Los Reyes Magos tocan la guitarra
Las aficiones de los mayores a veces se transmiten a los niños, que piden de regalo un instrumento musical Saber elegir bien, clave para mantener el interés de los más pequeños

Quien tenga hijos, sobrinos o amigos con hijos pequeños sabrá que la carta a los Reyes Magos suele estar plagada de peticiones que un adulto ni siquiera es capaz de entender. El último monstruo con nombre extraño, una muñeca que hace las cosas más variadas o juegos de construcción que reproducen algún mundo desconocido son algunos de los objetos que los pequeños suelen pedir. Pero, ¿qué pasa cuando un niño de repente pide una guitarra? ¿Quedará el instrumento abandonado a los pocos días en un rincón como tantos juguetes?
Pues parece que esto sucede en pocas ocasiones, según explican desde La Guitarrería, tienda especializada ubicada en la céntrica calle Navas de Granada, propiedad el guitarrero Miguel Ángel Bellido y María Eugenia Roldán. Normalmente, cuando un niño se interesa por un instrumento "suele ser porque le apetece y porque los padres lo van a apuntar a clases de una forma organizada", explica María Eugenia Roldán. "Lo más normal es que los padres y los hijos vengan juntos y con la misma ilusión" porque en muchas ocasiones los progenitores tienen ya algún contacto con la guitarra, aunque no se dediquen a ella profesionalmente.
En esto coincide también el profesor de guitarra flamenca Rubens Silva Silva, natural de Arcos de la Frontera (Cádiz), aunque afincado en Granada, que da clases de guitarra flamenca a alumnos de todas las edades, aunque ya con 16 años dio sus primeras clases en colegios de su localidad natal.
De su experiencia de bastantes años, Silva explica que el "peor caso" que se puede dar con un niño como nuevo alumno de guitarra es que el maestro tenga que decirle a su padre o su madre "ven tú a dar las clases porque el niño no tiene interés", algo que sucede en muy contadas ocasiones, pero que se puede dar si es uno de los progenitores el que siempre quiso aprender a tocar y nunca tuvo la oportunidad.
Pero eso no suele ser así, sino que lo más habitual es que en la casa haya un instrumento, los padres quieren enseñar al hijo a tocarlo y el niño también tiene cierto interés porque lo ha visto en casa, explica. Aunque también se da el caso del niño que, sin existir ninguna vocación musical en su casa, se interesa por la guitarra y, por supuesto, quiere que le compren el instrumento.
Para esos padres que se enfrentan por primera vez a la afición musical de los niños, La Guitarrería vende una guitarra de tamaño cadete de calidad media -"no es de fabricación china, sino española y con buenos materiales", especifican- que tiene un precio de 208 euros. Por si la afición empieza por la bandurria, también las tienen para niños, de la misma calidad que las guitarras, a un precio de 250 euros.
En la tienda, además de guitarras de iniciación, se pueden encontrar guitarras hechas a mano por los guitarreros granadinos Manuel Bellido, Jesús Bellido y Miguel Ángel Bellido, entre otros, y tienen su propia marca, que están diseñadas, revisadas y ajustadas por el propio Miguel Ángel Bellido.
En todo caso, en Granada hay muchos guitarreros artesanos que elaboran instrumentos de gran calidad que son buscados por profesionales de todo el mundo. En el mes de mayo pasado se publicó el libro La escuela granadina de guitarreros que recoge la historia de su profesión y el proceso del trabajo.
Esta publicación de la Diputación de Granada, coordinada por el guitarrero canadiense residente en Granada John Ray, recopila a los guitarreros granadinos en una obra válida para todo tipo de público, ya que, según contaba en su presentación, le puede interesar a los guitarristas, los coleccionistas, las tiendas de guitarras, los aficionados -a la construcción y al toque- y a las personas interesadas en conocer Granada,
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