Rayden: "Quiero destinar toda mi energía a la escritura"

Rayden, David Martínez Álvarez, escritor

Rayden: "Quiero destinar toda mi energía a la escritura" / Fernando Taranco
Belén Rico

25 de abril 2023 - 14:07

Granada/David Martínez Álvarez se desviste de Rayden en su debut como narrador en El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, publicada en Suma de Letras. . Una novela que es poesía, teatro, tragicomedia, denuncia social, una historia de amor urbano contada a de forma libre para y en la que la verdad aflora como un mosquito en el zumo. El músico, poeta y escritor presentará este miércoles a las 18:30 horas en el marco de la Feria del Libro de Granada. Una nueva faceta que tanto le ha gustado al que fuera campeón mundial de la Reb Bull Batalla de Gallos en 2006 o candidato elegido por RTVE para el Benidorm Fest 2022 que ha decidido colgar los guantes como músico.

-Es su primera incursión en la novela. ¿Cómo se siente más cómodo: poeta, músico, novelista...?

-La novela ha supuesto encontrar en el lugar donde poder crear con todo el hambre del mundo y con todas las ganas.

-Es una obra por peculiar en cuanto a la forma, porque incluye desde largos textos poéticos a capítulos que son charlas de WhatsApp. ¿Hay algún autor que te haya inspirado formalmente o ha sido completamente libre?

-Completamente libre. Evidentemente creo hay escritores como Rosa Montero, Manuel Jabois o Ray Loriga que me gustan mucho y puede verse algo de ellos, sobre todo a la hora de buscar esas analogías imposibles. Pero lo de las conversaciones de WhatsApp, por ejemplo, me parecía inevitable, porque es un síntoma de nuestros tiempos. Sería irreal redactar llamadas de teléfono cuando la gente ya lo utiliza para todo menos para hablar.

-En ese sentido, es muy fiel a lo que sería la vida de unos personajes de 25 y 27 años. Incluso en las referencias culturales, con citas a éxitos televisivos como Juegos de tronos. ¿Ha querido establecer referencias cómplices con sus lectores?

-Sí, en el caso de de Sáhara, la mujer cactus, es una persona que vive en esa cárcel de flores que es el negocio familiar. Como no tienen una vida social muy grande, le sirve para poder tener una vida a través de series y películas. Al contrario de Ciro, el hombre globo, que es más amante de los libros.

-Desde el mismo título, El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, el lector espera una historia de amor, pero es un romance que se cuece a fuego muy lento, pues tardan 100 páginas en conocerse, 20 más identificarse...

-Sí, porque creo que es una radiografía de un durante, de todo eso que ocurre antes y quería mostrar como actúan dos amebas emocionales en medio de esta sociedad líquida, que se encuentran en el peor día de su vida. Me encantaba jugar con eso y, sobre todo, utilizar -con todas las comillas del mundo- una historia de romance como un caballo de Troya con el que colar toda la problemática social y las nuevas formas de interrelación.

-Se abordan muchas cuestiones sociales y laborales, como la precariedad de los riders o el drama de muchos pequeños negocios familiares para gente que no ve otras salidas profesionales y vitales. ¿Esas cuestiones son las auténticas protagonistas de la obra?

-Ningún escritor puede describir su propia obra porque siempre llegará un lector que te va a desmantelar el chiringo. Pero en mi caso sí que me apetecía mostrar eso. Ciro es una persona que huye de una casa acomoda para no seguir los pasos de su padre y una noche de lluvia tiene un accidente con un rider y suplanta su identidad para ayudarlo. Quería hablar de la Ley Rider y esas suplantaciones de identidad, pero en este caso a la contra: una persona de nacionalidad española toma la identidad de otra.

El músico deja la música para concentrarse en la escritura. / R. G.

-Queda muy bien reflejada la precariedad de alguien que no tiene ni derecho a una baja laboral con varias fracturas de huesos.

-Sí, y con un jefe que no existe, un trabajador virtual al que le tienes que decir a todo que sí o pasas a ser el último en la lista de espera de servicios.

-Ahora que es una figura pública conocida y reconocida con una trayectoria profesional muy diferente. ¿Este tipo de historias tienen parte de recuerdos, siguen llegando por amigos o son lecturas de prensa?

-Me gusta explicarlo así: todos los personajes son versiones de mí, como si yo fuera una estrella de mar y me arrancase puntas. Cada punta es una entidad que crece, diferente, pero que tiene mucho que ver conmigo. Creo que cualquier persona, cualquier hombre que intenta revisarse, siempre ha sido un Ciro. Como padre con miedo de ser una figura ausente, siempre he tenido algo de Sahara. Cuando soy un poco incendiario en redes soy la abuela Concha, la políticamente incorrecta... Y me gustaba eso, mostrar facetas de mí mismo.

-A parte de los problemas laborales, el drama familiar es el otro protagonista. ¿Cree que es otro de los temas constantes de la historia de la literatura?

-Cualquier tipo de de concepción artística va a parecer una vanguardia, que es un hijo que mata al padre. Creo que también es algo que nos acompaña desde desde el principio de los tiempos porque todos los niños nacemos con un arma-mata-dioses (o mata-demonios) porque tenemos endiosados a nuestros padres y hay un momento en el que toca bajarles del pedestal y establecer una relación horizontal con ellos. Muchas veces cuando matas al dios que crees que son ves que no hay nada en ellos, que no son referentes y ahí tú decides que estén en tu vida o no. Me gustaba reflejar esta novela como una historia de padres ausentes y como los personajes lidian por arrancar esa costra y emprender también su propia vida.

-Cantante, poeta, escritor... ¿En esa personalidad múltiple hay alguna predominante? ¿Cuál de ellas ha cogido más peso?

-Escritor. De hecho, lo que he sentido con la novela, nunca había sentido antes como creador. Ya he anunciado mi retirada de la música: el disco que ha salido este viernes ha sido el último. La pieza que faltaba del puzzle para que se entendiese la imagen completa. Voy a hacer una gira de despedida hasta agosto de 2024 y ya dejaré de dedicarme a la música en primera línea: compondré para otras personas, produciré, incluso a lo mejor podré ser manager de otras artistas... Pero quiero destinar toda mi energía a la escritura.

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