Nieves Chillón: "La escritura de Auletris ha sido una de las experiencias más intensas que he sentido nunca"
Nieves Chillón, poeta y escritora
La profesora y poeta granadina publica con Algaida Editores su primera novela, Auletris, una historia femenina que resurge del pasado íbero
Granada/Nieves Chillón (Granada, 1981) es profesora de lengua y literatura, poeta y escritora, con su libro Arborescente se proclamó ganadora de varios premios en modalidad poesía, como el XXVII Premio Andalucía de la Crítica o XXXVII Premio de poesía Juan Gil-Albert. Ahora da el salto a la narración: Auletris, su primera novela, ha sido publicada por Algaida Editores este mes de octubre.
-Después de su recorrido como poeta, ¿qué le llevó a escribir esta primera novela?
-Ya en mi último libro de poemas, La casa de La Piedra (El Envés Editoras), hay una intención narrativa, una historia con sus personajes y sus espacios, un tiempo y una época que quería contar. Fue durante el confinamiento cuando me decidí a redactar las primeras líneas de algo que ya iba teniendo una forma en mi imaginación: volver a levantar con tinta las ruinas de esas ciudades iberas que había conocido como yacimientos arqueológicos, darles una vida recreada a través de la experiencia de una protagonista femenina que contara su paso por ellas. El componente histórico me obligó a fundamentar de manera objetiva el trabajo, pero el enfoque, la visión del personaje, el truco literario de dar voz a una mujer de ínfima extracción social en una época remota y de conflicto, fueron retos que me entusiasmaron desde el primer momento. Y luego está el proceso de escritura, absolutamente inmersivo cuando se trata de una novela.
-¿Por qué eligió esos paisajes de la Bastetania íbera de hace siglos, es decir, de la actual Granada?
-Los tengo y los siento muy cerca. Se trata de sitios arqueológicos que me ha ido mostrando un oscense, José Julio Martínez Valero, quien conoce bien no solo los lugares sino la problemática en que están inmersos: el abandono institucional, el expolio o el desconocimiento de su valor. Otros yacimientos están excavados, por suerte para todos/as, y se pueden visitar y admirar, como la necrópolis de Tútugi en Galera. Estos espacios son numerosos y se ubican en Puebla de Don Fadrique, Almaciles, Galera y Huéscar. Algunas son ciudades amuralladas (prospectadas, todas sin excavar), ciudadelas y aldeas de época ibérica, necrópolis, villas romanas o incluso un campamento militar de época republicana, también romano.
-¿Cómo ha sido el proceso de investigación?
-He de advertir en primer lugar que no soy ni historiadora ni arqueóloga, sino una escritora que además es eminentemente lírica. Hay licencias en la novela. Dicho esto, he manejado publicaciones técnicas y fuentes latinas. Las primeras son publicaciones de autores que han trabajado en la zona y siguen haciéndolo, como es el caso de la profesora Oliva Rodríguez Ariza, o de los profesores Andrés Adroher o Alejandro Caballero; sobre temas específicos como armamento y vida de las mujeres en la cultura ibera podría citar más pero resumo señalando que todas estas lecturas técnicas se han ido completando con poesía. Yo soy esencialmente poeta. Mi discurso y mis personajes sostienen un lirismo en su visión del mundo, en su discurso. Y por supuesto, he visitado insistentemente los lugares arqueológicos para comprender los espacios, las distancias, la luz...
-¿Podría explicar a qué remite la figura de auletris, que da nombre a la novela?
-Auletris significa flautista. Las niñas de los pueblos iberos tocaban este instrumento en las ceremonias, como se puede ver en el relieve de la Auletris de Osuna. La protagonista de mi novela se llama Aiunin. Sus vivencias de niñez y adolescencia son las propias de una muchacha ibera. Después sufre, como tantas mujeres, el ser moneda, mercancía, y llega a perder su nombre. Solo será “la auletris”, hasta que finalmente se llamará Vireliata, nombre que refleja el cambio de paradigma en un tiempo convulso como fue el ocaso del mundo ibero con la llegada de Roma.
