Pedro Cuadra, la lucidez de la pintura

Artistas de Granada

Granada Hoy inicia una serie de artistas emergentes y consagrados que han contribuido con su trabajo a impulsar, renovar y consolidar la creación plástica en la provincia

Pedro Cuadra, la  lucidez de la pintura
Pedro Cuadra, la lucidez de la pintura
Bernardo Palomo

28 de mayo 2020 - 05:00

Granada/Pedro Cuadra hubiese vivido en otro sitio, fuera de esta Granada artística, espectacular, con ese altísimo tanto por ciento de grandes creadores, no dudo que su nombre habría brillado más en el firmamento del arte actual. Se podría decir de otra forma: Pedro Cuadra es un pintor de Granada que brilla con la misma intensidad que el más importante de ese magnífico espacio creativo del arte que en la ciudad tiene lugar pero que, como hay tantos y tan buenos, los esplendores de todos producen una especie de contaminación lumínica que, a veces, diluye los perfiles. Tanto manifestado de una forma como de otra, estoy seguro de lo que digo. Porque este pintor es un artista grande, muy grande. Su obra lo descubre. Posee una clarividencia pictórica fuera de toda duda y su realidad se sustenta en una técnica determinante, en un dibujo definidor, elegante y base sobre el que se levanta una estructura compositiva llena de entusiasmo y trascendencia; además, el artista está en posesión de una sabia visión creativa y de unos perfiles abiertos donde tienen cabida los más preclaros estamentos figurativos.

Pedro Cuadra es granadino de 1972. Se licenció en la Facultad de Bellas Artes; dedicándose un tiempo al diseño gráfico; actividad que compartía con la pintura para, desde hace unos meses, afrontar en exclusiva el trabajo pictórico; lo cual nos permite decir que, es, todavía, un artista emergente con infinitas perspectivas y magníficas posibilidades. Desde muy pronto su obra ha copado los más importantes premios de pintura; sobre todo aquellos en los que el dibujo era motivo central. Pero la solvencia creativa de este artista no se sustenta sólo en los reconocimientos seguros que concede la participación feliz en certámenes y concursos. Esto no es nada más que un accidente, beneficioso, importante y muy necesario, pero sólo hitos en el discurrir de una carrera. Lo verdaderamente importante en el hacer del pintor granadino es su posición pictórica, su clara visión de un concepto representativo que sabe llevarlo a la práctica con entusiasmo y verdad.

Pedro Cuadra es un pintor sencillo, amable, sensato. Está muy al margen de los episodios exuberantes –a veces exagerados y hasta cargados de falsas imposturas– que tanto abundan en lo artístico. Él es artista silencioso, de pelea diaria en el taller ante un caballete amenazante que, sin embargo, atrapa el entusiasmo apasionado y apasionante del que ante él se sitúa. Es pintor minucioso, que sabe lo que quiere y cómo hacerlo; que no se deja llevar por modas y modos y que mantiene un ideario estético sin fisuras. Además, su pintura ilustra un universo que diluye fronteras entre lo real y lo ficticio; que inventa episodios presentidos en los que la realidad pierde su habitual imagen para ofrecer otra llena de sentido imaginativo. El artista granadino es relator de historias que están posesionadas entre lo que se ve, lo que se podría ver, lo que se presiente, lo que es real pero posee una fuerte carga de convicción o, por el contrario, lo que es imposible pero pudiera tener visos de realidad. La obra de Pedro Cuadra, en definitiva, oscila entre unos horizontes que reverberan en la lejanía haciendo que está más cerca de lo que pudiera parecer.

Happy hour
Happy hour / Pedro Cuenca

Cuando el espectador se pone delante de la obra de Pedro Cuadra advierte un cúmulo de sensaciones. En primer lugar se siente atrapado por la calidad técnica de lo que se observa, por un espíritu artístico lleno de trascendencia creativa, de rigor pictórico; es tanta la fuerza plástica de su dibujo, la solvencia de la representación que cuesta trabajo sustraerse a la perfección de la forma. Pero, no obstante, su obra no es superficial ni epidérmica por efectista; está suscrita bajo un prisma certero, sabio y con muchos signos salidos de un concepto culto y consciente. Al mismo tiempo, la mirada descubre historias muy bien contadas; relatos que transcriben realidad o ficciones llenas de entusiasmos narrativos.En definitiva, cada pieza de Pedro Cuadra nos transporta a una realidad artística superior; a un hecho trascendente que no deja indiferente y que permite el feliz encuentro con una pintura sin complejos, sin tiempo y sin edad.

The end
The end / Pedro Cuenca

La obra de este artista, redonda en fondo y forma, hace adentrarnos por las fórmulas de una pintura cierta, que no ofrece duda a nadie; cercana a todas las contemplaciones y, además, realizada sin trampa ni cartón; una pintura que no necesita un libro de instrucciones ni prospectos explicativos. Es una pintura que atrapa desde fuera y crea un inquietante pozo de entusiasmo.

Pedro Cuadra es un artista importante. Miembro de una generación lúcida y de ejecutores lúcidos. Un pintor en la misma onda que los más preclaros de cuantos componen ese momento dulce del arte que se hace en Granada y él, asimismo, en un momento de expectación como artista joven, emergente y lleno de ilusión.

stats