Miguel Ríos y los fundadores del Planta Baja, el triunfo de la libertad
Granada Ciudad del Rock
El rockero inmortal y los creadores del centro neurálgico de la cultura en la ciudad son reconocidos con la Púa de Plata
Granada/El colectivo Granada Ciudad del Rock premiaba ayer con sus Púas de Plata a cuatro héroes locales: Miguel Ríos, el rockero inmortal, con él y Los Ángeles empezó todo; y los fundadores del pub -y luego sala- Planta Baja, el centro neurálgico de la cultura en esta ciudad. El cantante situó a Granada en el mapa musical y los creadores del Planta Baja abrieron un espacio donde todos pudieran expresarse -y así fue-. La libertad conquistada en lo creativo y artístico; en lo social y combativo. Es imposible comprender la historia de Granada sin Miguel Ríos, Juan Antonio Peinado, Miguel Benlloch y Marino Martín.
El Parque de las Ciencias acogió anoche la gala de entrega de los premios, a la que no faltó la plana mayor de la música en la ciudad. La presentadora Susana Escudero inauguró el acto enumerando los principales símbolos de la cultura granadina: Carlos Cano, Enrique Morente, Los Planetas, el longevo Zaidín Rock, los festivales de jazz, Falla, el Festival de Música y Danza, la maravillosa OCG, la leyenda de los 091, Sandra Pastrana, La Guardia, Lori Meyers. "También hablaré de los músicos en la calle. Son muchos. Hoy había una concentración para regular la música en directo en las calles", recordó Escudero, que no dudó en criticar el cierre de salas y bares en los últimos años y las restricciones para poder disfrutar de música en directo en pleno siglo XXI.
Antonio Arias y Eric Jiménez, en representación del colectivo Granada Ciudad del Rock, proyecto capitaneado por Nani Castañeda, subieron al escenario para decir unas palabras. "Quiero sumarme a los reconocimientos. Primero a un rey nazarí como es Miguel Ríos y a los fundadores de la cultura alternativa en esta ciudad, los creadores de la sala Planta Baja", felicitó el cantante de Lagartija Nick, que recordó aquella Púa de Plata que le dieron a él y a sus hermanos José Ángel y Jesús Arias.
Jiménez destacó que el proyecto Granada Ciudad del Rock se mantiene tres legislaturas municipales después. "Es muy emocionante dar la Púa a Juan Antonio, Marino y Benlloch. Los discos no salían en Inglaterra, salían en el Planta. Era maravilloso ver esa transición. Parte de mi vida artística se la debo a ellos. Ha sido una universidad para nosotros", reconoció. El batería también destacó el trabajo de Miguel Ríos, "alguien que tuvo el valor suficiente de irse a Madrid en busca de un sueño; y el hombre con más casas y más primos en Granada".
Al final de su discurso, el músico destacó el trabajo de las mujeres en la industria musical: "Hay muchas técnicas de sonido y productoras. Tienen que estar presentes. Hay que darle visibilidad a las mujeres que se han abierto camino en un oficio que hasta hace muy poco era sólo de hombres. Van a estar".
Los fundadores del Planta Baja, grandes visionarios
La primera Púa se la dieron a los fundadores de lo que ha sido, en palabras de la presentadora, "la universidad alternativa a la de Granada durante casi cuatro décadas". "Allí se impartieron estudios superiores de rock. No hay artista en Granada que no se sienta vinculado a la historia de la sala. Allí han encontrado nuevas inspiraciones. Sus tres fundadores son reconocidos como grandes visionarios", subrayó Escudero antes de que se le entregara el galardón a Juan Antonio Peinado, Miguel Benlloch y Marino Martín.
La estampa no pudo ser más emocionante: Peinado alzaba al cielo la púa en recuerdo a Benlloch, fallecido hace dos años, mientras sonaba This charming man de los Smiths. "El Planta Baja fue el triunfo de muchos movimientos sociales. Éramos todos y todas: Julio Juste, Juan Vida, Javier Egea, Carmen Sigler, Manolo Bello, José Luis Chacón. Nuestro objetivo era construir un lugar donde se mezclaran personas que tuvieran que expresar algo", declaró orgulloso Peinado, que no olvidó mencionar a Jesús Arias, TNT, Niños mutantes, Los Planetas o Freddie Mercury en su discurso.
