"Me faltaría a mí misma si no siguiera mis impulsos por gustar a los demás"
Entrevista Patricia Guerrero | Bailaora
La artista granadina, una de las grandes promesas del baile, presentará su personal 'Proceso eterno' este lunes a las 16:30 en el Teatro Alhambra dentro del ciclo Flamenco Viene del Sur
Granada/Patricia Guerrero (Granada, 1990) nunca se planteó dedicarse a otra cosa que no fuera la danza. "Me gustaba tanto lo que hacía desde pequeña que no tenía duda", cuenta la artista cuando se le pregunta por su profunda vocación. Su vida es -y siempre fue- el flamenco y el baile. Con 13 años iba al colegio y daba clases en el escuela de Mario Maya en La Chumbera cada mañana. Ese tipo de cosas, dice, le definen a una. De madre bailarina y padre futbolista, Guerrero heredó de ellos esa energía y esas ganas.
"La clave ha sido no ponerme nunca límites", resume la bailaora y titulada en Magisterio Musical, que atiende a este periódico antes de un ensayo. Recibió el Giraldillo a la Artista Revelación en la Bienal de Sevilla 2012 y desde entonces no ha parado de cosechar éxitos. "La tremenda presencia escénica de Guerrero es muy rara de ver en artistas de su edad", dijo de ella la periodista y crítica de danza Rosalía Gómez. La bailaora presentará este lunes a las 16:30 su personal Proceso eterno en el Teatro Alhambra.
-En primer lugar, ¿cómo ha pasado estos meses de pandemia?
-Los artistas lo hemos pasado regular por la situación en la que nos encontrábamos anteriormente. Había muchos vacíos en muchos aspectos. Mucha gente del gremio no estaba bien asegurada y ha recibido ayudas muy bajas. Yo soy autónoma. He sufrido la situación de muchos compañeros como si fuera la mía. A nivel artístico, ha sido duro porque en mi vida me he tirado tanto tiempo sin bailar. He estado cuatro meses sin pisar un escenario. En mi casa tenía una tablita que me la prestó la escuela de Lucía Guarnido. Me ponía en el patio a ensayar con permiso de mis vecinos. Eso me salvó. Hay otros compañeros, que viven en pisos, que no han podido ponerse los zapatos. Yo lo pienso y me entran escalofríos. Ha sido duro a nivel profesional, pero en lo personal hacía mucho tiempo que no pasaba tanto tiempo con mis padres en Granada, tanto tiempo en el mismo lugar.
-¿Cree que la experiencia del confinamiento se podría trasladar a un espectáculo?
-Todo lo que te sucede se extrapola al escenario de alguna forma. No creo que haga un espectáculo sobre el confinamiento y la pandemia, pero esas sensaciones o emociones siempre van a estar ahí. Todo eso te condiciona a ti y a tu arte.
-Presentará este lunes su espectáculo Proceso eterno donde habla de los ciclos de la vida. ¿Cómo evita un artista no repetirse?
-A base de mucho trabajo. Hay que currárselo a la hora de adquirir nuevos conocimientos o estar abierto a otro tipo de sugestiones artísticas. Estar abierto a todo lo que te venga es muy importante para que tú evoluciones y transformes tu arte. Es muy cómodo mantenerse en el mismo formato que te funciona o vas a ser aceptado. Me gusta mucho investigar y retarme a mí misma.
-En cada montaje arriesga y siempre sale de su zona de confort. ¿Se ha puesto límites en la danza?
-No me gustaría. Siempre tenemos nuestros prejuicios y nuestros límites mentales, sociales. Intento no hacerlo. Nunca he dicho que no a algo por miedo. Es muy importante no ponerte tú mismo barreras. En el momento en el que me las ponga, dejaré de evolucionar.
-El año que viene actuará en el Sónar y en un espectáculo con el Ballet Nacional de España. ¿Le asusta lo que puedan decir de usted los puristas del flamenco?
-Me lo han dicho. Hay gente que no comparte la línea con la que una artista trabaja y es totalmente respetable. A mí no me da miedo. Si a mí me diera miedo de lo que la gente pensara de mí a nivel artístico o personal. Es imposible tener a todo el mundo contento. Me faltaría a mí misma si no siguiera mis impulsos por gustar a los demás. Si alguien ve mi trabajo verá mucho trabajo. Si no le gusta o gusta menos es personal y personal. Acepto cualquier tipo de crítica y me gusta que haya diferentes opiniones.
-En sus obras hay una mirada crítica al mundo y está impregnada de feminismo. ¿Los artistas deben estar comprometidos con las causas sociales de su tiempo?
-No deberían vivir ajenos a ellas. A lo largo de la historia, los artistas han trasladado las quejas de la sociedad. El arte ha sido siempre muy combativo. No podemos quedarnos ahora en el muñeco folclórico. Es muy interesante que un artista se comprometa, ya sea con la calidad de la puesta en escena o con los mensajes que retransmita. Ya es un compromiso social porque tiene un compromiso con el arte. Me interesa que un artista hable de temas de actualidad aunque sea una pincelada. Nosotros llegamos a mucha gente. El arte es un espejo donde se mira la gente.
-Las direcciones de los ballets, de las instituciones que tienen que ver con la danza, casi siempre están dirigidas por hombres. ¿Por qué ocurre esto cuando hay mujeres cualificadas?
-Ahí está nuestra lucha. Espero que en menos de 20 años no tengamos esta conversación y las mujeres pueden acceder a cargos muy importantes en instituciones culturales y también políticas. Tenemos las mismas capacidades que los hombres, lo que pasa es que históricamente la mujer ha tenido siempre un papel secundario.
-Este domingo se cumplieron diez años de la muerte de Enrique Morente. ¿Qué le hubiera gustado compartir con él: escenario, barra de bar, amistad?
-Siempre he dicho que uno de los artistas con los que me hubiera gustado trabajar es Enrique. Me hubiera encantado haber hecho algo con él. Tuve la suerte de estar un fin de año en su casa hace 15 años. Fue circunstancial, era la pareja de un guitarrista. Fue el mejor fin de año de mi vida por haber podido escucharlo y por como nos trató la familia. Fue un regalo.
-Él nunca se puso límites a nivel artístico. Ahí está el Omega y sus colaboraciones con artistas ajenos al flamenco.
-Los artistas hemos aprendido mucho de su fuerza. Él apostaba por su arte, por lo que él sentía, por su intuición. Ese fue el valor más grande que nos enseñó además de su genialidad como artista. A mí esa valentía siempre me la ha transmitido él y también mi maestro Mario Maya.
-¿Qué proyectos tiene preparados para 2021?
-Estoy muy ilusionada con el proyecto del Ballet Nacional porque se inspiran en La Bella Otero, una mujer con un poder descomunal. Rubén Olmo va a hacer un trabajo precioso y voy a poder estar ahí. Pienso aprovecharlo muchísimo. Con la compañía ya estoy metida en un proyecto para 2022. Esto no para.
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