Locas, brujas, frustradas: mujeres que desafiaron al patriarcado hace siglos

Una charla en la Biblioteca de Andalucía

La investigadora Pepa Merlo dará este lunes una conferencia donde desmontará tópicos asociados a féminas que contribuyeron enormemente al desarrollo del mundo

Posible autorretrato de Clara Peeters, maestra del bodegón que vivió en el siglo XVII. / G. J.
Isabel Vargas

21 de octubre 2019 - 00:11

Granada/"Por temor a la burla ligada a una mujer científica, he adoptado previamente el nombre de M. LeBlanc". Lo escribió la matemática Marie-Sophie Germain en una carta dirigida a Karl Friedrich Gauss donde le explicaba el uso de un seudónimo masculino. Era la única manera hace dos siglos de que la féminas pudiera participar en la comunidad científica y presentar sus hipótesis. Esta pionera de la teoría de elasticidad se enfrentó a un mundo donde las mujeres se consideraban seres inferiores, y también a sus propios padres, que llegaron a dejarla sin luz, sin calefacción y sin sus ropas para que no estudiara.

No sería la primera ni la última mujer condenada al olvido en los libros y en el imaginario social. La investigadora Pepa Merlo dará hoy una charla donde desmontará tópicos asociados a mujeres que contribuyeron enormemente al desarrollo de la humanidad en la Biblioteca de Andalucía -a las 19:00-. Bajo el título Llámame bruja. Llámame loca, Merlo descubrirá "la vida de escritoras, políticas, filósofas y médicas que ejercieron una profesión en un momento donde éstas eran oficios masculino y donde la mujer sólo tenía que ocuparse de la familia y el hogar".

John Collier representa a Lilith en uno de sus cuadros. / G. H.

El punto de partida de la conferencia será el origen del mundo. La escritora hablará del personaje de Lilit, la primer mujer de Adán en la tradición judía. Según la leyenda, abandonó a su marido y se marchó del edén cuando Adán quiso mandar sobre ella -"yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual"-. "En la religión judía, la muerte súbita de un bebé la explican aludiendo a Lili -ella se ha llevado a tu hijo-. Al nacer, le ponen un amuleto a los niños que pone 'Lili,vete' en hebreo", explica.

A las mujeres no sólo se las ha asociado al demonio a lo largo de la historia, como es el caso de Lilit. También se las ha llamado brujas. "Hubo mujeres, la mayoría de clase alta, que crearon conventos seglares que escapaban a la jerarquía de la Iglesia. Vivían allí para poder estudiar y formarse tranquilas. Ellas conocían la anatomía, la astronomía, la botánica. La gente iba a consultarle por enfermedades o remedios. Tomaron un poder importante. En el Concilio de Trento desmantelan todos los conventos seglares", recalca.

"El Concilio de Trento intenta frenar el avance de protestantismo en Europa. De pronto, uno de los puntos del Concilio es limpiar los conventos. ¿Qué tiene que ver? Aprovechan para quitarse de en medio a estas mujeres con un poder que ni a la Iglesia ni a la sociedad les interesaba. Algunas se adhirieron de un modo pacífico a órdenes religiosas. Las que no eran brujas dominadas por el diablo", se lamenta.

Disfrazarse de hombre para ser libre

La conferencia estará protagonizada por mujeres de vanguardia. "Cuando hablo de este término sólo pensamos en las mujeres del siglo pasado. Hubo en todos los tiempos. Fueron mujeres valientes capaces de romper con todo de la forma que podían. De la manera a veces más radical. Médicos, botánicos, exploradores. Eran mujeres disfrazadas de hombres", aclara. El ejemplo lo pone Merlo con Jeanne Barret, una botánica francesa que descubrió más de 5.000 plantas y la primera mujer en circunnavegar el mundo travestida. "Vivieron camufladas como camaleones. Anulaban su propia personalidad y su género para que su obra o su profesión pudiera salir a flote", señala.

Jeanne Barret, la primera mujer en circunnavegar el mundo disfrazada de hombre. / G. H.

"Una pintora en el siglo pasado sabía que nunca iba a exponer un cuadro en un museo porque era una mujer. Jamás iba a exponer un cuadro, ni podía entrar en una academia. ¿Cómo se podía sentir una mujer ante un lienzo cuando sabía que nunca en la vida iba a ver un cuadro suyo colgado en un museo?", se pregunta Merlo, que alude al caso de Clara Peeters. La pintora flamenca fue unas de las precursoras del bodegón en los Países Bajos.

Un reconocimiento 400 años después

En 2016, Peeters se convirtió en la primera pintora protagonista de una exposición en el Museo del Prado 400 años después de su muerte. "Sólo pintaba bodegones porque era el referente que había en su casa. Su firma la ponía en los cantos de los cuchillos o se hacía un autorretrato en la copa de un bodegón", explica.

Una mujer observa la obra 'Bodegón con quesos, almendras y pretzels' en la muestra de Clara Peeters en el Prado. / Fernando Alvarado / Efe

Decían la filósofa, escritora y poeta Christine de Pizan en La ciudad de las damas que "cuando ella leía a tantos eruditos en tantos tratados arremeter contra una mujer, sentía que el género femenino era algo terrible. Que la mujer era algo contra natura, era un monstruo creado por la naturaleza", recuerda la investigadora, que cree que "un punto importante para avanzar en la igualdad es saber como se ha creado nuestra historia".

"La historia de la mujer no es más que una una historia inventada por el patriarcado, la historia de una horma. Estamos hechas con una horma y no nos podemos salir de ella. Es muy importante conocer esa horma y cómo se ha construido ese molde para salir de él", reflexiona Merlo, que opina que es muy importante saber porqué nos llaman así. Frustadas, locas y brujas, todas ellas desafiaron al patriarcado de una manera o de otra.

*La actividad está organizada por el Ateneo de Granada dentro del ciclo El pensamiento feminista contemporáneo.

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