Andrés Soria Olmedo presenta las obras completas de Lorca

Literatura

El espacio de Romanilla acogerá este jueves el acto, que contará también con la presencia de Luis García Montero

Retrato de un Lorca juvenil.
Retrato de un Lorca juvenil. / Archivo
Belén Rico

31 de marzo 2022 - 04:00

Granada/El Centro Lorca acoge este jueves la presentación de los dos volúmenes de las obras completas del autor de Bodas de Sangre, una edición que corre a cargo de Biblioteca Castro y que firma uno de los mayores especialistas en la obra lorquiana: Andrés Soria Olmedo, catedrático de Literatura de la UGR. El acto organizado por el Ateneo de Granada, contará con la presencia del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, también catedrático del departamento de la Facultad de Filosofía y Letras.

Los dos volúmenes que conforman la edición han visto la luz con dos años de diferencia, pues el primero de ellos, dedicado a la prosa y a su poesía, se publicó 2019; mientras que el segundo, dedicado al teatro, ha llegado a finales del año pasado a las librerías. El catedrático explica que son unas obras completas dedicadas a un lector culto, pues como es habitual en los volúmenes publicados por la editorial de la Fundación José Antonio de Castro, los textos lorquianos aparecen "limpios", sin notas a pie de página.

Andrés Soria Olmedo en una imagen de archivo.
Andrés Soria Olmedo en una imagen de archivo. / Archivo

Eso no significa que no se trate de una edición filológica que es prácticamente el trabajo de toda una vida. O al menos, desde 1986, año en el que recibió el encargo de ser el comisario del cincuentenario del asesinato de Lorca. A pesar del intenso trabajo de investigación académica desarrollado a lo largo de todos estos años y el cotejo de los textos con las ediciones previas -"en las que se deslizaban siempre erratas o lecturas mejorables"-, el trabajo filológico queda diluido en la lectura de las obras lorquianas, que aparecen ya limpias pero sin anotaciones de ese trabajo previo de pulimento.

"No contiene textos nuevos fuera de los canónicos. La edición de Galaxia Gutenberg de García Posadas que tenía un tomo más con toda la producción juvenil y con las cartas que no se han incluido en esta ocasión", señala Soria Olmedo sobre las diferencias con otras obras completas existentes. Aunque el catedrático no ha buscado ese propósito "hiperacadémico" que podía tener esa anterior edición -ahora ya desaparecida y que sólo se puede comprar como libros de viejo- sí ha podido hacer unas introducciones "extensas" para "explicar lo mejor posible el estado de la cuestión". "No es fácil porque la bibliografía sobre Lorca es inmensa. Es casi la segunda con más volumen en lengua española después de Cervantes", comenta.

El objetivo era explicar lo mejor posible el estado de la cuestión y salir al paso de los tópicos más graves sobre Lorca

El otro objetivo de Soria Olmedo en esos prólogos es "salir al paso de los tópicos más graves sobre Lorca", como "el enraizamiento en la tierra, en Andalucía", "el poeta gitano como genio poco leído"... "Ese tipo de ideas que se intentan como mínimo matizar", sentencia. "Lo fundamental es destacar a Lorca como un poeta y dramaturgo moderno que trabaja con elementos de la tradición pero siempre dándoles la vuelta. Y señalar también la imagen de artista curioso que fue capaz de internarse con bastante éxito en todas las posibilidades del arte", resume Soria Olmedo.

El primer volumen

Siguiendo un criterio cronológico, el primer tomo arranca con la prosa, con Impresiones y paisajes. Como señala la propia editorial, se trata de su primer libro publicado en 1918 a partir de una serie de viajes de perfil artístico y en él se descubre la mirada del joven Lorca que todavía está inmerso en el espíritu romántico mientras que sus Conferencias se insertan dentro de la necesidad de formación propio de la II República. En ellas reflexiona sobre la "Arquitectura del cante jondo”, o años después, sobre el entusiasmo gongorino que caló en muchos de sus contemporáneos.

