Potencia delicada

Tamar Beraia, última ganadora del Premio del Público del Concurso Internacional de Piano de Santander
Antonio Cervera

27 de junio 2013 - 05:00

Programa: Impromptus Op. 90 nº 1 y 2 de Schubert, Sonata nº 2 op- 35 de Chopin, 'El Puerto' y 'Almería' de la suite Iberia de Albéniz, 'Mephisto-Walz' de Liszt. Lugar: Patio del Parador Nacional de San Francisco. Fecha: 25 de junio de 2013. Aforo: Lleno

La sensibilidad y la expresividad de Tamar Beraia consiguieron conmover el pasado martes a todo el que acudió a escuchar a una de las grandes promesas internacionales del ámbito de la interpretación pianística al patio del parador de San Francisco.

Un patio abarrotado donde el exceso de aforo obligó a sacar sillas de donde se pudiera, saqueando el comedor o los descansillos para encontrar un lugar donde colocarse. Como resultado, un público desordenado y colocado de forma anárquica en sillones, sillas de plástico, e incluso pufs árabes convirtió el escenario en algo cuanto menos singular, lleno de intimidad y familiaridad.

Sonriente y cercana, no sabemos si para no romper el ambiente creado, Tamar Beraia apareció con un elegante vestido negro para llevar a cabo una velada mágica donde el sonido del Stenway en el que tocó llenó el lugar de emoción, intensidad y sutileza.

Sentimientos intensos y expresión profunda son los términos que mejor definen las interpretaciones de Tamar Beraia. La pianista georgiana siente desde dentro la esencia de cada compositor, y así nos lo hizo saber demostrando con maestría que puede abarcar todo el repertorio romántico (por cierto, muy bien elegido)sin perder de vista los rasgos característicos de cada compositor.

De esta forma nos transmitió el romanticismo dulce y delicado de los impromptus de Schubert, la exaltación de los sentimientos encontrados de la Marcha Fúnebre de Chopin (llena de tristeza y de esperanza a la vez), la bravura y la casta española de Albéniz, y la simultáneamente delicada y potente grandeza de Liszt.

El dominio de Tamar Beraia de las posibilidades sonoras y expresivas del piano se apreció en la utilización de un amplio registro que abarcó desde la potencia más grandiosa a la delicadeza de un sonido de caja de música, así como en unas líneas melódicas muy bien definidas y un magistral uso de la polifonía y las voces secundarias.

Que su expresividad fuera óptima no implicó en este caso que su técnica fuera deficiente. El vals Mefisto y la Campanella de Liszt (esta última otorgada en forma de un bis con el que terminó por todo lo alto) dos obras de elevadísimo nivel técnico, la hicieron merecedora del abrumador aplauso que recibió.

Tamar Beraia demostró que para ella el piano no tiene secretos, y que la ejecución de difíciles ejercicios como trinos en pianíssimo, notas repetidas a alta velocidad, saltos, pasajes de octavas, o prestos ágiles no suponen para ella un problema.

Poco que reprochar, aparte de alguna nota escapada o una interpretación de El puerto que podía haber tenido más salero, en lo que fue sin duda una interpretación magnífica del repertorio romántico para piano.

Su capacidad para conmover y su sensibilidad hacen de la última ganadora del Premio del Público del prestigioso Concurso Internacional de Santander una gran promesa de futuro, llamada a seguir la carrera de grandes mujeres pianistas como Marta Argerich o Alicia Delarrocha.a.

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