"Prefiero comprar un libro especial a irme de vacaciones"

Carlos Ballesta. Escritor

El cirujano y experto en temas moriscos presenta su nueva novela histórica sobre 'Beatriz de Salcedo. La esclava blanca', una mujer que llegó a ser "virreina" del Perú.

Ballesta, en el jardín de su carmen albaicinero.
Ballesta, en el jardín de su carmen albaicinero.
G. Cappa / Granada

11 de diciembre 2014 - 05:00

El cirujano y escritor Carlos Ballesta (Tejeda, Las Palmas, 1947) pasa de la figura de Diego Hurtado de Mendoza a la de Beatriz de Salcedo, una esclava que llegó a ser "virreina" de Perú, estuvo en la fundación de la Ciudad de los Reyes (Lima) y que pasa por ser la introductora del cultivo del trigo en este país y de la moda morisca en el vestir que ha llegado hasta el siglo XX. Todos los hechos y los personajes de Beatriz de Salcedo. La esclava blanca (Ediciones Miguel Sánchez) son históricos, aunque se ha permitido la licencia de hacer granadina a la protagonista pese a que sus orígenes son desconocidos. Eso sí, por ser morisca es una posibilidad que bien podría haberse dado en realidad. El autor presenta la novela mañana en el salón de plenos del Ayuntamiento (20:00 horas).

-¿Qué diferencias hay entre dos mujeres como Beatriz de Salcedo y doña Marina 'La Malinche', la compañera de Hernán Cortés?

-Son dos personajes distintos que no tienen ninguna relación en cuanto al estrato social de procedencia y papel en la conquista de un imperio y de otro: Azteca e Inca. El papel de la Malinche sería similar al de Inés de Hualias, que tomó por esposa Pizarro y con la que tuvo hijos. Beatriz era un ejemplo de la mujer morisca de la España del siglo XVI.

-¿Qué hay de real y que ha puesto usted de su cosecha sobre el personaje de Beatriz de Salcedo?

-Todos los personajes que aparecen en la novela son reales, existieron tanto en el reino de Granada como en la conquista del Perú; todos los lugares existen y todos los he visitado para describirlos en la novela. Es una novela muy documentada, una forma de novelar la historia.

-No deja de ser curioso que, en las dos grandes epopeyas de la historia española, aparezcan dos mujeres como una parte fundamental de la expedición. ¿Hacía falta algo más que ardor guerrero para conquistar un imperio como el Inca?

-El imperio Inca se conquistó gracias al apoyo de otro imperio que había sido esclavizado por los Incas, los Mochicas. A la astucia de los conquistadores y a la pelea entre los dos hermanos Atahualpa y Húascar por heredar el imperio de su padre recién muerto. Pero es cierto, detrás de los ejércitos había mujeres soldaderas (prostitutas). Quizás haciendo buena la frase "del descanso del guerrero". Pero de las cinco mujeres que llegaron con Pizarro a la conquista, ninguna era prostituta. Eran valientes y aguerridas mujeres que acompañaban a sus maridos a la conquista, como lo hacen hoy en día en las empresas o en los proyectos familiares.

-De esclava y prostituta a casi dueña de un Imperio... Parece el argumento de 'Gladiator'...

-Yo le diría que es más el espíritu de una mujer ambiciosa, astuta, inteligente y vengativa. Quizás por esto ha gustado tanto a las mujeres que la han leído. Como dice el editor "todas quieren ser Beatriz de Salcedo". No le voy a contar más para que el lector la descubra, pero puedo garantizarle que la novela engancha, atrapa desde la primera página.

-Diferentes estudios hablan de las influencias moriscas en Perú y en algunas expresiones culturales, ¿tiene mucho que ver en esto la protagonista de su obra? ¿Por qué en cambio no se aprecian influencias judías, estos prefirieron no embarcarse con destino a América?

-Sí, Beatriz y otras moriscas que llegaron después, incluso el propio Pizarro solicitó al rey llevar dos esclavas moriscas para su servicio personal, Pero especialmente Beatriz. Ellas marcaron las costumbres del Perú que aún perduran y que tan bien refleja el historiador peruano Ricardo Palma en su libro Costumbres y tradiciones que recomiendo lean. En cuanto a los judíos, habían sido expulsados de España medio siglo antes y no estaban siendo perseguidos como pueblo en ese momento de la conquista de Perú, pero alguno debió pasar a América también, aunque no en el primer momento de la conquista.

-Su anterior libro estaba protagonizado por Diego Hurtado de Mendoza. Ahora vuelve con otro personaje que usted hace nacer en Granada, este sólo unas décadas anterior. Habiendo nacido en Tejeda, ¿por qué se centra de nuevo en una misma época y en una trama que, aunque acaba desarrollándose en Perú, también vuelve a partir de Granada?

-Quizás por mi amor hacia Granada, su historia, su gente... Porque desde los seis años en que me ingresaron interno en el colegio del Sacromonte he estado ligado a Granada, donde estudié Medicina y donde siempre he tenido vivienda. Aunque nací en Tejeda (Las Palmas), mis padres eran del Valle del Almanzora, donde las costumbres moriscas aún perviven e impregnan la vida cotidiana.

-¿Qué recuerdo queda en el Perú actual de esta heroína?

-Sus costumbres, forma de vestir, como la tapada limeña, el trigo de calidad que lleva el nombre de trigo de Beatriz de Salcedo. Su biznieta fue Amarilis Indiana, la poetisa más famosa del siglo XVII. El palacio familiar de los García Salcedo se destruyó en 1968 para hacer edificios modernos... Una pena.

-Su Fundación almacena cerca de 2.000 piezas pero, ¿cuáles son las que tienen más valor para usted?

-Los libros. Hay ejemplares del siglo XV, algunos incunables, pero muchos de medicina. Los mapas y grabados, alguno de Tolomeo, pero sobre todo los que compré casi destruidos y tras meses de restauración ahora parecen nuevos. Es como cuando opero un enfermo que se está muriendo, o tiene una enfermedad grave que puedo curar. Siento una felicidad y una paz interior difícil de explicar, pero que compensa todo el esfuerzo realizado.

-¿Cómo ha ido acumulando este material a lo largo de su vida?

-Es el resultado de mis padres, de mis maestros y profesores, de los que me enseñaron a leer y amar el arte. A fin de cuentas la cirugía es un arte; un arte y a veces casi un milagro. El resto ha sido fácil: subastas, anticuarios y herederos de coleccionistas. Siempre he preferido comprar un libro a realizar un viaje de vacaciones.

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