Miguel Giménez Yanguas y el Patrimonio Industrial

En los márgenes

Nuestra historia contemporánea y urbanismo no se pueden entender sin el Patrimonio Industrial

Soraya, Isabel de Solís

Casa Ajsaris

María Lejárraga

Miguel Giménez Yanguas y el Patrimonio Industrial
Miguel Giménez Yanguas y el Patrimonio Industrial / E. M.

Hace pocos días el Colegio Oficial de Ingenieros Superiores Industriales de Andalucía Oriental ha rendido un merecido homenaje a Miguel Giménez Yanguas. De padres granadinos, nace en Málaga en 1939, llegando a Granada en 1943. Ingeniero industrial, profesor de la Universidad de Granada, es Medalla de Oro al mérito por la ciudad de Granada (1996), Premio Andalucía Andrés de Vandelvira (2003) y Premio Nacional de ingeniería industrial (2008). Académico de la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada y correspondiente de otras cuantas.

Investigador, coautor, entre otros, de libros como: Patrimonio Industrial de Granada, El pasado del futuro: vestigios de la industrialización en la provincia de Granada, Proyecto de teleférico en Sierra Nevada, Motril y el azúcar...

Junto a Javier Píñar ha sido comisario de importantes exposiciones sobre la electricidad, los tranvías, o los bomberos de Granada, las fábricas azucareras, etc.

Según el Plan Nacional de Patrimonio Industrial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, de 2015, "Los testimonios de la industrialización constituyen un legado imprescindible para comprender la historia española de los dos últimos siglos. Estos sistemas, conjuntos o elementos y factores que inciden en el hecho industrial, han desempeñado un importante papel en la evolución del territorio, ya sea urbano o rural, en la formación del carácter histórico y cultural de sus sitios, lugares y paisajes, y en general en la definición del ambiente vital y cultural concreto en que se ha desarrollado la industrialización. De esta forma, la conservación y el estudio de estos testimonios son fundamentales para comprender y documentar un periodo clave en la historia de la humanidad".

Azucarera de Benalúa de Guadix
Azucarera de Benalúa de Guadix / E. M.

La segunda revolución industrial trajo importantes avances en la fabricación del azúcar. En el litoral andaluz existía el cultivo de la caña de azúcar desde el año 1.000, traída por los árabes, y que se mantuvo hasta el año 2006. Los ingenios de tracción animal o hidráulicos van a ser sustituidos por fábricas industriales, con potentes máquinas de vapor. La primera de la Península Ibérica fue la de Almuñécar, en 1846. En 1882 se instaló el ingenio de San Juan, para la fabricación de azúcar a partir de remolacha de la Vega granadina. En 1884 se instaló la de San Fernando en Atarfe. Granada contó con 12 o 14 fábricas. En 1901 se construyó la fabrica azucarera de San Isidro, que era una cooperativa. En 1920 se electrificó esta fábrica sustituyendo los motores de vapor por otros eléctricos. En 2015 es declarada Bien de Interés Cultural. La Universidad de Granada la adquiere en el 2021 y en el 2023 se realiza una interesante exposición en el Hospital Real. La Gran Vía y la remodelación del centro de Granada se hacen gracias a la prosperidad de esta industrialización. El padre de Federico García Lorca, entre otros, participará en el bienestar de esta etapa.

Llegada del primer tranvía al bosque de la Alhambra 1907
Llegada del primer tranvía al bosque de la Alhambra 1907 / Biblioteca de Andalucía

También en la Alhambra podemos detectar la incidencia de esas innovaciones, como se pudo contemplar en la exposición Monumento 1868-1936 modernidad, comisariada por Javier Píñar Samos y Miguel Giménez Yanguas, en 2018, que tuve el honor de prologar. La segunda revolución industrial ofreció una nueva visión del monumento, después de la literaria y pictórica del romanticismo. La modernidad de la fotografía, del cine, de las grabaciones en cilindros de cera y después en discos de pizarra, la iluminación con farolas de gas, las telecomunicaciones, la electrificación, el tranvía y las nuevas formas de movilidad, la astronomía, etc. conforman un nuevo marco en donde también se desarrolla una intelectualidad que podemos definir como la Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas, donde la Alhambra ocupará un lugar destacado, con la tertulia de la casa del Polinario y su hijo Ángel Barrios, con Manuel de Falla, Federico y Francisco García Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, Rusiñol, Sorolla, Álbéniz, Joaquín Turina, etc.

García Ayola, José, Acto de Coronación del poeta José Zorrilla 1889, con los avances de iluminación en el Palacio de Carlos V
García Ayola, José, Acto de Coronación del poeta José Zorrilla 1889, con los avances de iluminación en el Palacio de Carlos V / . Archivo de la Alhambra

A principios de la década de 1980 la Universidad de Granada planteó el proyecto de un Museo de la Ciencia, que no llegó a materializarse. En la década de los 90 del siglo pasado se creó el Taller de Restauración del Patrimonio Científico e Industrial, que fue rebautizado como Taller Miguel Giménez Yanguas, y que posteriormente fue desmantelado. El Parque de las Ciencias, desde su inauguración, tiene una sala denominada Piezas de Museo formada con un depósito de una pequeña parte de la colección de Miguel Giménez Yanguas. También existía el proyecto de ubicar en alguna de las propiedades del Patronato de la Alhambra las piezas de su colección relacionadas con el monumento, actualmente paralizado.

El legado de Miguel Giménez Yanguas consta de diferentes apartados. Por una parte más de 1.500 piezas relativas al Patrimonio Industrial vinculadas a la etapa contemporánea de la Alhambra, Granada capital y provincia, Sierra Nevada, Motril, Salobreña... a la memoria azucarera, tranvías, electricidad, instrumentos científicos y topográficos. La mayoría de estas piezas cuidadosamente restauradas por Miguel.

No menos importante es su archivo en donde conserva los papeles técnicos de las antiguas azucareras, de los tranvías de Granada y de Sierra Nevada. También el archivo de su abuelo, el arquitecto Francisco Giménez Arévalo, y el de José Felipe Jiménez Lacal, arquitecto de la Fundación Rodríguez Acosta y del Palacete de Quinta Alegre. Su biblioteca técnica de ingeniería del siglo XIX, que ha servido para realizar diversas tesis doctorales. Los planos originales de las azucareras y de los tranvías.

Por último mencionar el palacete de la calle San Isidro, de 1776, con un magnífico patio de columnas y más de 600 m² útiles a rehabilitar. Colección de piezas de museo, archivo, biblioteca y edificio, todo quiere donarlo de forma completamente gratuita, sin poner otra condición que el que esté expuesta y al servicio del público y los investigadores. Uno de los legados de Patrimonio industrial más importantes de nuestro país que de ninguna manera podemos dejar que se pierda.

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