El apartado de poesía se inicia con sus primeros versos en Libro de poemas (1922), donde refleja el paisaje de la Vega granadina y revela nostalgia de la infancia con ecos modernistas de Darío, Machado o Verlaine. En adelante y sin perder del todo la sensualidad modernista, experimenta con formas breves en Suites, mientras que en el Poema del Cante Jondo (escrito en 1921 y publicado diez años después) una voz nueva busca la esencia de lo andaluz e inserta siguiriyas o soleás.

Lorca conoció el folklore gallego por los músicos de la Residencia de Estudiantes y ya en Suites y Cancione, se aprecia la huella de la lírica galaico-portuguesa, tradición que dará como fruto los Seis poemas galegos compuestos entre 1932 y 1935.

Algunos dijeron que el Primer romancero gitano fue el libro de poesía más triunfal del siglo XX. Aquí el poeta combina el fragmentarismo del romance y la discontinuidad de la estética vanguardista. A la disciplina métrica de las Odas le siguen los Poemas en prosa (escritos entre 1927 y 1928) como respuesta a una mirada nueva en la que todo es emoción pura, que cristalizará poco después en la estética vanguardista de Poeta en Nueva York.

Entre 1931-34 Lorca escribe el Diván del Tamarit desde una voz trágica donde casidas y gacelas son recorridas por el deseo incesante como hilo conductor. Y en 1935 verá la luz esa elegía que llora la muerte de su gran amigo Ignacio Sánchez Mejías en la plaza de toros de Manzanares.

Por último, el volumen se cierra con las partituras de las canciones populares antiguas musicadas por Lorca y los once sonetos de amor escritos entre 1935 y 1936 -más conocidos como Sonetos del amor oscuro-, ciclo que no verá la luz hasta 1984.

El segundo volumen

El segundo volumen recoge todas su producción dramática, incluidos algunos textos inconclusos. Se inicia con El maleficio de la mariposa, un estreno que, en 1920, desconcertó al público aunque reconociesen a Lorca como gran poeta.

El manuscrito de Mariana Pineda, fechado en 1925, se construyó sobre la leyenda de la heroína que cantaba a la libertad y fue estrenada tres años después con un discreto éxito de público y crítica. Las acotaciones modernistas se materializaron en un montaje vanguardista, cuya escenografía y vestuario fueron diseñados por Salvador Dalí. Lorca continuó con su renovación de la escritura dramática concentrándose en el teatro para guiñoles (Títeres de Cachiporra, el Retablillo de don Cristóbal estrenada en 1934), un modelo que mezclaba lo cómico y lo trágico al que se añadió la genial colaboración de Manuel de Falla en el acompañamiento musical.

Las posibilidades de la farsa se abrieron entonces con obras como La zapatera prodigiosa (estrenada en 1930) que inauguró un periodo de febril actividad teatral al remontarse a la tradición del viejo y la niña bajo una mirada nueva, o el Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, un nuevo acercamiento al tema del matrimonio desigual estrenada en 1933.

El tomo también incluye los Diálogos, un cambio de registro dentro de su búsqueda de nuevas formas expresivas. En ellos se daba el ritmo acelerado y los planos simultáneos, en ocasiones fragmentos inconclusos, que reflejaban el experimentalismo de Lorca en torno a 1925.

Tras esta etapa, el dramaturgo viajó a Nueva York. En América escribió Viaje a la luna (influida por El perro andaluz de Buñuel) y El público, a la que se añade Así que pasen cinco años dentro del “teatro imposible” de influencia surrealista.

El éxito de Bodas de sangre en 1932 lo consolidó como autor dramático al revisar el tema de la honra lavada con sangre, tan común en los dramas del Siglo de Oro, con elementos que entroncan con la fatalidad de la tragedia griega.

El autógrafo de Yerma está fechado en julio de 1934 y su estreno, pocos meses después, tuvo un éxito clamoroso. Doña Rosita la soltera fue la última obra que Lorca estrenó en vida a finales de 1935. Su fama estaba en un punto álgido. De ahí se llegó a la más famosa de las piezas lorquianas que se estrenaron de forma póstuma en el exilio de Buenos Aires en 1945. Además de algunos textos dramáticos y de música para teatro, la obra se cierra con La casa de Bernarda Alba, cuyo manuscrito terminó en junio de 1936, dos meses antes del asesinato del poeta.

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