-Las mujeres sostienen el primer papel en tu obra poética, al igual que en esta primera en narrativa...
-Y también en las lecturas que propongo a mi alumnado, y en las que decido leer yo misma, y me
interesan. El peso narrativo de la mujer, del personaje femenino, todavía es una cuestión que no se entiende. No voy a insistir en que hace siglos (o no tanto tiempo) la perspectiva, los personajes, la sensibilidad y las decisiones en la trama eran masculinos. Esto ya lo sabemos. Lo malo es que todavía hay quien a día de hoy no comprende que el peso narrativo no puede seguir recayendo en el elemento masculino invariablemente. En mi obra, que también ha experimentado un aprendizaje, las mujeres sostienen el rol principal y además reivindican, gracias a los trucos de la ficción, el discurso de aquellas que no pudieron relatar la historia. En Auletris lo hace una esclava de la Antigüedad; lo hice ya en La casa de La Piedra, donde una voz contemporánea se solapaba con la perspectiva de una niña nacida en lo rural en los años cincuenta y sesenta, y lo escribí en Arborescente, con elementos como la maternidad y la crítica social. Siempre hay un enfoque político, una reivindicación. La mía es el devolver la voz a las que no pudieron pronunciarse.
-¿Qué otros temas dirías que sostienen la narración?
-Auletris es una historia de amor al hermano, al hijo, al inocente. Me llama poderosamente la atención esas frases de las crónicas que dicen "y sometió a la ciudad”. Las encontramos en los cronistas latinos, pasando por las heroicidades del Cid, la conquista de América o la historia reciente. Algunos, pocos, añaden que mujeres y niños fueron convertidos en esclavos. El vencedor no profundiza en el sufrimiento de los desheredados. La realidad de las gentes que sufren el exilio, la muerte, la aniquilación de su cultura, siempre se ha justificado a lo largo de la historia con los mismos argumentos: imperio, geopolítica.
-El recuerdo marca profundamente no sólo el contenido sino que también la forma de la historia, ¿por qué eligió este recurso? ¿Qué supone para la narración?
-Creo que la edad madura es un momento de lucidez y experiencia. Desde la madurez se pueden entender mucho mejor las experiencias vitales y expresarlas con intensidad, con pasión, y con la suficiente perspectiva que da el tiempo. Por ello escogí una voz madura para el personaje. La lírica desde la madurez es muy interesante y posee muchas fortalezas. Además, el recuerdo es un espacio donde el relato es fragmentario, deslavazado, como lo es la memoria. Subjetivamente el personaje insiste en unas ideas más que en otras. En los recuerdos, lo onírico y lo lírico se permiten tener más peso que lo objetivo.
-¿A qué género remite la mezcla de prosa y versos en forma de cantos?
-Me interesa la fractura de los géneros, la frontera inexacta, borrosa, cuando uno se inserta en otro o comparten recursos. Me gustan las propuestas arriesgadas, aunque Auletris sea en este sentido más clásica o por lo menos en ella los géneros sean más nítidos. Es cierto que en la novela he intercalado algún poema en boca de la protagonista. Otro personaje, el abuelo, recita como se hacía en la antigüedad los cantos épicos que remiten a una mitología conocida a veces, otras ficticia. Los pueblos iberos tenían probablemente una cultura oral rica que no nos ha llegado, o muy parcialmente, por referencias de los autores latinos. Como he dicho antes, el enfoque y la estructura de la novela son bastante líricos, especialmente en algunos capítulos. La velocidad del texto se parece a la de una piedra que cae rodando colina abajo: cobra velocidad, choca y estalla, hasta que en algún momento se detiene. Así es la vida de la protagonista, y este enfoque sería útil para estructurar un libro de poemas: por qué no una novela.
-¿Siente la presión academicista a la hora de escribir?
-Me siento muy libre a la hora de escribir y plantear una fórmula con la que me sienta a gusto. No me preocupan demasiado las tendencias, las escuelas, las críticas o la ausencia de ellas. Tampoco el género que sirva para describir una obra literaria. Sí puedo decir que la escritura de Auletris ha sido una de las experiencias más intensas que he sentido nunca.
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