Mozárabes

En los márgenes

Rayuela de recuerdos de un pasado visigodo y de una convivencia en al-Aldalus que tendrá su eco y desarrollo en los reinos cristianos del norte

Beato de Cardeña. La segunda trompeta. / R. F.

Entre las obras de referencia citar en primer lugar la pionera de Francisco J. Simonet (1897-1903) Historia de los mozárabes de España, 4 vols. La importante recopilación de J. Gil (1973) Corpus scriptorum Mozarabicorum, 2 vols. El papel de los mozárabes en la configuración ideológica de la identidad de los reinos cristianos del norte, en un proceso que va del siglo IX al XI, como investigaron Abilio Barbero y Marcelo Vigil en su libro referente: Sobre los orígenes sociales de la Reconquista (Barcelona, 1979). O el estudio de Fernando Regueras Grande y Hermenegildo García-Aráez Ferrer: Scriptorium Tábara visigoda y mozárabe (Salamanca, 2001). Por último, mencionar el I Congreso Internacional sobre este tema celebrado en Córdoba, cuyas ponencias se editaron en el libro colectivo (2018): Los mozárabes, historia, cultura y religión de los cristianos de al-Andalus, por la editorial Almuzara.

Del siglo VIII se conservan dinares en el Museo Arqueológico Nacional con inscripciones en árabe y en latín. Recordemos que durante los siglos VIII al IX la población cristiana autóctona de al-Andalus, también denominada mozárabe, era la mayoritaria.

Tras la conquista musulmana muchos de los grandes centros culturales de la época visigoda quedaban en territorio islámico, Toledo, Sevilla, Zaragoza o Mérida. Así que la mayoría de las bibliotecas estuvieron en manos de los mozárabes que iniciaron un lento traslado de estos fondos a los reinos cristianos del norte, sobre todo a Oviedo y León, sin su concurso no habría sido posible el florecimiento cultural de las cortes de Alfonso II y Alfonso III.

En cuanto a la mujer mozárabe tenía dos ámbitos fundamentales, el hogar familiar y el monasterio. Es curiosa la existencia de numerosos monasterios dúplices, que en realidad eran la mayoría, donde compartían un mismo género de vida mujeres y hombres y en algunos regidos por una abadesa.

El proceso de islamización se produce en oriente a mediados del siglo VIII y en al-Andalus a mediados del siglo IX. Como reacción a estos cambios ante la propia comunidad cristiana que ya hablaba y leía más en árabe que en latín y ante la comunidad islámica, surge entre los años 850 y 859 el movimiento de los mártires voluntarios, donde 48 mozárabes son ejecutados en Córdoba.

Estos acontecimientos alcanzaron gran notoriedad y popularidad, considerados como tiempo de milagros y heroísmo. Eulogio de Córdoba encarnará este sentimiento de resistencia, decapitado en el año 859. La generación siguiente de mozárabes ya formados en la lengua árabe tomará otros caminos.

En el reinado de al-Hakam II el mozárabe y juez Walid Ibn Jaizuran será el intérprete en la embajada que realizó Ordoño IV a Córdoba en el año 962. Otro mozárabe, Rabí ben Zayd, el famoso Recemundo, será embajador de al-Andalus ante el Sacro Imperio Romano Germánico, en el año 955, y después en el Oriente bizantino. Redactó el Calendario de Córdoba en el 961.

En los siglos IX y X los mozárabes de al-Andalus tradujeron al árabe el Salterio y los Evangelios. Grandes autores mozárabes fueron Eulogio, Álvaro y Samsón. Un ejemplo de estos centros culturales será en monasterio de Tábara. Según la biografía de San Froilán, de la Biblia mozárabe de la catedral de León, el monasterio dúplice (de hombres y mujeres) de Tábara se fundó a finales del siglo IX. Dedicado a El Salvador y bajo el patronazgo real, en este caso de Alfonso III. Según las fuentes albergaba a más de 600 miembros. Cercano a este también fundaron Froilán y Atilano otro monasterio llamado Morerola o Moreruela de Tábara con 200 miembros. Recordemos la emigración masiva de mozárabes al norte después del motín del arrabal

de Córdoba del año 814.

Parece probable que la iglesia de Santa María de Tábara de 1137, se ubicara sobre el viejo recinto monacal de San Salvador. Su Torre tabarense inspirará a Gómez-Moreno y otros a interpretar su arco de herradura, de ladrillo en el exterior y sillares por dentro, como una adaptación y reaprovechamiento de una torre anterior.

Estos monasterios serán parte de la articulación política y territorial del poder del reino astur-leonés. Tras el abandono andalusí de la cuenca del Duero numerosos mozárabes se desplazan a las tierras del norte. Destruidos e incendiados por las razias de Almanzor en el año 988 y reconstruidos después por monjes mozárabes venidos de Córdoba.

El alma de estos monasterios eran sus scriptorium. Ubicado en la cercanía de la torre, de él salieron

los famosos Beatos. Los Beatos mozárabes serán códices manuscritos copia del Comentario al Libro del Apocalipsis (Explanatio in Apocalypsis) de San Juan, que en el año 776 realizara el Beato de Liébana en el monasterio de Santo Toribio en el Valle de Liébana (Cantabria), siendo un género librario hispánico.

En el Beato de Tábara del año 970 vemos como colofón la Torre scriptorium, y representados a los escribas Emeritius y Senior, y en el piso inferior la monja Ende, que es la primera mujer ilustradora de códices de la que conocemos su nombre. En otros Beatos se representan instrumentos musicales de al-Andalus y del mundo bereber, arcos de herradura o los fondos de bandas brillantes coloreados como elementos de decoración.

Posteriormente Tábara será propiedad de Doña Elvira, hermana de Alfonso VI, quién la donará a

los Templarios. El papel de los mozárabes en la cultura, los scriptorium medievales y la arquitectura en los reinos del norte será notable.

Tras la represión de Abderramán II muchos monjes mozárabes emigraron al norte, creando en el siglo X una serie de basílicas inspiradas en la Mezquita Aljama de Córdoba, que a su vez estaba influenciada por la arquitectura visigoda y bizantina. Así se construyó la iglesia de Bobastro o las basílicas de Extremadura y Murcia. Con Alfonso VI de Castilla se dejan de construir iglesias mozárabes y comienza el ciclo del románico a partir de 1077. Continuidad de esta forma de construir se encontrará en la remodelación del palacio de Pedro I en el Real Alcazar de Sevilla, así como en la arquitectura mudéjar. El arco de herradura será uno de sus elementos característicos, reflejado también en las miniaturas e iluminaciones de los códices de Los Beatos.

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