Antes del homenaje a Miguel Ríos, Carmencita Calavera interpretó en directo junto al coro Gospel Express una bella versión de El río. José Ignacio Lapido fue el encargado de presentar al músico. "Con Miguel me unen muchas cosas como el respeto, el afecto y la admiración. Hay algo intangible que nos une los dos: somos antiguos alumnos Salesianos. El hecho de haber comulgado las mismas hostias crean vínculos", dijo entre risas.
El miembro de los 091 halagó las cualidades de Ríos como cantante, compositor e intérprete. "Es un gigante de la música. Miguel desde su mas tierna juventud ha profesado un amor enorme por rock and roll en una granada -gris- de mediados de los 50. Hubo un chavea de Cartuja que quedó fascinado al oír las primeras canciones de Elvis Presley, Little Richard y Chuck Berry. Buscó en esa vocación el sentido de su vida. Ha sido la piedra fundacional de todo esto. Hay que agradecérselo a él y a Los Ángeles", recalcó el artista, que alabó su determinación y su capacidad para convertirse en un artista con voz propia.
Fiel al rock
"A principios de los 70 muchos compañeros de su generación buscaron refugio en la canción melódica y el siguió ondeando la bandera del rock. España y Granada están en deuda con él. Como diría Bob Dylan: "May you stay forever young". Que sigas alumbrándonos muchos años con tu arte", se despidió Lapido mientras el público se deshacía en aplausos. Miguel Ríos subía al escenario ruborizado mientras sonaba su querida Vuelvo a Granada.
"La primera persona que se emocionó al verme cantar fue mi madre. Teníamos un gramófono en la casa. Hablamos de la casa de un trabajador. Recuerdo que para ablandar el corazón de mi madre le cantaba y así me soltaba unas pelas para comprar chuches en el quiosco", rememoró. Su madre le decía que tenía un don.
Ese don del que hablaba lo percibió cuando cantaba en el coro del colegio. "Ahí note esa especie de éxtasis. El aire que mueve las cuerdas cuando se expanden en un espacio y la cantidad de emociones que mueve. Me vino muy bien ese entrenamiento. Cuando escuché a Elvis Presley no lo entendía y me emocionó", relató el músico que se atrevió a cantar en latín. Ríos también recordó la ilusión que le hacía abrir las cajas de vinilos con olor a alquitrán de RCA que llegaban a los almacenes Olmedo, donde descubrió el rock.
"Ese gusanillo de cantar siempre me persiguió. Me di cuenta con aquella banda, Los Nevada. Paco Arias me llamó para grabar en Radio Granada. Grabé La Plaga de Los Teen Tops. Un vendedor de Philips entró en la tienda y me pidió la cinta para llevarla a Madrid. No tuve que ir a Operación Triunfo. He tenido muy buenos compañeros y muy buenos músicos. Les daba una patata de canción y me entregaban una joya. Estoy en deuda con mucha gente", admitió entusiasmado.
"Ahora me doy cuenta de que he conseguido lo que quería, que la gente me quisiera. De pronto se cumple. Yo no soy un héroe local. Los héroes sois vosotros. No soy un artista granadino. No tuve mas remedio que irme. Si soy un granadino artista", reconoció a la vez que alababa la carrera de Los Ángeles.
El cantante dedicó su premio a "la gente que se ha quedado aquí, que ha podido hacer música y venderla con dignidad viviendo en esta ciudad". "Nos hemos empecinado. Ir a un local de ensayo en uno de las cosas mas bellas. Creí que esta profesión no iba a tener futuro. Me equivocaba", reconoció. Antes de despedirse, el artista se atrevió con un chiste: "Ayer deambulé por la calle y me dijo uno: "¿Miguel, de plata? ¿Es que no había de oro?". La gente en pie, con la risa suelta, aplaudió una vez más.
Miguel Ríos y los tres fundadores de la sala Planta Baja tuvieron su merecido homenaje. Un homenaje al rock, a un artista eterno, a tres valientes que defendieron la libertad en tiempos de cambio.
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