera, en plena joven madurez y de un grupo numerosísimo de artistas de nueva hornada, con la carrera terminada no hace mucho tiempo y que son, ya, auténticas realidades.
Hace unos días se inauguraba en la Sala Pescadería de Jerez una gran exposición del artista de Villamartín José Carlos Naranjo, uno de esos jóvenes pintores que ocupan, ya, un puesto importante en el panorama artístico nacional por una obra contundente, de muchísimo calado y portadora de los valores de la gran pintura contemporánea. En la sala municipal jerezana se dieron cita un grupo muy numerosos de artistas, como Ana Barriga, Eduardo Millán, Ramón Muñoz, Víctor González, Laura Vinós, Juanma Benítez, Pablo Castañeda, Amara Toledo, Rocío Cano, Elena Núñez, Antonio Sobrino o Manolo Mesa, entre otros. La mayoría muy jóvenes que están aportando muchísima calidad a un arte andaluz que se abre expectante a lo mejor de lo mejor.
Este grupo de artistas no es nada más que una mínima parte del conjunto de creadores que existe por toda Andalucía. En estos momentos, las tres Facultades de Bellas Artes, están aportando artistas, artistas, creadores que son conscientes de su momento y que buscan reflejar un arte nuevo, sin cortapisas, seguro y sin complejos. Todo ello hace que el conjunto del arte andaluz se sustente en un conjunto de artistas lúcidos y bien preparados, que manifiestan la verdad de un arte contemporáneo al que, hasta estos momentos, les sobraba muchos ilusorios planteamientos, sin una base sustentante real, bien definida y abierta a cualquier posible desenlace y que, ahora, se decanta por una realidad ajustada a lo más riguroso del arte del momento. En definitiva, un arte que consideramos sabio, alejado de imposturas interesadas y ocurrencias desquiciantes. Ya hemos dicho en numerosísimas ocasiones que estamos en un momento de absoluta magnificencia y que esta realidad debe ser tenida en cuenta, desde todos los sectores, para apostar por una plástica que levanta infinitas expectativas.
En este sentido, y para redundar en esta línea de constatación de una realidad que no tiene vuelta de hoja y que nos conduce por el gran momento del arte que se hace en el territorio andaluz, podemos apuntar dos hechos que han acontecido en nuestra zona y que testifica el gran momento de la creación andaluza: las Becas Vázquez Díaz de la Diputación Provincial de Huelva y la décimo séptima edición del Premio de Artes Plásticas Caja Rural. Las primeras unas becas, creadas hace más de treinta años con el objetivo claro de fomentar la creación artística de los más jóvenes autores andaluces; convocatoria prestigiosa que ha patrocinado, a lo largo de los años, la labor de artistas que, hoy, son ya una auténtica realidad en el conjunto del arte nacional. El Premio 'La Rural, un certamen que atrae muchísimos espíritus de ese arte abierto donde los más jóvenes tienen mucho que decir.
Las Becas que llevan el nombre del gran pintor de Nerva se han resuelto con dos nombres de esos que componen la espléndida nómina de artistas andaluces del momento, Silvia Lermo, la pintora nacida en la localidad gaditana de San Fernando —allí vive y trabaja— y la artista granadina Rosa Aguilar. Ambas pertenecen a esa juventud apabullante que están dando suma trascendencia a nuestro arte. La primera, con el proyecto Entre la sal y el viento, nos sitúa en ese personalísimo imaginario de la autora por el que una serie de elementos extraídos del entorno de la artista son protagonistas de un relato marcado por una realidad que, sin ser mediata del todo, rompe el ritmo habitual de lo que la mirada capta y se adentra en un universo donde todo queda supeditado a una existencia entre lo real y lo imaginado. Por su parte Rosa Aguilar ha ganado la beca con Los grabadores, un proyecto que, partiendo del concepto grabar pone de manifiesto la acción que ocurre en la naturaleza mediante la actuación de diversos agentes sobre el medio, tales como las aguas y los vientos sobre las rocas o ciertos animales sobre las maderas de los árboles.
La importancia de los artistas andaluces también se pone de manifiesto en la resolución del Certamen de Artes Plásticas que patrocina la Caja Rural, otro de los grandes certámenes que acaparan una máxima atención y que, en esta ocasión, ha sido fallado por un jurado de lo más selecto y prestigioso: Óscar Alonso Molina, Javier Díaz Guardiola, Susana Blas Brunel y Alicia Ventura. El mismo ha tenido un palmarés de lujo: el granadino Antonio Montalvo, que, fue el ganador, y la artista madrileña Sara Quintero, segundo premio; obteniendo un accésit Silvia Lermo. Los finalistas han sido, además de los mencionados, Belén Mazuecos, José Luis Valverde, Francisco Baena, María Carbonell, Nieves Correa, Jorge Isla, Victoria Maldonado, Javier Marp, Alexander Grahovsky, Fernando Renés, Carol Solar y Sara Val. Por tanto, otro éxito más del arte andaluz más inmediato. La obra de Antonio Montalvo, El cordero muerto (Monodia), nos sitúa en ese esplendor pictórico que caracteriza su obra, con un desarrollo técnico espectacular sobre el que subyace, no obstante, una poderosa consideración conceptual que abre las máximas perspectivas significantes. En cuanto a la obra de Belén Mazuecos, Historia del Arte II (Traslado de réplicas), nos conduce por esa visión meta-artística del arte recreada desde una suprema manifestación pictórica y un dominio absoluto del medio dibujístico.
El arte joven andaluz ocupa un lugar de máximo interés. El que tiene lugar en Granada lo viene haciendo desde hace varias décadas. Rosa Aguilar, Belén Mazuecos y Antonio Montalvo, con sus éxitos en las Becas Vázquez Díaz y en el Certamen de Caja Rural, no es más que la absoluta constatación de un hecho.
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