Nunca te sueltes | Crítica
No te sueltes cuando el mal acecha
Obituario
Granada/El poeta Rafael Juárez (Estepa, Sevilla, 1956), ex director de la Fundación Ayala, falleció ayer en Madrid tras una larga enfermedad a los 63 años de edad. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, desarrolló buena parte de su actividad profesional como librero y editor de libros.
Comenzó a escribir poesía en la adolescencia, en Sevilla, después de leer a Antonio Machado. Padre de un hijo y marido de la escritora Pilar Mañas, trabajó como librero entre 1979 y 1992.
Tras su paso por la librería Al-Ándalus, que fundó con Pepe Martín Vayas en la Plaza de la Universidad y que se convirtió en un referente en la ciudad, pasó a trabajar en el servicio de publicaciones de la Diputación de Granada.
En 2005 fue designado director de la Fundación dedicada a Francisco Ayala con sede en Alcázar del Genil. Siempre amable y discreto, se mantuvo al frente de esta institución hasta el año 2017, cuando sufrió una recaída del cáncer que padeció años atrás. Ex columnista de Granada Hoy, en el último año trasladó su residencia a Madrid.
Además de su exquisita labor en la gestión cultural, Juárez deja muchos poemas memorables recogidos en los libros Otra cosa (1986), Las cosas naturales (1990), Aulaga (1995), La herida (1996), Lo que vale una vida (2001) o Medio siglo (2011), así como las antologías Para siempre (2011) y Una conversación en la penumbra (2015). También es el responsable de las antologías poéticas de grandes autores granadinos como Elena Martín Vivaldi o Federico García Lorca.
Además de su buen hacer literario, su amabilidad y sencillez le granjearon muchos amigos en el mundo de las letras andaluzas y granadinas, su ciudad adoptiva desde que se vino a estudiar a la Universidad y donde ahora se plantea organizarle algún acto de homenaje con la colaboración de la Fundación Ayala.
“Rafael Juárez fue bueno siempre y en todo. Excepcional e intensísimo poeta, aún se superaba como amigo”, comenta Antonio Carvajal, Premio Nacional de Poesía y Catedrático de Literatura de la Universidad de Granada, quien en el texto que envió para informar a los integrantes de la Academia de Buenas Letras de Granada del fallecimiento del autor añadía: “Se produce otro vacío en mi vida que no se podrá llenar con nadie ni con nada. Nos queda su poesía como consuelo y como ejemplo”.
Precisamente, con la modestia que lo caracterizaba y sin ningún afán de protagonismo, Juárez declinó la invitación para entrar en la Academia de Buenas Letras de Granada. Carvajal recordaba ayer este hecho y señalaba que la carta que envió en respuesta a la propuesta fue tan ajustada y “llena de razones” que el rechazo quedó perfectamente justificado.
Ayer eran muchas las figuras vinculadas al mundo de la cultura que coincidían en señalar que Juárez era “bueno en todos los sentidos de la palabra bueno”, en palabras de Antonio Carvajal. “Si de algo estoy contento es de haberle anotado el Aulaga”, comentaba ayer el poeta sobre su contribución al poemario de 1995. Precisamente, en su libro Costumbre Sana señalaba Carvajal sobre los sonetos regidos en el mismo: “Así que echo mano de Aulaga, el maravilloso libro de Rafael Juárez, y me lleno de su compañía y me curo de la dolencia de su estar ahí aún presente más para siempre lejano y del resquemor de una cita frustrada una vez tras otra. Y releo sus poemas y admiro su sabiduría y su biendecir”.
Igual de triste se mostraba ayer otra poeta Premio Nacional de Poesía, Ángeles Mora. “No tenía enemigos porque no podía tenerlos. Era muy atento y cariñoso. Tuve la suerte de presentarle en Granada su última antología. Es un poeta que parece tan sencillo y transparente, pero tiene una gran sabiduría poética, sabe llevarnos de la mano a las profundidades del mundo emocional que nos constituye. Yo lo definí entonces como un esteticista cotidiano pero buscando siempre la trascendencia y las raíces profundas”.
Por su parte, otro poeta muy próximo a Juárez, José Carlos Rosales, señalaba ayer que “era, es, uno de mis mejores amigos...”. “No puedo articular palabra... es uno de los mejores poetas vivos, una persona intrínsecamente buena. Desde mediados de agosto estaba empeñado en no creer a Pilar Mañas pensando que se mostraba injustamente pesimista. He estado a punto de volverla a llamar para preguntarle: ¿estás segura? ¿es verdad? Para mí Rafael Juárez es un gran amigo y un poeta magnífico con una bondad incuestionable. Raras veces se pueden unir tantas cualidades en una misma persona”.
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