'Mi Bárbara', el cóctel literario que mezcla Lorca, el dinero de las azucareras granadinas y el amor en tiempos de guerra
Novedad editorial
Laura Andreu debuta en la novela con la historia de una médica amiga del poeta de Fuente Vaqueros que se ha convertido en una de las propuestas ambientadas en Granada con más éxito de esta primavera
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Granada/Fusionar la intriga romántica y la ambientación en épocas pasadas de la historia es un cóctel con demostrada solvencia en todo tipo de ficciones, ya sea en películas, series o novelas. Si a esa mezcla se le añaden el atractivo literario de Federico García Lorca, el dinero de las azucareras y el amor en una Andalucía aún marcada por el caciquismo el resultado es un cóctel tan explosivo como el de Mi Bárbara, el debut literario de Laura Andreu (Torrevieja, 1997) y una de las sorpresas de la primavera entre las novelas ambientadas en Granada. En este caso, el libro publicado por ediciones Contraluz toma como eje la historia de una médica que no quiso la guerra y que luchó por no dejarse arrastrar por la locura y por sobrevivir en un mundo que no era para ella. Ese punto de partida permite a la joven autora ir más allá y reflexionar sobre las causas y la complejidad del conflicto, haciendo un homenaje a las víctimas, sin importar el bando al que pertenecieran.
Punto de partida
Graduada en Antropología Social y Cultural y máster en Antropología Física y Forense por la Universidad de Granada, Laura Andreu orientó pronto sus estudios hacia su aplicación en los ámbitos de memoria colectiva y violaciones de Derechos Humanos. En la actualidad estudia Medicina en la Universidad de Lleida, aunque sin abandonar su pasión por la escritura. Con raíz en este foco de interés y con sus inclinaciones literarias repartidas entre la narrativa, la poesía y el ensayo, nació Mi Bárbara, fruto de los años vividos en Granada, de la exploración de su geografía y su historia.
De una experiencia en una ciudad adoptiva, pero también de una pregunta. "Tratar el tema de la guerra parte de una cuestión que me planteé sobre qué fue la guerra y qué sucedió. Me puse a formarme para sacar mis propias conclusiones. Ahora tengo mi propia visión de la guerra y el abordaje literario que yo hago es el que Bárbara hace".
"La polémica sobre el tema de la Guerra Civil es omnipresente y yo misma, porque tengo familiares y conocidos de signos políticos muy diferentes, he escuchado versiones muy distintas de ella. En ese marco, empiezo a plantearme qué fue exactamente la Guerra Civil. En esos años me traslado a Granada para
estudiar, entro en contacto con ideas nuevas, voy leyendo y conociendo la ciudad, y decido que en ella se emplazará la historia que cuente", detalla la autora sobre el germen de esta obra, que fue completándose de forma muy natural, casi orgánica. "La historia de la Granada de esos años y también la de la guerra en Andalucía es bastante desconocida, así que me parece interesante contribuir a que se conozca. Profundizo en Lorca y me enamoro, e igualmente entra a la novela. Descubro el episodio de la Desbandá y me indigno, y decido que quiero contarlo. Y así ha sucedido con todos los elementos de la novela", agrega.
Argumento
En la primavera de 1917, Bárbara, la sobrina huérfana de un magnate azucarero, cambia de pronto el mundo oscuro de un orfanato francés por uno inundado de la luz de Andalucía cuando se va a vivir a una casa señorial de Granada con una familia que desconocía tener. Junto a ellos vivirá unos años llenos de ideas, poesía y azúcar, una época vibrante y luminosa, llena de esperanza pero también convulsa, que poco a poco se irá oscureciendo hasta terminar de apagarse con el estallido de la Guerra Civil. Para Bárbara, el inicio de la guerra traerá consigo un suceso que supondrá el último giro de tuerca de su trayectoria. Pese a todo, la escritora no deja apagarse el relato y, si bien la historia discurre por la penumbra y la oscuridad, termina con un epílogo en el que vuelven "los rayos de luz".
Ese recorrido que transcurre en la Granada anterior y posterior a la Guerra Civil reflexiona sobre las causas y la complejidad del conflicto a través de personajes que quisieron, sobre todo, evitar la contienda. Va así retratando la época del boom azucarero en una Andalucía marcada todavía por el caciquismo y en la que la familia de Federico García Lorca jugó un papel importante.
Tomar partido
Y, como en toda novela de la Guerra Civil Española, la cuestión de la toma de partido surge inevitablemente. "El proceso de construcción ideológica que experimenta Bárbara hasta posicionarse sobre
el tema es, salvando las muy largas distancias temporales y las diferencias contextuales, uno similar al que yo experimenté. Ella ha leído lo que yo he leído, y su perspectiva es la mía pasada por el filtro de sus circunstancias, su personalidad y algunas modificaciones que quise introducir", comenta la autora, cuya finalidad ha sido "traer bajo el foco y dar voz a esa objetora de conciencia que es crítica sin dejar de ser subjetiva y que denuncia lo que está viendo, figura que en las novelas de este género suele ocupar un lugar periférico".
Por eso ha querido que "la historia estuviese narrada desde la perspectiva de un personaje concreto para subrayar su parcialidad", porque sabe que la imparcialidad es imposible de lograr. "Creo que para hablar de una distancia que permitiera rozar, que no alcanzar, una cierta objetividad sobre el conflicto (o por lo
menos una menor visceralidad), este tiene que dejar de formar parte del pasado para convertirse
en Historia. No obstante, creo que la Historia nunca es objetiva ni inocente, por muchos siglos que pasen. Tanto más si, como en el caso de esta guerra, lleva aparejada una discusión identitaria todavía vigente, un conflicto intrínseco que se ha ido legando a las generaciones posteriores".
Lorca
El personaje de Federico García Lorca tiene un peso importante en la trama, ya que aparece como amigo de la protagonista en esos años de juventud, "pero no es una historia sobre él". Esta relación se inspirada en algunas de las amistades que el poeta tuvo con mujeres, como Emilia Llanos, en la vida real. "No es una historia de su vida ni sobre una faceta de ella. Está presente en toda la novela y se ve su evolución, pero la idea de incluirlo en la novela, como el tema de la industria azucarera, responde a la necesidad de caracterizar la Granada del momento. Por eso están tan presentes los dos, para describir el panorama cultural y el económico respectivamente".
Lorca está presente como personaje y como "referencia implícita en el propio libro", por eso el final cuenta con un poemario a modo de diario en verso que ella va escribiendo a lo largo de su vida como una especie de memorias con rima. Unos poemas en los que "la influencia de Lorca es palpable" porque el desarrollo de "Bárbara es el de Federico".
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